muchodeporte.com : Víctor Fernández

¿Pudo Serra Ferrer fichar a Velázquez?

Me levanto y me voy
Víctor Fernández
Víctor Fernández
26/11/2014

La capacidad que el Betis ha alcanzado para autodestruirse a diario es fascinante. Un misterio inexplicable que muta en situaciones rocambolescas y absurdas. Habría que revisar en los archivos para encontrar un caso similar: una crisis deportiva acaba primero con el presidente y dos consejeros, después liquida al entrenador y desentierra la opción de recuperar al técnico que desterraron ni hace un año. Y todo en menos de 24 horas. Insisto, delirante. Sobre Julio Velázquez está todo dicho: fue una locura fichar a un técnico escasamente preparado. Un mal aprendiz de Guardiola, un producto del marketing y la escena. De su paso por aquí ya sólo me queda una curiosidad: ¿quién fue el genio que lo contrató? A ver, a ver… Domínguez Platas y sus mosqueteros seguramente ni lo conocían, el entorno dañino sólo maneja conceptos básicos para asaltar al club sin poner un duro, al director general no se le reconoce ni una idea y Alexis, por entonces, era simplemente la avanzadilla de... Lorenzo Serra Ferrer. ¡Alto! Sería genial que la orden de apostar por Velázquez la hubiese dado alguien que ni siquiera trabajaba aún oficialmente en el club. Sin duda, si en algún sitio puede suceder algo parecido eso es en el ‘Betis libre’.

La dinámica autodestructiva se ha llevado por delante otro proyecto desnudando el fracaso de esa casta encorbatada que ha sido incapaz de generar un líder de verdad. Juan Carlos Ollero, en su carta de presentación y sin quererlo, ha enunciado la mayor crítica que se le haya hecho a los inoperantes dirigentes béticos: “La administración judicial no es excusa para una mala gestión”. Si Ollero no quiere engordar la nómina de presidentes ridículos tendrá con urgencia que rodearse de consejeros eficientes, de un director deportivo con experiencia, de un buen entrenador y, sobre todo, liberarse de ese entorno dañino que quiere mandar como mandan en las hermandades y en las casetas de feria. Ese entorno siempre escondido y amante de las censuras, de los viajes gratis y que por narices quiere colocar a Serra y a Mel. Si Ollero no se mueve rápido, en días estará envuelto por la extensa y pegajosa red de los encorbatados y será hombre muerto.

 


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