Cabildo

Mantillas que relucen más que el sol

Semblanza del Jueves Santo

José María Pinilla
José María Pinilla
06/04/2023

Hay tres jueves en el año que relucen más que el sol…” rezaba el antiguo dicho, que igualaba el esplendor de este día al Corpus y la Ascensión. La jornada de las mantillas y las visitas a los sagrarios nos permite disfrutar de hermandades que son Historia de nuestra Semana Santa. Si en los días anteriores hemos podido ver algunas cofradías surgidas en el pasado siglo XX, ahora el coto queda reservado a las que presumen de siglos de solera. Arrancamos en orden cronológico allende el río, en el barrio de Los Remedios, de donde el señorío de la Virgen de la Victoria cruzará el Guadalquivir para bendecirnos. Algo más tarde, la Ronda Histórica será el escenario para la muy antigua hermandad de los negros, cuyo Crucificado entre elegantes faroles de caoba pondrá el primer punto solemne del día.

La recuperada Santa Catalina se abrirá para la sobrecogedora escena de la Exaltación de la Cruz. Los resignados ladrones que acompañan a Cristo en el tormento aportan la humanidad entre los indiferentes colaboradores de estas muertes. La delicadeza de las Lágrimas de María, bajo palio sostenido entre espadañas conventuales, cerrará tan ejemplar cortejo. De la vetusta plaza de los Carros nos llegará el Señor implorante frente al ángel, mientras los Discípulos sucumben al sueño y no acompañan su vela. El tintineo de los rosarios de la Novia del Jueves Santo a los elegantes sones del maestro Borrego (hagan por verla con Paso de Palio) nos elevarán al cielo.

Tan insigne día sacro se cierra –aunque este año alguna adelanta su horario y afronta inexplicables rodeos– con tres señeras corporaciones. El paso de los espejitos entronizará al Señor que recibe la ignominiosa corona de espinas, cuyo rostro dolorido limpiará después la mujer Verónica. El llanto de la Virgen del Valle será acompañado por las emotivas notas de Vicente Gómez-Zarzuela. Mientras, junto al antiguo cenobio dominico de San Pablo, la escena del Descendimiento nos helará la sangre ante la mirada perdida de María, que hasta se ha quedado sin lágrimas que derramar. Concluirá el Jueves Santo con la presencia de la perfección del dolor, que solamente el genio de Martínez Montañés pudo plasmar en la madera. No se vayan cuando pase y esperen el exquisito conjunto de la Señora de la Merced con la compañía del Discípulo amado. Ya en breve asomarán más nazarenos por las calles, pero ésa es otra historia...