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Mundial de Atletismo 2019, 1º D.U.B (después de Usain Bolt): ¿Llega Coleman?

EL Escaparate

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
29/09/2019

En la anochecida europea del viernes, sólo 40 mujeres acabaron los 42 kilómetros y 195 metros de maratón más lentos en las 17 ediciones de Mundiales de Atletismo de la IAAF que se cuentan hasta ahora mismo. Esto era el arranque de esta edición actual, la número 17 del evento, en Doha (Qatar), la de más tardía celebración en un año natural... y de más espantosas condiciones para los atletas, sobre todo los de medio y gran fondo, además de los marchadores. Con velocistas y saltadores... las cosas cambian bastante. En la maratón femenina, disputada en un horno desértico, a 32,7 grados centígrados de temperatura del aire, prevaleció, casi como la última mujer en pie, la keniana Ruth Chepngetich: 2h 32m 43s. El porcentaje de retiradas en esta terrorífica maratón femenina fue del 41% y al menos dos de las participantes terminaron en el hospital, entre un rosario de desfallecimientos. "No había aire para respirar", clamaban las maratonianas. En presencia de un bastante indiferente -incluso cínico- Lord Sebastian Coe, presidente de la IAAF, Federación Internacional de Atletismo, las escenas de horror se repitieron -e intensificaron- en los 50 kilómetros marcha, celebrados en la tórrida medianoche del sábado al domingo. Aquí, el veterano podólogo español Jesús Ángel García Bragado se presentaba 'amunicionado' para la media centena de kilómetros con brebajes de ¡¡glicerina!! y constantes baños de agua caliente, casi hirviendo...

"No ha habido problemas mayores, el maratón es, quizá, la prueba más dura, y no nos consta ningún episodio con pronóstico grave", confirmaron fuentes de la organización que encabeza el Emir y Príncipe qatarí Al Hammad (el señor de gafas y expresión seria que emerge en una de las fotos tomadas en Doha por el aquí firmante, en la última captura de la 'Galería'. Además de Hammad y de su 'general manager', Omer Khalifa, las otras fotografías que irrumpen en este artículo, todas en operaciones personales del firmante, son, por orden, de Usain Bolt (en Toronto y en Kingston, Jamaica), la imagen escaneada de la ecografía de la rotura tendinosa que terminó por retirar al propio Bolt; la del keniano campeón mundial de jabalina y gran favorito al título, el cazador Julius Yego, del Valle del Rift (Eldoret), con 87,73 metros lanzados este mismo julio; además, otras varias del también campeón mundial de altura Mutaz Essa Barshim, de Qatar, poseedor de la segunda marca mundial de todos los tiempos, con sus 2,43 de 2014, sólo por debajo de los 2,45 del buen madridista cubano Francisco Javier Sotomayor Sanabria: 'Soto'. De padres sudaneses emigrados a Qatar para trabajar en tareas de construcción, Barshim -formado en la Academia ASPIRE, en Doha- intentará colgarse el oro mundialista para Qatar, tras un 2018 infernal en el que se pasó seis meses varado por lesión. Pero este mismo verano, Mutaz Essa Barshim ya ha saltado...2.27 y ha regresado a las apuestas para el oro: aunque eso será, lógicamente, con permiso de rusos y ucranianos.

COLEMAN, 'BÓLIDO' DE 1,75: 9.76 EN 100... SIN BOLT.- Entretanto, y en la final masculina de 100 metros lisos de anoche (tras los 8.69 del jamaicano Tajay Gayle para el oro del concurso de longitud, con decepción del cubano Echevarría -bronce en 8,34-, y con Eusebio Cáceres séptimo en 8,01)... se impuso al fin Christian 'Chris' Coleman: de Atlanta, Georgia, 6-3-1996, formado en la Universidad de Tennessee. Con sus ajustados 175 centímetros de altura, Chris Coleman se entrena en las pistas de North Carolina State con Tim Hall. 

