muchodeporte.com Polideportivo

París, 1981: Final Real Madrid-Liverpool y el último Roland Garros de Bjorn Borg: IceBorg

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
28/05/2022

41 años después de mayo de 1981, la historia regresa en París, la 'Ville Lumière', la Ciudad de la Luz. Y regresa... casi como un calco con papel carbón. Del mismo modo que amanecerá hoy mismo en París el sábado 28 de mayo de 2022 entre el doble fragor y bramido de lo que pueda ocurrir en la inmensa caldera del 'Stade de France' (en Saint-Denis, cerca del Aeropuerto Charles de Gaulle) y en el 'Stade Roland-Garros', en la Puerta de Auteuil,  Boulogne-Billancourt, a la otra punta de la 'Ciudad de la Luz' y su circular 'periphérique'... pues el miércoles 27 de mayo de 1981, ese mismo estadio tenístico de Auteuil y el recinto -vecino, casi anexo a Roland Garros- del Parque de los Príncipes también se veían invadidos por casi idéntico doble.bramido pasional. En 1981 y en el mismo 'quartier' o barrio de Boulogne-Billancourt también se competía a tope de pasión en lo que es el verdadero Campeonato Mundial de tenis sobre tierra batida, liderado entonces por el incomparable Bjorn Borg... y en la gran finalísima del fútbol europeo: Real Madrid-Liverpool. No es fácil que se den estas coincidencias tan de lleno, como mecidas por mano mágica. Pero a veces... se dan. Para los que no vivieron aquellos días, éste es su relato...

LA ÚLTIMA FINAL QUE PERDIÓ EL MADRID.- La de la 26ª edición de la Copa de Europa de Campeones de Liga (desde 1992-93, UEFA Champions League) fue la última final de la máxima competición continental que perdió el Real Madrid. El campeonísimo blanco, gran dominador de la suprema competición europea de clubes, con 13 títulos, sólo ha caído en tres finales y ninguna de ellas bajo denominación de 'Champions League'. Esas tres derrotas sacudieron al Real en 1962 (Olímpico de Amsterdam, 3-5 ante el Benfica de Eusebio, la emergente, sensacional, elástica 'Pantera Negra' de Mozambique), 1964 (Viena, Prater, 'Ernst Happel',1-3 ante 'La Grande Inter' de Helenio Herrera, que despidió a Alfredo Di Stéfano del Real Madrid)... y 1981, en el ya citado 'Parque de los Príncipes'; hoy precisamente, feudo nada menos que del Paris Saint-Germain, PSG, reciente 'bestia catarí' para los madridistas. Este partido final de la Copa de Europa 1980-81 concluyó con mínimo 1-0 en favor de los 'reds' del Liverpool; se trataba de la tercera Copa de Europa (sobre seis totales) que conquistaban los 'reds', también tercera y última bajo la dirección del 'manager' Bob Paisley, gran leyenda en Anfield Road.

El tanto del Liverpool al Real Madrid en el Parque de los Príncipes lo anotó el oscuro lateral izquierdo Alan Kennedy (no el mediocampista internacional inglés Ray Kennedy, fallecido hace escasos meses...); Alan Kenndy apuntilló el partido en el minuto 82, casi sin tiempo para nada más. Digamos que un Real Madrid gregario, bastante 'menor' ('El Madrid de los 'Garcías'), casi demasiado había hecho con plantarse en la final a costa, esencialmente y en el tramo final de la competición de escuadras no excelsas como Spartak de Moscú (0-0, 2-0) o 'una' Inter de Milán que no era precisamente el equipazo de Helenio Herrera: 2-0, 0-1. Mientras, el Liverpool de Paisley emergía de una semifinal dramática ante un potente Bayern München, resuelta por el valor de los goles 'dobles' en campo contrario: 0-0 en Anfield, 1-1 en Múnich.

Mejor que sean los protagonistas quienes relaten aspectos curiosos de aquella final del Parque de los Príncipes. Empezaremos con las revelaciones del hoy también fallecido futbolista y comentarista Michael Robinson, que compartió vestuario con Alan Kennedy en varias plantillas del Liverpool. En entrevista de 2005, Robinson recordaba en 'AS' sobre el voluntarioso Alan Kennedy, a quien en el vestuario 'red' conocían como 'Pablo Mármol' o 'pìcapiedra': "Pablo 'Mármol' nos dio también la Copa de Europa de 1984, en Roma, cuando en la tanda de penaltis marcó a Tancredi el penalti decisivo... sin saber cómo: '¡Con el tobillo, le di con el tobillo!', nos dijo Kennedy cuando fuimos a felicitarle. Por eso engañó al portero, claro. El gran Alan, el único futbolista del mundo que decidió dos Copas de Europa dándole mal a la pelota. Porque el gol al Madrid en París, aquel tiro que batió a Agustín, pretendió ser un centro y acabó en gol. Esa pierna es para amputársela y ponerla en un museo".

