La inocentada de Don Manué
Me levanto y me voy
Víctor Fernández 28/12/2016 |
No hay que esperar al 28 de diciembre para presenciar inocentadas. Nos rodean a diario y el pueblo asume su papel de inocente, inocente con pusilanimidad. La conversión de las Navidades en una borrachera eterna e infame es una inocentada que cada año presenta novedades. Ahora, las cenas se alargan desde el mes de noviembre y la última creación del personal es... 'La Tardebuena'. Inocentada es sufrir la peste del paro y aún mayor ver cómo la ciudad se hunde en su parálisis general. Inocentada es tener que aguantar cómo los progres repiten sin hastío "compañeros y compañeras", "todos y todas"... Imbéciles. Inocentada es colocar un nuevo Tanatorio en la entrada de Sevilla Este, al lado de eternas colas de coches, enfrente de un centro comercial con su Corte Inglés y sus cines bien despachados y escoltado por un Mac Donalds y un establecimiento de pollos fritos. Se trata que quemar carne. Los políticos ya no respetan ni a los muertos, a los que han decidido gastarle la última inocentada antes del adiós definitivo. Tremendo.
Pero para inocentada es la que el denominado 'Betis libre' lleva gastándole a la afición desde hace más de un lustro. Que en medio de una tremenda decadencia deportiva bestial el presidente Ángel Haro hable más de baloncesto que de fútbol y adelante que construirá un despacho en la ciudad deportiva para estar muy muy muy cerca del entrenador sólo puede ser producto de una broma de un día tan señalado como este 28 de diciembre. En el Betis se teme que Lopera y Castaño muevan las piezas en la próxima Junta para torpedear al actual Consejo. Van mal encaminados. La mayor inocentada que les pueden hacer es permitirles que sigan en el cargo.
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