Anoche, ante una concurrencia más bien discretita en el acalorado Khalifa Stadium de Doha, y con 0,6 de viento a favor, el revolucionado y potente Coleman voló en la recta del hectómetro (tras reacción al tiro en 128 milésimas de segundo) con nada menos que con 9.76: por 9.89 de Justin Gatlin, plata con 37 años y grises cabellos... y 9.90 para De Grasse): estos 9.76 de Coleman se tratan de la plusmarca mundial de 2019 y es la sexta marca individual de todos los tiempos (aunque Mo Greene hizo 9.79... hace 20 años, en 1999). Sólo hubo un jamaicano en la final de Doha: Yohan Blake, con 9.97 para la quinta plaza. Por la gatera y por simples formalidades burocráticas, Coleman, bólido medianete y sudista de 1,75, ha escapado por milagro a una dura suspensión de la temible Agencia Estadounidense AntiDopaje (USADA), al no comparecer ('no show') a un total de tres controles por sorpresa. Hasta en eso es Coleman el actual hombre más rápido del mundo. Pero en fin, todo esto, a estas alturas, da casi como un poco igual. Porque...

El 5 de agosto de 2017, a las 21:45 y diez segundos y en la final de 100 metros de lisos del Mundial IAAF londinense (edición número 16 de los Mundiales IAAF) se cerraba en el Olympic Stadium de Londres la alucinante carrera (en todos los sentidos) de Usain St. Leo Bolt, el llamado 'Relámpago': sin duda, el mayor fenómeno de todos los tiempos en la velocidad mundial. Desde ya le ponemos todos los asteriscos que se deseen al lado de un tal Jesse Owens, quien ganó y batió todo lo que había ganar y batir, en longitud y velocidad corta (hasta 200 metros)... pero que solo compitió en los célebres Juegos Olímpicos de 1936, los del bulo colectivo sobre Hitler y el triunfo conjunto de Alemania, sin Mundiales -que no existían-... y sin competir en más Juegos: no ya por la II Guerra Mundial, sino sencillamente... porque Owens fue descalificado por la AAU, la Asociación Americana de Deporte 'Amateur', casi al momento de regresar de Berlín. Entonces, el eximio presidente demócrata Franklin Delano Roosevelt se negaba a recibir a los deportistas negros triunfantes en la Casa Blanca. Hoy son los deportistas negros (es decir, afroamericanos, no vayamos a liarla) los que se niegan a ir a la Casa Blanca de Trump. Véase Stephen Curry. En fin y a ello.

Bolt, 'Superman' o 'Relámpago', cumplió 33 años el pasado 21 de agosto, casi dos años después de cerrarse los fastos mundialistas de Londres... de los que acabó retirándose en el relevo 4X100, arrastrando tremendo desgarro en el tendón proximal que ancla el bíceps femoral al hueso isquion izquierdo: ya casi en la pelvis. Esa fue la lesión que puso KO a Usain Bolt en la noche del 12 de agosto, en Londres, en la recta final del 4x100... y la que le despidió sumariamente de las pistas, sin darle siquiera oportunidad de un 'meeting' o un 'Farewell Tour' de despedida, en Zúrich, Kingston o donde hiciera falta. Es una rotura explosiva; para entendernos, calcada a la que derribó -solo un mes después- al flamante fichaje barcelonista Ousmane Dembelé. Esas roturas de tendón conllevan un mínimo de cuatro meses de inactividad, pero la rehabilitación siempre sería mil veces millón más minuciosa en un 'armatoste' con el chasis y la edad de Bolt: 1,96 de altura, 33 años, 95 kilos, grupo musculares hipertrofiados y machacados...

El 17 de agosto de 2017, Bolt hizo público un tuit en su cuenta personal, @usainbolt, en el que revelaba el 'scan' de resonancia magnética que daba cuenta del desgarro ... para intentar convencer a quienes le habían acusado de 'falsear' la lesión."Tristemente, tengo desgarro de la inserción proximal miotendinosa del bíceps femoral en el isquiotibial izquierdo con retracción parcial. Tres meses de rehabilitación". El tuit y la imagen de 'scanner' (cuya captura se adjunta) estuvieron muy pocas horas a la vista, antes de que Usain se arrepintiera y borrara esa imagen, ciertamente íntima. A Bolt nunca le ha gustado hablar de sus lesiones, pero esta vez era especial. Continuaba: "Usualmente, no hago públicos mis informes médicos, pero tristemente me he sentado y escuchado a gente que cuestiona si estaba lesionado de verdad. Nunca he sido uno que engañe a mis 'fans' en modo alguno y todo mi deseo en los Campeonatos (Mundiales) era solo correr una última vez para mis 'fans'. Gracias a mis 'fans' por el apoyo continuo y ahora descanso, cicatrizar y a pasar al siguiente capítulo de mi vida. #Love&Love Alone. #Amor y solo Amor".

