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Ana Mesa, Sevilla (y Coria) en los Mundiales de balonmano: 1970-80

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
22/12/2019

Muchos años después  -¿han pasado 45, 47 años...?-, Ana Mesa Villa (Coria del Río, Sevilla) aún ha de recordar aquella tarde remota en la que Don Reyes Narro, Director de 'su' Colegio, el Colegio Nacional Cerro de San Juan, en Coria, la llevó a conocer el balonmano, ahí junto a la Ermita coriana del Cerro. "Lo que hizo Don Reyes fue poner dos porterías con dos piedras, darnos una pelota de goma y poner a jugar allí en el patio de cemento a todas las que pudo ir reuniendo". Con Ana Mesa jugaban a balonmano en el Cerro de San Juan, en Coria aquellas sus amigas: Beli, Nunci, Adela, Guille, Villarrubia, Manuela, Lola...

El interés ilusionado de Don Reyes Narro se expandió incluso por colegios de Sevilla, como el San Juan Bosco o la Trinidad, donde más tarde la propia Ana Mesa daría clases de Educación Física.

Pero en menos de una década, de aquel equipito coriano de Don Reyes sólo ella, Ana Mesa, había explotado como una fuerza de la Naturaleza: Ana se trataba de un puro, indomable fenómeno que llevó a la explosiva jugadora de Don Reyes, antes socorrista en la vieja Piscina de Coria, la de Joaquín Gutiérrez Pérez... a competir hasta en tres Mundiales femeninos de balonmano: entre 1977 y 1983. Dos Mundiales 'B', durante su etapa en el desaparecido CREFF de Sevilla y otro más, este ya en las filas del equipo supercampeón que fue el Iber valenciano. Todo ello se hace saber en estos tiempos semiprimitivos, que combinan la ignorancia generalizada con el desconocimiento más genuino y la más pura y simple barbarie.

Pues todas estas apariciones internacionales de la fenomenal jugadora de Coria que se le 'había aparecido' a Don Reyes Narro en el Cerro de San Juan ocurrían, entre 1977 y 1985, entre Alemania, Italia, Francia y, por supuesto... España: tan cerca o tan lejos de Coria, siempre según se mire. Hoy, la Federación Española de Balonmano concede a Ana Mesa Villa 14 internacionalidades oficiales, con cuatro tantos anotados. Mesa compartió equipo (CREFF) y época con otras dos internacionales sevillanas, algo mayores que ella: María José Matito (siete internacionalidades) y Rosario 'Charo' Ortiz: doce veces internacional. "Pero, si no me falla la memoria, ellas no fueron a ningún Mundial. Sí creo que también fue convocada May Mármol, otra compañera en el CREFF". Sin embargo, los registros oficiales informatizados de la Federación Española donde constan Mesa, Matito y Ortiz no dan referencias oficiales de internacionalidad a May Mármol: de otra excelente familia de deportistas sevillanos; los sevillistas de rugby recordarán al sensacional pilar que fue Luis Mármol.

¿Hemos escrito los 'sevillistas' de rugby...? Pues sí, y mal camino llevamos. Pero no por lo que pueda suponerse, sino porque, en efecto... y entre los años 70 y 80, el Sevilla Fútbol Club manejó y financió una importante sección de rugby: del mismo modo que, entre 1963 y 65, la entidad de Nervión dispuso de equipo titular en Primera División de baloncesto, con nombres tan ilustres en sus filas como Adolfo Beneyto, Quino Abascal, Ramón Guardiola, Juan Alcaide, Antonio Díaz-Miguel... o Juan Ignacio Barrero, presidente del Senado entre 1996 y 1999. 

EL SEVILLA... Y EL DEPORTE DE SEVILLA.- Y ahora y aquí, uno se siente (perdón, 'Gabo') como el padre del coronel Aureliano Buendía, cuando en la ancestral Macondo llevaba a sus hijos a conocer el hielo. Porque, del mismo modo que tuvo rugby y baloncesto, el Sevilla también contó con secciones importantes de atletismo -donde ascendió a Primera División de clubes- y halterofilia, de las que se encargaban pioneros como Luis Toro, Alberto Muñoz, o Augusto Carlos Rodrigo: hermano del polìtico Antonio Rodrigo Torrijos, para lanzar deportivamente a Antonio Casado, entre otros. 