En efecto, el gol de Alan Kennedy al Real Madrid en 1981 se trató del típico centro en 'cross' que acaba convertido en lanzamiento mortal por sorpresa. Vino precedido de saque de banda delLiverpool y de un clamoroso error en el despeje de Rafael García Cortés ('me botó mal', diría G. C.), un zurdo que aquel día jugaba por la derecha, dentro de la alineación dispuesta por el técnico madridista Vujadin Boskov. El tiro de Kennedy, mortal e inopinado sepultó al Real Madrid de Boskov... y de los 'Garcías': García Remón, García Navajas, Pérez García, García Hernández, García Cortés. En el equipo titular del Madrid en París había cinco hombres de la cantera blanca: el meta Agustín, Sabido, García Cortés, Camacho y Del Bosque. También jugo otro canterano de la Ciudad Deportiva de la Castellana: el malagueño Paco Pineda.

El 30 de mayo de 1984, en el Olímpico de Roma, Alan Kennedy sellaría su segunda hazaña al sentenciar en la tanda de penaltis la final entre Liverpool (ya con Joe Fagan al frente) y AS Roma, tras los goles de Phil Neal y Roberto Pruzzo, más la consiguiente prórroga. El lateral zurdo de Sunderland (que legó al Liverpool desde el Newcastle United) fue incluido en la lista de elegidos para los 'penalty kicks' en la final de Roma... pero Fagan le dejó para el último lanzamiento; creían que seguramente no llegaría a tirar. Al fin, y tras fallo letal de 'Ciccio' Graziani -más anteriores de Steve Nicol y Bruno Conti-, en el disparo de Graziani al larguero de Bruce Grobbelaar... Alan Kennedy telegrafió su lanzamiento final, pero el cancerbero romanista Franco Tancredi se equivocó y se tiró a la izquierda. Esta fue la primera final de la Copa de Europa ganada en tanda de penaltis y la primera derrota de un anfitrión. 

Alan Kennedy, 'Pablo Mármol' (según Robinson) es venerado en Anfield porque también marcó goles decisivos en la Copa de la Liga inglesa de 1981 (v. West Ham) y en la de 1983, frente a Manchester United. Aquel Liverpool acabó viviendo años muy duros tras la tragedia de Heysel en 1985, aquella final de Copa de Europa que los 'reds' perdieron ante 'la' Juventus, entre avalanchas enloquecidas de 'hoolignas' que dejaron un total de 39 muertos. Al fin, Fagan abandonó el cargo de 'manager' y el gran Kenny Dalglish se hizo cargo del equipo, que cumplió un total de seis años de castigo UEFA sin jugar en Europa.

DEL BOSQUE Y SANTILLANA.- Extractamos ahora párrafos de sendas buenas entrevistas que han aparecido esta misma semana en los diarios 'AS' y 'El Mundo' a dos intensos y madridistas protagonistas de aquella final de París en 1981. Se trata de Vicente del Bosque, mediocampista internacional con el Real Madrid y seleccionador campeón de mundo con España en 2010... y de Carlos Alonso, 'Santillana', gran goleador de aquel Real Madrid de los años 80. Colocamos una curiosa fotografía de Del Bosque (obra de quien aquí firma) con la camiseta del 'Movistar Estudiantes', adosada a la del propio firmante junto a 'ese tal' Bjorn Borg...

