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El Gobierno francés quiere deporte con público ya en julio

Lucas Haurie
Lucas Haurie
30/05/2020

El día de la suspensión de la Ligue 1 por orden gubernamental, avisábamos aquí de que Francia no podía ser en ningún la referencia de España en materia futbolística. La importancia del fútbol profesional de clubes en el vecino transpirenaico es muy relativa, para desesperación de algún dirigente preclaro como Jean-Michel Aulas, presidente del Olympique de Lyon, que mostró hace unos días su enfado ante la cascada de reanudaciones en toda Europa: “Somos gilipollas”. Se entiende el disgusto del presidente lionés, fuera de los torneos continentales por primera vez en más de veinte años, pero el diagnóstico es distinto: pesan más otros intereses.

Édouard Philippe, el primer ministro del gabinete Macron, estuvo tan raudo a la hora de cargarse las ligas profesionales de fútbol y rugby como diligente para salvar Roland Garros y el Tour, los dos eventos deportivos que vertebran Francia… y que suponen la parte del león del negocio televisivo. Pasado lo peor de la pandemia, ya prepara el terreno para que “se celebren torneos de tenis delante de 5.000 espectadores –un tercio del aforo de la Philippe Chartrier–, nuestro gran enemigo son las grandes aglomeraciones”. Antes de que acabe julio, seis semanas antes de los primeros sets en la tierra batida parisina, entrará en vigor esta medida.

La ministra de deportes, Roxana Maracineanu, refrenda las palabras de Philippe en una entrevista concedida este sábado al diario L’Alsace. Esta exnadadora con medallas olímpicas y mundiales se pregunta que “por qué no vamos a abrir el deporte a los aficionados desde finales de julio. Mi voluntad es que las federaciones y los organizadores de eventos permitan la entrada de grupos controlados de espectadores”. Por ejemplo, a los partidos amistosos que el PSG debe jugar para preparar la fase final de la Champions o a las finales de las copas nacionales… lo que podría servir de inspiración para el Athletic-Real Sociedad pendiente en La Cartuja.