Y no sólo era el Sevilla (de Don Eugenio Montes, etc), que también: no cabe cincelar el friso deportivo de la Sevilla de los años 70 y 80 sin teclear nombres como Antonio Mejías Solís (que depositó al rugby sevillano en Primera División a través del Club de Campo RACA, antes de ponerse a dirigir las instalaciones de Chapina, sucesoras del Estadio de La Macarena)... los entrenadores de atletismo José Luis Montoya, Pepe Lorente y el fallecido Antonio Jiménez; con ellos, atletas internacionales como José Luis Ruiz Bernal, Aurora Moreno, María Jesús Fernández, José Luis Monar o Juanjo Grillo. O el velocista Casto Domínguez Duque. O el cuatrocentista Eligio Fernández. 

Además, 'sucedieron' dos equipos de baloncesto cuya rivalidad, en Segunda División o en Tercera, ponía de bote en bote el pequeño, recoleto Pabellón de Chapina con bastante más allá del millar de espectadores en los años 70 y 80: el Club Amigos, el heredero del gran equipo escolar de los Maristas de los años 60, con Enrique Rojo, Fernando Rodríguez López, Antonio Prieto (pronto, rumbo a Primera División), los hermanos Gallardo -todos, dirigidos por Luis Armengou, Gerardo Íñiguez, Paco Pozo...- y, frente a ellos, el mejor Coria de Vicente Rodríguez Sosa, Fulgencio Casanova González y el sensacional base Manuel Rodríguez Domínguez: quien también había jugado a balonmano en el Cerro de San Juan coriano, en los mismos tiempos que Ana Mesa Villa.

EL NATACIÓN, LOS INTERNACIONALES: EL PADRE MIGUÉLEZ.- Junto a los deportes de pista y campo -donde el rugby ofrecía un 'derby' tras otro en el torturado campo de Chapina, con el RACA/CAR Portaceli, el emergente Ciencias, Sevilla, Arquitectura, los hermanos Lama, Josemari O'Kean, Juan Antonio Arenas, Bosco Abascal, Juan Pommarez, Pepe Herrero,Miguel Carmona...-, 'esa' Sevilla de los años 70 y 80 ofrecía un mosaico de deportistas internacionales como probablemente no se haya vuelto a repetir. Del Club Naútico Sevilla -y del brillo del ojo conocedor de Salvador García- emergieron piragüistas olímpicos como los hermanos Gerardo, Álvaro y Sergio López Espejo... también junto a olímpicos y campeones mundiales de remo: Manuel Vera, Luis María Moreno Perpiñá, Willy Muller, José María de Marco, los hermanos Molina o Enrique Briones. También desde el Naútico, Julio Moreno Perpíñá, hermano del campeón de remo, daba a conocer al gran público el sugerente mundo del 'windsurf': entonces, 'tablas deslizadoras a vela', TDV.

En el Club Natación Sevilla relucía la barbuda personalidad de Francisco de Asís Mateos, el mito olímpico de la halterofilia, presente en tres Juegos Olímpicos, ente 1968 y 76... y luego descubridor y entrenador de otros campeones nacionales como Fernando Pimentel o José Manuel Díaz Chaves, 'Pirri'. Al borde de la flamante pileta cubierta de la calle Trastamara se hallaba el magisterio de Lorenzo Muñoz Izal: y de esa misma pileta de Trastamara emergieron tritones como Diego Rojas Romero, socio de Pineda, pero forjado en el Círculo de Labradores... que llegó a la final del Mundial 1975, en Cali, séptimo con el 4X100 de España junto a Comas, Pujol y el gran Santi Esteva. Hoy, Diego Rojas devora récords entre los 'Másters' de veteranos. En el agua con cloro de Trastamara también se curtieron Javier Díaz -que se fue a entrenar a Indiana University, la guarida 'hoosier' de los 'peces humanos', con el imperial Doc Counsilman- o Javier Ojeda; y en la piscina del Círculo Mercantil, otro club privado con buenos equipos, destacaba un campeón: Francisco José Fernández. En el Club Militar Deportivo -solar patrio de la familia Chaves González- y en su equipo de baloncesto se alzaba y disparaba otro fantástico alero de ataque: el hoy abogado Miguel Rodríguez Castellanos. En realidad, gente del deporte sevillano, tan destacada como Leonardo o Antonio Chaves o el propio José Luis Sáez Regalado, son hijos deportivos de estos trepidantes años 70/80.