...De Vicente del Bosque a Enrique Ortego, en 'AS', sobre la final Real Madrid-Liverpool de 1981: "En el 81 nos dieron prima a pesar de perder la final... aquel Real Madrid nuestro atravesó una etapa difícil económicamente y la situación se traspasaba al equipo. Desde el 66, cuando la final de los 'Yeyés', no se había llegado a otra final: 15 años. Para todos fue una alegría inmensa. Fue 'la leche'. Aquella fue una época gris y austera en el club, en el campo, éramos nueve españoles y dos extranjeros, ahora es al revés. Creo que nos pusimos demasiado al servicio de ellos. Cambiamos nuestra forma de jugar. Normalmente estábamos acostumbrados a atacar, a abrir los espacios por las bandas. Siempre salíamos a ganar, como demostraban los títulos que ganábamos, incluso en esos años. Uli Stielike solía jugar por la derecha, yo por el centro y Ángel un poco a la izquierda, pero también por dentro… pero ese día cambiamos mucho. Camacho saltó al mediocampo a marcar a Souness y ahí ya se trastocó todo. Yo jugué casi de lateral derecho, emparejado con Ray Kennedy... Camacho tuvo la gran ocasión, robó un balón en el centro y se fue para adelante y picó el balón por encima. Se le fue alto por poco. Él dice ahora que tenía que haber seguido un poco más con el balón… pero lo vio claro. El partido fue malo, malo. Hay que decirlo. 'Camacho, siga a Dalglish hasta el váter. Y luego, tire de la cadena', dijo Boskov... Juanito casi no entró en juego. Raro en él porque era de los que se movía mucho y buscaba el balón. Nunca se escondía, pero justo ese día perdió muchos balones… creo recordar. Laurie Cunningham venía de una larga lesión en el pie (NB: precisamente, en el campo del Betis, ante el lateral Bizcocho) y estaba medio cojo, pero el entrenador confió en él y le puso. Poco pudo hacer el hombre. Para esta final de hoy, ponga al Real Madrid como favorito por su gran capacidad de reacción en todo momento de dificultad".

Aquel Real Madrid de 1981, con todas sus dificultades a cuestas, sufriría otro 'shock' dramático al acabar cediendo el Campeonato de Liga a la Real Sociedad de Arconada, Zamora, etc, en un final de infarto... mientras que el Barcelona (con Helenio Herrera en el banquillo técnico) se hacía con la Copa del Rey al batir por 3-1 al Sporting en la final de Valladolid. Toca ahora el turno de los recuerdos de Carlos 'Santillana', en entrevista con Pablo de la Calle, en 'El Mundo':

"Después de una derrota como ésa de París... a veces piensas que no merece la pena llegar a la final; Los aficionados del Madrid estaban en el aeropuerto tirados en el suelo. Las finales se deciden por pequeños detalles y en ésta no concretamos la buena ocasión de Camacho mientras que ellos aprovecharon el fallo de García Cortes... Un imprevisto puede decantar el resultado, como nos pasó también en la final de la Eurocopa de 1984 con Arconada (NB; también en el Parque de los Príncipes, Francia-España, 2-0)... En aquel equipo 'de los García' había jugadores de gran calidad: Del Bosque, Juanito, Stielike, Cunningham... Para llegar a una final tienes que tener un buen equipo, y aquél lo era, lo que pasa es que al último partido llegamos diezmados, con Stielike y Cunningham saliendo de lesiones. Además de los veteranos, como Benito, Del Bosque, Juanito o yo mismo, en aquella plantilla había gente con mucho carácter, como Camacho, y jóvenes que apretaban: Gallego, Portugal, Rincón... Boskov era un innovador, un gran madridista. Aquella era una época difícil para el fútbol español, sólo había dos extranjeros por equipo y no se podía competir económicamente con otros clubes europeos. Ahora tenemos mejor banquillo que el Liverpool, con Camavinga, Rodrygo o Valverde. La rapidez de Vinicius y de Rodrygo puede hacer daño a los centrales del Liverpool, que veo grandes y lentos". Por cierto, García Cortés siempre justificó su fallo del gol de Kennedy de este modo: "Cuando iba a despejar, el balón botó mal dentro del área y me descolocó". 

Esta y así fue, resumida, la historia de la final Real Madrid-Liverpool de 1981, en el Parque de los Príncipes. Saltamos unos metros en el escenario, aunque no en el tiempo. Vamos a los Campeonatos Internacionales de Francia de tenis de 1981, en el 'Stade Roland-Garros', a pocos cientos de metros del imponente, seductor 'stage' del Parque de los Príncipes...

BORG DICE ADIÓS EN UN PARÍS 'NO ESPAÑOL'.- El lunes 25 de mayo de 1981, sólo dos días antes de la final Real Madrid-Liverpool... había dado comienzo en las pistas de Roland Garros la edición número 80 de los Campeonatos Internacionales de Francia de tenis. Desde 1974 hasta ahí, un sueco llamado Bjorn Rune Borg -aquí, en imagen con el firmante- había alzado cinco veces la llamada 'Copa de los Mosqueteros' que premia al campeón de esos mismos Internacionales de Francia... que hoy, en 2022, están a sólo un par de partidos de vivir un nuevo duelo de colosos en cuartos de final entre Rafael Nadal (13 veces campeón en Roland Garros) y el número uno del mundo: Novak Djokovic. Borg no había ganado los torneos de 1976 y 77 en París... por derrota ante Panatta, campeón en 1976 y por simple ausencia en 1977. Pero el llamado 'Vikingo de Oro' regresó con venganza en 1978... y encadenó otras cuatro conquistas en fila y en Paris; la de 1980, con importante paliza al hoy fallecido Vitas Gerulaitis: 6-4, 6-1, 6-2.