LOS ONCE TÍTULOS MUNDIALES DE USAIN.- En 2017 y en las semifinales londinenses de 100 metros, Bolt había cedido ante Coleman por primera vez después de 45 carreras victoriosas en serie, desde 2013. En la final del hectómetro en Londres 2017, los propios Gatlin (9.92) y Coleman (9.94) dejaron a Bolt (9.95, igualando su mejor marca del año) sin el oro mundialista, por primera vez en una carrera en pista de 100 o 200 desde el Mundial de 2007, en Osaka. En 2011, en la final de 100 del extraño Mundial de Daegu (Corea del Sur), Bolt fue descalificado por salida nula sin siquiera llegar a competir. Usain también perdió el oro olímpico del relevo 4x100 de los Juegos de 2008, en Pekín... pero fue 'a posteriori', ya en 2017, tras la descalificación por dopaje de su 'coequipier' jamaicano Nesta Carter, convicto de consumo de esteroides: a Michael Johnson le pasó algo similar con el 4X400 de EE UU en los Juegos de Sydney. En total, once títulos mundiales (más dos medallas de plata y una de bronce)... y ocho medallas olímpicas de oro adornan la carrera de Usain Bolt: muy posiblemente, el mejor atleta de todos los tiempos: con todos los permisos de un tal Jesse Owens. Aunque aquí habría que salvar muchísimas circunstancias.

En Campeonatos globales, Mundiales o Juegos Olímpicos, Usain Bolt, renombrado 'fan' del Manchester United (lo del Real Madrid no se lo crean, no fueron más que juegos de mercado) solo perdió oficialmente esas dos carreras... de las 21 'globales' que disputó entre 2008 y 2016. Ya en 2017 vinieron las dos derrotas definitivas en Londres. Sus tres mejores marcas en 100 explotaron en Mundiales y Juegos Olímpicos, así como... las cinco mejores en 200, la prueba que Usain disfrutó más que ninguna otra: con la salida de la curva. Era 'su' prueba. Inevitablemente, los tres colosales registros mundiales del 'Relámpago' Bolt, en 100 (9.58, +0,9 de aire a favor), 200 (19.19, con -0,3 en contra) y 4x100 (36.84) van sellados en finales de Mundiales (Berlín 2009, las dos individuales) y Juegos Olímpicos: Londres 2012, el relevo 4x100.

Según el balance de 'Forbes' para 2017-18, Usain Bolt ocupa el puesto mundial número 23 entre los deportistas mejor pagados con ingresos de 34,2 millones de dólares (32 en 'sponsors' y 2,2 en rendimientos deportivos, en un año realmente rácano para él); en el puesto 88 de las celebridades mundiales, Bolt maneja contratos con Puma, Hublot, Gatorade, Sprint y Poker Stars... a través de la agencia 'Pace Sports Management', que controlan Ricky Simms -buen amigo del agente español Miguel Ángel Mostaza- y Gina Ford. Está lejos de los 500 millones de dólares de valor de facturación ('net worth') que se adjudican a un negociante como Magic Johnson o los 350 de Shaquille O'Neal, pero... todo puede andarse.

Lo único seguro es que el tiempo ha pasado. Y cómo. Con la fuerza de una de esas zancadas masivas de Usain que todavía en 2012, en Londres superaban los 400 kilos de potencia desplazada -por cada zancada monstruosa- en cada impacto en la goma sintética de los clavos lanzados por un pie número 52: punta del impacto de una anatomía... sobrenatural y 196 centímetros de altura. La final de 100 de los Juegos de Londres fue la última vez que Bolt bajó de 9.70: marcó 9.63, con +1,5 metros de viento a favor. Es más, desde 2012, el campeonísimo de las junglas jamaicanas de Trelawny solo bajó dos veces de 9.80: y fue para ganar sus títulos mundiales de 2013 (Moscú, 9.77) y 2015: Pekín, 9.79. El oro de los Juegos de Río, su tercer 'number one' olímpico seguido en 100 metros, se lo colgó Bolt con unos 'modestos' 9.81.

Usain Bolt, él mismo, ha sido siempre un 'storm front', un selvático frente de tormentas de Trelawny, un prodigio salvaje: como la imagen cibernética generada por computador que causa efectos casi paranormales.... un tifón de un solo hombre, un tornado tropical que azotaba de costado al demarrar y que abría el efecto paranormal de que purasangres como Tyson Gay, Justin Gatlin, Andre DeGrasse o Asafa Powell... se difuminaran tras su cadera como torpes plantígrados disecados en cemento o con los pies atornillados al suelo de la pista. En la York University de Toronto, en 2006, un tal Benjamin Sinclair Johnson, Ben Johnson, también de la 'parish' jamaicana de Trelawny, hacía observar esto: "El día que Usain equilibre bien el balance de los brazos y los lleve bien cerrados, apuntando al frente y sin abrirlos... puede bajar de 9:40, y hacer 'thirtysome' ('treintaialgo'). Cuando lo vea, hágame el favor de decírselo..."

