La creencia

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 23/02/2021

El Sevilla no va a ganar esta Liga, pero para lograrlo en el futuro debe creer con toda la fe que le quepa en el pecho que aún puede cazar esta temporada al Atlético de Madrid. No es un juego de palabras, es el poder de la mente. "Me sentí rebosante de alegría al darme cuenta de que podría cambiar el curso de mi vida mediante el simple hecho de cambiar mis creencias", relata el doctor Lipton en La Biología de la creencia. ¿Creen que es casualidad el poder devastador del Sevilla en la Europa League? En esa competición, el Sevilla se siente de verdad poderoso y… gana. Es el peso en la camiseta, el mismo poder que el Real Madrid luce en la Champions. Si el Sevilla de Juande Ramos hubiese tenido en sus alforjas la grandeza que posee ahora este club, ese equipo hubiese ganado la Liga. Nadie creía en esa opción, nadie se paró a pensar que podía ser verdad. Faltaba la creencia, la misma que hay que alimentar desde hoy.

No sabemos cómo acabará la historia de esta temporada, pero el camino es apasionante. Cada uno es libre de manejar su vida como le apetezca. Algunos deciden vivir siempre con la sombra del riesgo y otros se refugian en el conservadurismo. Las dos son formas dignas de caminar. Nadie debe  estar autorizado a juzgar al prójimo. Sólo los imbéciles recomiendan salir "de la zona de confort". Pero es de estúpidos no lanzar a correr los sueños en el fútbol, donde no hay nada que perder. Que el aficionado sevillista no se desborde, por lo menos durante unos días, con la opción de estar sentado en la partida por la Liga con los otros tres grandes es incomprensible. La temporada del Sevilla es admirable y debe ir acompañada de la ilusión desmedida. Sólo los pobres de espíritu no disfrutan plenamente por el miedo al fracaso. La gloria del futuro pasa por madurar la creencia en el presente. La Liga, la vuelta en Barcelona, el viaje a Alemania… ¿Qué más da lo que ocurra si no se disfruta de la posibilidad de alcanzar el éxito? “El miedo es un mecanismo  genial de la inteligencia para evitar dolores posibles. Pero cuando estás dominado por el miedo, la presión se apodera de ti. Vives como un pobre desgraciado. Hay que aligerar el alma humana del componente de miedo irracional”, reflexiona desde su retiro el maestro Escohotado…