muchodeporte.com : Víctor Fernández

Esperando al profeta

Me levanto y me voy
Víctor Fernández
Víctor Fernández
04/05/2019

La afición prefirió irse del estadio antes que pitar a Joaquín Caparrós. En el fútbol se representa la vida más plena. Si un amigo te llama a las cuatro de la mañana diciendo que tiene un cadáver en el maletero, no dudas. Sin preguntar, contestas: ¿dónde tengo que ir con la pala? Después de la tercera puñalada en el costado, el sevillista asumió un año repleto de errores inaceptables, pero se retiró a su casa antes que mostrar su rabia contra uno de los suyos. Si hubiese sido otro el que hubiera confeccionado la plantilla y el que hubiera estado en el banquillo, el Sánchez Pizjuán habría ardido entre llamas gigantescas. No sé cómo acabará la temporada, quizá sea lo de menos. Pase lo que pase, la destrucción del sueño es evidente. Sólo tienen que mirar a los ojos a los sevillistas y la tristeza les helará el alma.

La alianza eterna con Caparrós evitó el incendio y la presencia de Monchi en el palco impidió que la decepción tornara en hundimiento. La sombra del autor de la gloria del Sevilla es pronunciada  y en ella se refugia ahora mismo toda la ilusión de recuperar la grandeza perdida. Hay que ser muy sevillista y tener los huevos bien colocados (perdonen por la expresión, pero no encuentro otra más representativa) para asumir el reto de rehacer dos años de disparates. Visto lo visto, sólo la fuerza de un profeta como Monchi puede reconstruir a la banda de Gnagnon… Es casi milagroso que no haya salido corriendo después de ver un centro del campo conformado por Rog y Mesa. La inercia y la magia que el Sevilla acumuló en sus años exitosos es lo que ha sostenido a la entidad ante una temporada inexplicable en la que toda la secretaría técnica ha acabado en el banquillo. Sin duda, un extraordinario juego de improvisaciones inauditas.

En todo este descrédito asumido la prensa también tiene su parte de responsabilidad. Desde hace un tiempo, el nivel de exigencia ha descendido inexplicablemente. Yo confienso… Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa… Cada uno en una medida ha barnizado los errores con cierto buenismo que sólo lleva a la destrucción. Al más puro estilo progres. Pero no se enoje con el periodismo, porque usted prefirió irse del campo antes que señalar a los culpables.


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