Todo era increíble. Pero sucedió, estalló, explotó. Y ya no se ve cómo puede volver a ocurrir, si es que Dios tiene un modo para ello. Dios o HWMW: Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt Todos los tratamientos del médico-guru alemán que el mundo conoce como Hans-Wilhelm Müller-Wohlfährt (precisamente: el 'amigo' bávaro de Pep Guardiola) pueden no ser suficientes para recuperar al Bolt de 2008 o 2009. Ni siquiera al Bolt de 2012. Entre 2010 y 12, Müller-Wohlfahrt sí recuperó el ya castigado tendón del sóleo de Bolt a base de terapias con células madre. Pero ahora van a cumplirse seis años de aquella última carga de los Juegos de Londres. A Bolt, con la espalda muy exigida por sus propios y masivos desplazamientos de potencia nunca le gustaron los machaques de entrenamiento: con lastres o pesas, en hierba o en la pista del National Stadium de Kingston, donde ya tiene una estatua (ver imagen adjunta). ¿Podría plantearse Usain un programa para competir en los Juegos de 2020, en Tokio, casi a los 34 años y sufriendo un horror para hacer 9.90 pelados en 100...? No, no se ve. "Hay cero posibilidades de que vuelva a competir en las pistas", dijo el mismísimo Bolt en febrero pasado... tras marcar 4.22 en 40 yardas (unos 37 metros), sin zapatillas de clavos, bajo techo y sobre césped artificial, igualando la plusmarca de la NFL, la Liga Profesional de fútbol americano. Era la semana de la 'Super Bowl' y la propia NFL convocó la prueba/'test'/'show'.

En la década 2008-18, desde los Juegos de Pekín, el atletismo vivió de Usain Bolt, sus 'shows' -que llegó a criticar durante Jacques Rogge, expresidente del CIO- y sus récords de ciencia-ficción. Y Usain Bolt, lógicamente, ha vivido del atletismo. Todas las sospechas sobre un presunto dopaje, dadas las fallas del sistema de control en Jamaica, y dados todos los recovecos de su siniestro entrenador, Glen Mills... no cristalizaron en un solo control positivo. Cayeron en controles varios de sus rivales más importantes: Gay, Powell, Gatlin. Y casi toda Rusia, cuya entera Federación continúa suspendida oficialmente por la IAAF. Pero Bolt, no. El atletismo estadounidense y el galáctico 'Oregon Project', de Nike y del inquietante Alberto Salazar, con Mo Farah en el 'Project', quedaron bajo sospecha perenne del ojo controlador de la USADA del detective Travis Tygart. Como un relámpago, Usain Bolt (buen amante del dulzón ron jamaicano 'Appleton'...) se elevó sobre detectives, pantanos y ciénagas. Y caminó sobre todas las aguas turbulentas. Desde la primera década del Siglo XXI, el atletismo mundial vivió bajo su impenetrable escudo protector... que ahora ha desaparecido. Y eso, aunque ahora también salga Noah Lyles y haga ¿19.40...? en el 200 de Doha. Lyles (22 años, 1.80 de Florida, otro 'bólido mediano') ya lidera el ranking mundial de 2019 en el doble hectómetro con sus 19.50 (viento en contra: -0,1) del pasado 5 de julio, en La Pontoise, Lausana. Entrenado por Lance Brauman (Tyson Gay...),  el elástico, flexible Lyles lanza las piernas hasta límites insospechados para un velocista: en altura, y con su 1,80 escaso, Noah Lyles ha subido en concurso oficial a 203 centímetros sobre el listón. Y se dispara hasta 31.87 en 300 metros. Pero...