Bjorn Borg (Södertälje, Suecia, 1956) aprendió a golpear la bola de tenis con la raqueta tirando a solas horas y horas -cuesta arriba- contra la puerta del garaje paterno en Södertalje, una pequeña ciudad-dormitorio a media hora en tren de Estocolmo. De ahí que la 'zona de confort' de Bjorn se edificara a través de un diluvio de bolas altísimas, pesadísimas. Tras Rafa Nadal, 'IceBorg' mantiene el segundo mejor balance ganador de todos los tiempos sobre tierra batida: 86,2%. Eso, después de cerrar carrera con 281 triunfos y 45 derrotas. En tierra, Ivan Lendl es tercero: 81,0% y 329-77.

"Borg no se alteraba ante nada, tenía 38 o 40 pulsaciones por minuto y en todo momento de todo partido siempre se mantenía tirando bolas altas liftadas, pln-pin, derecha-revés, pasitos cortos y rápidos, muy veloz, 'un-dos, un-dos', con su concentración y cordaje a 38 kilos en aquella Donnay de madera. En la tierra, sólo Panatta le podía sacar de quicio, con esa personalidad del italiano", recordaba hace unos años nada menos que Ion Tiriac, el 'boss' supremo y monarca absoluto del Mutua Madrid Open... y de tantas cosas. Tiriac perdió las tres veces que jugó con Borg, aunque siempre podrá decir que le ganó un set: en 1973, sobre la tierra de Buenos Aires: 6-1, 3-6, 6-3 para aquel mismo Borg angelical al que Panatta apartó aquel mismo 1973 de su primer Roland Garros, el del debut del sueco en París (antes de batirle de nuevo en 1976); aunque eso no fue sin esfuerzo por parte de Panatta: 76, 26, 75, 76. 

A partir de 1974 y hasta ese mismo 1981 de su último triunfo y despedida, Borg fue seis veces campeón en Roland Garros (51 partidos y 49 victorias); y aquí sí que existe un marco de esa 'Puerta de Tierra' en París/Auteuil donde 'El Vikingo de Oro' se halla exactamente en el mismo umbral que Rafael Nadal: seis títulos para Borg en una serie de siete participaciones, justo igual que Rafa después de pasar por París en 2011. Hasta que Rafa Nadal lo logró en 2008, nadie había doblado títulos en Roland Garros y Wimbledon desde que Borg lo hiciera en 1980.

Para que quepa comprender cómo ha cambiado la situación para el tenis español, diremos que en 1981 y en el evento de Grand Slam de Roland Garros, con un cuadro de 128 jugadores, idéntico número que hoy... no había ni un cabeza de serie español. Ni un 'terrícola'. Pero ni uno. Cero. Manolo Orantes (Granada, 1949) había rebasado de sobra la treintena y José Higueras (Granada, 1953) no llegaba a París con los mejores resultados. Como primer cabeza de serie, Borg antecedía en la lista de 'rankeados' a tres 'caníbales' estadounidenses: Jimmy Connors, John McEnroe y Sandy Mayer. El quinto cabeza de serie tampoco era para desdeñar: Ivan Lendl, nada menos. Ni un solo español (...) superó la ¡¡segunda ronda!!; Orantes cayó de entrada ante el duro argentino Alejandro Ganzábal y Pepe Higueras debutó y se despidió bajo la paliza del duro francés Thierry Tulasne: 6-3, 6-0, 6-3. Después, Tulasne sorprendería a Panatta, campeón en 1976... antes de fracasar en octavos ante el húngaro Taróczy.

Pero un halo misterioso parecía proteger a Borg en París. La lluvia comenzó a perturbar el torneo. Pero perturbaba a todo el mundo... menos a Borg, quien a mediados de la primera semana se hallaba casi con dos rondas superadas más que el resto, después de liquidar al español Pepe López Maeso (triple 6-2), al brasileño Casio Motta y al francés Torre sin, lógicamente, ceder un solo set. No eran 'Los Tres Mosqueteros'. Pero...