Chapina era el reducto del Club Amigos del Baloncesto (que ficharía a Rodríguez Castellanos), club que llegó a pisar la Primera 'B' en 1979-80: pero también, del propio CREFF o del Calasancio de División de Honor de voleibol, donde Pepe Díaz instruía a los Borges o a Kiko Terreros sobre los colosos soviéticos del CSKA (Savin, Sapega, Moliboga) o los 'millonarios' españoles del Son Amar. Rafael Díaz consolidaba en Primera División al San José de balonmano, con Justino de Anca como figura o el guardameta José Román, Juan Beaus y Romero Moragas. Esto, mientras el Ademar, con otro lanzador coriano, Juan Caro, seguía los pasos del San José en la Universidad Laboral: hoy, Pablo de Olavide... y en el San José, Eloy Fonseca construía su propio y excelente equipo de voleibol para chocar con el potente Calasancio: ahí iban Ignacio Baena, Mantero, Puente, Villachica...

Cuando todo esto ocurría, el padre Gabriel Miguélez, CMF, misionero claretiano Hijo del Corazón de María, ya habia concebido su propio reino terrenal del hockey sobre patines en el Colegio San Antonio María Claret de Heliópolis, casi a la sombra del campo de un Betis que entrenaba mucho en el durísimo campo terrizo del Claret: y a la pista de losetas del Colegio Claret tuvieron que venir a a jugar, en División de Honor de hockey sobre patines y en los años 70, el Barcelona, el Reus Deportivo, el Voltregá o el C. N. Reus. Eso, ante un Patín Claret que les oponía a aquellos chicos-apóstoles que habían seguido el Evangelio en patines según el Padre Miguélez: Javier Bores (tristemente fallecido, poco después), Juan Sabaté, Curro Gómez Pascual, Andrés Pomares, Joaquín Cuesta o...  Luis Garvey: 'Mejor Deportista Masculino Andaluz', en premio otorgado por el Ayuntamiento de Sevilla o José Manuel Román: todos entrenados, mayormente por Francisco Domínguez Cordón. Garvey sería una estrella del 'rink hockey' español: ganó la Liga con el Liceo coruñés y acabó su carrera deportiva en Italia como un consumado profesional, ya en los años 90. El Padre Miguélez aún vive e impresiona entre los misioneros claretianos de Don Benito: igual que hacía y se mostraba ante tremebundas fracturas abiertas, en aquellos deportivos fines de semana de enero de 1972.

CREFF Y MEDICINA.- Justo casi cuando Ana Mesa pasaba a integrarse en el CREFF, en 1976, el equipo sevillano del Medicina ascendió a Primera División de baloncesto, de la mano de José María Rojo y con jugadoras como Julia Ponce, Marga Cortés, Laura Pascual o Rafaela de Alba. Ahí, y en 1976-77, Miguel Gallardo compartió tareas de dirección técnica con ese temible bético José María ('Pepe') Rojo. Muy poco después, la Academia Preuniversitaria haría campeón de España a su equipo femenino de voleibol, con Santiago Romero al frente. 