VACÍO; AUSENCIAS... VAN NIEKERK.- ¿Puede el atletismo vivir sin Usain Bolt, puede sobrevivir acechado por sombras  y vampiros de dopaje... cuando ya no puede alimentarse siquiera del escaso brillo de un sensacional campeón tan tímido y poco 'vendible' como es Wayde Van Niekerk, el extraordinario cuatrocentista sudafricano? Pues... Van Niekerk, estrella de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro y allí mismo plusmarquista mundial en 400 lisos (43.03), destronando a Michael Johnson y sus 43.18 del Mundial sevillano de 1999... tiene ahora su proyección deportiva gravemente comprometida. Wayde se destrozó la rodilla en enero de 2017, en Sudáfrica, en un partidillo-trampa de 'touch rugby' entre famosos... y desde entonces, lo mejor que ha hecho en 400 ha sido 47.28: este mismo 2019, en febrero, y tras dos años completos de inactividad y recaídas. 

Niekerk (de Ciudad del Cabo, 27 flamantes años, 1,80 de altura, rodilla troceada y remendada) intenta regresar como sea a su mejor versión -¿será posible?- y para ello, y tras tratarse precisamente en la Clínica Aspetar, en Doha... ahora se ha recluído monacalmente en Italia, en Gemona del Friuli, donde le guian su entrenadora sudafricana, Ans Botha, y su médico, Louis Holtzhausen. "Se trata de escuchar mi cuerpo. Mi principal objetivo es cuidarlo y cuando llegue la oportunidad, tomarla. Por ahora no quiero apresurarme o ponerme presión. Estoy feliz y en paz con estar dónde estoy", ha contado Van Niekerk desde Italia. Hay otra triste y dolorosa ausencia: la del fantástico talento keniano Nicholas Bett, campeón mundial de 400 vallas en 2015, en Pekín (47.79)... y fallecido en 2018, a los 28 años, tras volcar su 'todoterreno' Toyota Prado en Lesos (Kenya), entre las jorobas de la tremebunda carretera (?) keniana de Kapsabet-Eldoret: en plenas alturas volcánicas del Rift,

Otros ilustres (y felices) ausentes que no echarán de menos el horno de Doha: el somalí británico Mo Farah, cuádruple campeón olímpico en 5.000 y 10.000 metros, entre Londres y Rio... y siempre bajo incesantes sospechas de dopaje, bajo la sombra de Alberto Salazar y ese taimado 'Oregon Running Project' de Nike. Farah ha abandonado las pruebas en pista para centrarse en las carreras de maratón, quizá menos vigiladas, pero con excelente flujo de ingresos: exactamente lo mismo que hace el monstruo keniano Eliud Kipchoge. quien espera reventar el récord mundia de maratón por debajo de las dos horas, y mucho más temprano que tarde. Probablemente, en Viena: ya mismo. La baja de Farah concede relieve y tensión al duelo descarnado y a cuchillo limpio del noruego Jakob Ingebrigtsen con las jaurías africanas del Rift en 1.500 y 5.000 metros, distancias donde el brillante Ingebrigtsen tendrá más bien cruda la repetición de sus éxitos en los Campeonatos de Europa. 

Y no cabe olvidar a Caster Semenya, a la que su situación cromosómico-hormonal la ha llevado a una atípica situación de entrentamiento 'alegal' con esa IAAF de Coe: de tan doble, dudosa y 'buenista' moral, a imagen y semejanza de su presidente.  "Quod licet Iovi, non licet bovi" ('Lo que es lícito para Júpiter no es lícito para todos'), dice el aforismo latino... y suscribe Coe. De todos modos, al mejor registro de Semenya en 800 (1:54.25, 2018)... aún le queda casi un segundo para amenazar de verdad el brutal récord mundial de la tanqueta checa Jarmila Kratochvilova, el 26-7-1983 en el Olympiastadion de Múnich: 1:53.28, la más antigua plusmarca mundial en todas las listas.  

Por su parte, Usain Bolt continúa ligado al deporte de muchas maneras (sobre todo, via anuncios comerciales) y... a través de esas apariciones que hace en el fútbol de competición (?), como en Australia, Alemania, etc. Es cierto que a la NBA y al mismo deporte del baloncesto no perjudican que Michael Jordan aparezca a pie de cualquier pista o haga sus anuncios. Pero lo que la gente quiere de verdad es ver al Jordan matador de aquellas dos finales en Utah, el de 1996, 97 y 98, ¿no? Pero ese 'Air' Jordan no va a volver. Y el Bolt de 2008-12... ese tampoco va a volver. Con certeza. El Relámpago no volverá a alumbrar a Superman. Sin su escudo, el atletismo 'classy', estilista, remilgón y pelín farsante de Lord Sebastian Coe se queda un poco más desnudo. Hay un Chris Coleman. Y hay un Noah Lyles. Pero no hay otro Bolt. Peor aún, no, habrá otro Usain Bolt.