Al fin, ya en octavos de final, Borg se midió con el estadounidense Terry Moor, que venia de eliminar a un veterano aunque 'rejuvenecido' Ilie Nastase. Moor aparecía con el número 37 del mundo. Borg le azotó sin piedad, como con latigazos de 'topspin': 17-0 (6-0, 6-0, 5-0)... hasta que ya en el tercer set, tras ese 17-0, permitió que Moor le arrancase un juego. El estadounidense cayó de rodillas, casi del mismo modo que si hubiera ganado Wimbledon. "En efecto, quise sentirme como Bjorn cuando se arrodilló al ganar el Wimbledon de 1980", diría el pobre Moor, enfrentado a un ser inhumano que, literalmente, caminaba sobre las aguas y dominaba el Planeta Tierra. Moor, que nunca había jugado antes con Borg, reflexionó sobre Borg: "Este hombre está a otro nivel, es inhumano, es alguien como de otro planeta. Todo lo que te tira es más alto y profundo de lo que nadie hace. Los otros, a veces... fallan. Este, no. Nunca. Me sentí perdido. Y la cosa es que a él se le veía aburrido. No tengo la menor idea de cómo nadie le puede ganar, no sé siquiera cómo pueden hacerle juegos. Parece no sentir nada". Esto último lo confirmaría uchas veces el propio Borg: "Cuando jugaba, en la pista no experimentaba sentimiento alguno". En semifinales de 1978, Borg le habia asestado 6-0, 6-1 y 6-0 al italiano Corrado Barazzutti... quien al final dio las gracias al sueco por haberle dejado ganar un juego. Y era... una semifinal de Roland Garros.

LENDL... Y MCENROE.- Tras apartar sumariamente a Taróczy y Pecci en su ruta a la final del 7 de junio de 1981, Borg acabó encontrándose en ella con una amenaza robótica que llegaba de Ostrava, Checoslovaquia: Ivan Lendl (que había apeado a Andrés Gómez, John McEnroe, Clerc)... y que esta vez sí extendió al campeonísimo sueco hasta el quinto set. Pero sólo fue para encontrarse allí, en el set final de aquel 'Roland Garros-1981' con el mejor Borg, que prevaleció por 6-1, 4-6, 6-2, 3-6 y... 6-1, tras dispararse a 4-0 en la última, definitiva manga. Así lo explicó el propio Bjorn Borg: "En un quinto set cualquiera puede ganar. Así que estaba preparado para darlo todo, para aguantar allí hasta el final y no permitir la menor oportunidad a Lendl". Una vez, en 1979, en Nueva Orleans, en las semifinales de la WCT, Bjorn había llamado a a John McEnroe a la red, en pleno estallido de ira de 'SuperMac'. McEnroe confesó que iba preparado para una riña de Borg. Pero el sueco le dijo, simplemente: "A ver, John, relájate, esto no es más que un juego de puntería ('game of knacks')". Tan relajado se quedó McEnroe (confesó él mismo)... que acabó ganando aquel partido. Desde entonces, 'Big Mac' apenas protestaba cada vez que se medía con Borg; era todo respeto: "Ya es suficiente tener que vérselas con 'él", aclaraba John, 'El Zurdo de Douglaston'. 

"Estaba preparado para darlo todo, para aguantar allí hasta el final y no permitir la menor oportunidad a Ivan Lendl, un jugador muy peligroso". Tales fueron las palabras finales de Bjorn Borg, después de ganar el que iba a ser el último de sus 11 (once) títulos de Grand Slam, la media docena en Roland Garros y los cinco (seguidos) en Wimbledon; éstos, de 1976 a 1980. Después de las finales de Wimbledon y US Open de ese año 1981, ambas perdidas bajo la zurda diabólica de John McEnroe, Bjorn Borg, 'IceBorg', ya sumido en un grave pozo o destrozo de contradicciones interiores (sin siquiera haber cumplido 26 años), no volvería a competir en un evento de Grand Slam. 

Borg era el único que podía haber visto claramente dentro de sí mismo. Y esa inquietante mirada interior sí fue capaz de derrotar, asustar y retirar incluso al llamado 'Bjorn El Invencible'. Hoy, en el Bosque de Bolonia, en el Stade Roland-Garros de Boulogne-Billancourt, la edición número 121 de los Internacionales de Francia bulle bajo las temibles sombras de Rafael Nadal y Novak Djokovic... mientras todos miran de reojo el aluvión de sangre fresca y ambición que aporta Carlitos Alcaraz. Pero en l Stade de Roland-Garros siempre permanecerá, misterioso y fascinante, el halo hermético de Bjorn Rune Borg, 'El Vikingo de Oro'.

París. Mayo de 1981.