Casi se pedían ya demasiadas cosas... al tiempo que surgía para el baloncesto de élite y desde Carmona -donde le ojeó Miguel Gallardo- un tal Andrés Jiménez, el 'Worthy español' en el Barcelona campeón de Aíto; Andrés ascendió a la élite y refulgió junto a Morales Nino (Natación Sevilla), Emilio Osuna (Coria), Antonio Gómez (Dos Hermanas) o Antonio Alvear (Amigos): todos, productos de concentraciones, 'Operaciones Altura' y el fuerte, desinteresado trabajo de técnicos y entidades privadas: como en Chapina, Calasancio, San José, Maristas, Coria... o en las Irlandesas de Bami, donde, en los primeros 80, ya amanecía para la élite del baloncesto una tal Margarita Ivonne 'Wonny' Geuer Draeger: correcto, la madre de los NBA Willy y Juancho Hernangómez. En el Círculo de Labradores se jugaba al tenis de mesa mejor que en casi toda España, con David Sánchez y con otro coriano: Sebastián Gutiérrez. Ambos, internacionales y llenos de clase.

 

"Cuando veo cómo están los y las de hoy, lo único que se me ocurre, a mí y creo yo que a cualquiera, es que ya estamos en otro mundo; se está a años-luz; a nosotras nos llevaban a un Mundial con diez días de concentración y ya está, sin más comunicación. Te reventaban a trabajar diez o quince días con gente que tú no conocías, como una vez en Rumanía, en 1977... y a volar. Hoy tienen que estar más unidos y más unidas, eso es forzoso y esta es una de las claves. Además, hay mucho más cuidado a la cantera. Y más entrenamientos", reflexiona hoy Ana Mesa Villa, cuando cae la tarde en lo que ella llama su 'pequeño cortijo', allá en Coria. 

'Ella', Ana Mesa: capaz de conseguir con el CREFF que Pepe Sanchís entrenaba... tanto como 46 goles en media Liga de División de Honor 77-78... o más de 90 en cada una de las varias temporadas que la vieron proclamarse máxima goleadora de España: "Máxima goleadora nacional lo fui varias veces, con el CREFF. Y después del Iber, en el Mades Seguros de Onda; pero no sabría decir cuántas veces, quizá cinco o por ahí; yo guardo mis fotos. Hay muchas fotos, pero no hago tanta memoria". 

Con Mesa, Matito y Ortiz, más otra internacional como la canaria Beatriz 'Bebi' Ortega, el CREFF podía chocar cara a cara con las potencias de aquel balonmano femenino español: Atlético de Madrid, Zaragoza, Medina Valencia, Furukawa o Gran Canaria: el 11-6-1978, por ejemplo, el CREFF saltaba al tercer puesto de aquella Liga 77-78 con un triunfo por 16-18 en Zaragoza, ante el Zaragoza de la espléndida goleadora Mercedes Fuertes. De los 18 tantos del equipo de Sanchís, aquel día de 1978 en Zaragoza, la mano diestra de Ana Mesa firmó... la mitad exacta: nueve. El Atlético de Madrid, sempiterno campeón de aquel balonmano femenino español, alineaba en la portería a una campeona de España de jabalina, la portera Natividad Vizcaíno, y, más curioso aún... a Inés Sabanés, hoy portavoz de Izquierda Unida en la polìtica madrileña.

FUERZA DE LA NATURALEZA.- Una vez, en el verano de 1976 y sin haber entrenado la técnica del lanzamiento, Ana Mesa Villa (1,66 de altura, unos 60 kilos en forma) lanzó en el Estadio de Chapina la bola del peso mas-cu-li-no más allá de la decena de metros. Se le midió el tiro escrupulosamente, aunque sin jueces: con ese lanzamiento habría batido con toda seguridad el récord femenino de Andalucía, antes de empezar a hablar. "Era una bola de acero, pero no era tan grande, y yo ya llevaba unos cuantos años lanzando la pelota de balonmano". Para sacarse el título de socorrista, también en 1976, y con el cuerpo, fachada y potencia de una dorada 'valquiria' de la República Democratica de Alemania (RDA, DDR) Mesa nadó 200 metros estilo libre... en un tiempo que le habría valido para ser finalista del Campeonato de España absoluto de aquel 1976, en ese doble hectómetro, estilo libre.

