Batman

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 17/03/2019

Batman ha vuelto, quizá para hacer su último servicio. Luego abandonará Gotham para refugiarse en su particular “Mansión  Wayne”, el refugio donde residen los más jóvenes. Nunca tuvo que pisar esa tierra quemada en la que se ha convertido la secretaría técnica desde que se marchara Monchi. Las ganas por mantenerse activo, los deseos de regresar a su casa, la maldita manía que tenemos los humanos de no saber decir no lo metieron en un lío del que ha salido corneado. Supongo que él lo sabe y que lo asumirá con esa rabia que siempre le hace mantenerse inquieto.

Nadie entiende los motivos por los que el club permitió que Machín viajara a Praga. La falta de decisión y valentía que sí se tuvo en otras ocasiones hizo que el alma del pentacampeón quedara tirada en una cuneta. Con todo perdido, con la moral por los suelos y un equipo desacreditado sólo quedaba una última llamada al Michael Keaton sevillista. Y no lo ha dudado, como nunca dudó salir en la noche más peligrosa el murciélago salvador. Caparrós se plantó en Barcelona sin la armadura, la capa y el antifaz de Batman. Acudió con sus canas, con 500 partidos en su mochila, con su chicle y sus nervios, con unos botines modernos y una rebequita algo antigua para tapar la indecente hemorragia que sufría el equipo. “No es quién soy, sino qué hago, eso es lo que me define”, la frase es de Batman, pero define a este particular tipo que responde al nombre de Joaquín Caparrós.