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Kobe será eterno

FRANQUICIA SUR

Javier Márquez Mata
Javier Márquez Mata
02/02/2020

Hace ya una semana, el domingo 26 de enero el mundo del baloncesto ha despedido de manera forzosa a Kobe Bryant, leyenda angelina y de la NBA con 20 años dedicados, en exclusiva, a Los Angeles Lakers. No os voy a aburrir con los detalles del fallecimiento del escolta de Philadelphia, ya sabemos todos lo que pasó, nunca lo olvidaremos. La NBA, y el mundo entero, pierde, no solo a una de las mejores estrellas de los 2000 (o la mejor), sino a un gran padre y a un ídolo de una generación que le ha visto dominar el baloncesto a su gusto con una letalidad casi sin igual (cuarto máximo anotador de la historia). La conexión de la estrella angelina con España es indudable gracias al bueno de Pau Gasol, con quien convivió durante 6 años y dominaron la NBA dos años consecutivos, vengando la sed de Bryant ante los Celtics.

Kobe ha sido determinante en la vida de muchos y muchas, pero concretamente en la mía su influencia ha sido meridiana. Mamba Mentality no son solo dos palabras para unos cuantos, es un estilo de vida. El alero estadounidense me ha dejado una huella que jamás podrá borrarse, no en vano escribo estas palabras porque la Mamba me mordió y me contagió el amor y la pasión por el baloncesto. Decidí que quería dedicarle mi vida a este deporte por él, por el que considero fue el mejor de lo que me tocó vivir. Todavía me duele la derrota frente a los Celtics de 2008, todavía veo el enfado en los ojos de Kobe y como ese enfado le sirvió para arrasar con todo los dos siguientes años junto a Pau.

No hay nada que os pueda contar de él que no sepáis la mayoría, se ha escrito muchísimo sobre la estrella angelina y sus hitos en lo baloncestístico, no hay más palabras para definirlo que leyenda, ídolo de muchos, pesadilla de otros tantos, pero respetado como el que más. Bryant se fue convirtiendo en la figura de una generación mundial.

La vida ya nunca será la misma, personalmente, siento que se ha ido alguien realmente importante para mí y ya nada será igual. Se va alguien determinante en mi devenir, al que le debo mi mayor devoción. Nunca una ciudad le debió tanto a un jugador como Los Angeles le debe a Kobe, que ha honrado y defendido la camiseta púrpura y oro hasta el último gramo de fuerza que le ha quedado por dar por el equipo que amaba, la ciudad que amaba y el deporte que amaba.

Aún hoy, sigo usando el presente para referirme a Kobe, es impensable que ya no esté entre nosotros para mí. Pronto iba a tener un tatuaje con él como protagonista luciendo en mi piel como prueba de la suprema influencia del escolta en mi vida.

Es algo que aún tendré que rumiar durante un tiempo antes de que desaparezca el enorme vacío que este fallecimiento ha dejado dentro de mí. Muchos no entenderán el dolor que supone para otros muchos esta pérdida, pero es algo difícil de entender, y más todavía de explicar.

No todo puede ser malo, tengo que dejar claro que Kobe Bryant vivirá a través de sus millones de fanáticos para la eternidad, como otros muchos que se fueron antes que él. El, dentro de no mucho, Hall of Famer vivirá para siempre a través de personas como yo, que le dedicará, como ya era, pero ahora más, cada artículo que lleve mi firma hasta el día que muera o deje de hacer periodismo.

Las generaciones venideras conocerán la vida y obras de Kobe Bryant a través de los muchos que la vimos en directo siempre que pudimos, el cuarto mayor anotador de la historia (recientemente superado por LeBron) no caerá jamás en el olvido.

Kobe es, y siempre será, eterno.