Los directivos nacionales de Salvamento y Socorrismo recabaron información de Ana Mesa para enviarla a competiciones internacionales: pero en ese 1976, Mesa ya se había comprometido con el CREFF de Sanchís y de Pepe Medina, a los que ayudaba otro técnico joven: Julián Lebrato. "Con el CREFF, como sabes, entrenábamos dos o tres días a la semana en Chapina. Ni siquiera con el Iber, después, llegamos a tener entrenamientos diarios. A lo más, en la pretemporada. Así era todo. Y así íbamos".

Pese a los esfuerzos de Ginés López-Cirera, entonces Delegado Provincial de Deportes, y luego de Ángel Luis Rodríguez Albariño, al CREFF se le agrandaba la vía de agua que le abría una economía apenas sin fuentes de ingresos. A comienzos de la temporada 1980-81, Ana Mesa fichó por el Iber, que financiaba el industrial valenciano Ramón Cervera, como fusión del Medina Valencia y el Furukawa. Ahí, Mesa ya había jugado sendos Mundiales 'B': el primero, en 1977, en Berlín, cuando aún existía la RDA. Allí, en el Iber, Ana ganó la Liga y aún dio el salto a otro Mundial, de paso para el Mades Seguros castellonense. En 1982 aún retornó por unos meses al Club Balonmano Sevilla. 

En la Selección y entre aquellas insospechadas antecesoras de las 'Guerreras' de estos días triunfales, Ana Mesa Villa se movió a las órdenes de seleccionadores como Domingo Bárcenas, José Antonio Roncero, Juan Oliver... y en ella quedan tantos, tantos recuerdos: "Yo no podría señalar sólo a una o a dos como mis mejores compañeras. Porque hubo muchisimas compañeras buenísimas. Y si importa decir que muchas de ellas eran vascas o catalanas, como Mamen Celarain o 'Angie' Casafont: por eso me gustan esos fotos que tengo en la Selección, al lado de ellas y con los colores, que se vea como éstabamos todas de unidas y cómo nos sentíamos juntas. Como jugadoras sí hubo dos que me gustaron más que las demás: Vicenta Cano y Mercedes Fuertes, la de Zaragoza. Bueno, y Cristina Mayo, y Rosa Muñoz, Lydia Pena...pero todavía me tengo que reir cuando recuerdo a Bárcenas enfadadísimo porque una vez, en la Selección, yo pedí ir al servicio antes de jugar, y él me dijo: 'aquí ya se viene m..." 

En 1988-89, tras concluir en el Mades Onda, Ana Mesa regresó a Sevilla: a 'su' Coria. Allí consiguió un puesto entre los empleados deportivos municipales y se despidió del balonmano en un equipo de amigas: 'La Pachanguita'. 'Su' Coria, su pueblo, Pepe Sanchís, sus amigos y sus amigas ya le van haciendo algún homenaje que otro a aquella fuerza de la Naturaleza que Don Reyes Narro supo detonar en el Cerro de San Juan sólo con pares de piedras como porterías y alguna pelota de goma. ¿Habrá más homenajes para Ana Mesa Villa? Habrá: seguro. 

Pero de aquel deporte sevillano... no mucho más iba a saberse a partir de que con la Expo 92 y entre las aguas acanaladas del meandro desaparecieron Chapina, toda su fuerza y todas sus personalidades. "Si los deportistas de Sevilla quieren disfrutar de una instalación en el centro de la ciudad, que sepan que eso vale dinero y hay que pagarlo. Que lo paguen", declaró, tan fresco, cierto funcionario y prohombre 'archisocialista'. Erat, est, fuit: pues, naturalmente. Aquel deporte cayó como arrasado por el viento, como  desterrado de la memoria de los hombres. Y ya se sabe que las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra. Perdón de nuevo, maestro Gabo. Y vamos, Ana.