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El derby sevillano de la gran pantalla

José Antonio Jiménez
José Antonio Jiménez
02/02/2023

Que Sevilla albergue la ceremonia de la entrega de Los Premios Goya dentro de unos días es la excusa perfecta para recuperar una entrevista en la que este sitio web entrevistaba a dos de los principales productores de nuestro cine. Uno sevillista (Gervasio Iglesias), otro bético (Olmo Figueredo). Dos maneras distintas de entender un deporte que nos dejaron respuestas y reflexiones que, con el paso de los meses, no hay perdido actualidad. No se la pierdan, de nuevo…

 

Sevilla es una ciudad dual. Y un escenario impagable para rodar una buena película. Igual por ello han visto la luz en sus entrañas dos de los mejores productores cinematográficos del momento. Gervasio Iglesias y Olmo Figueredo. El primero, entre otros éxitos de taquilla, se encargó de la producción de La Isla mínima, una de las mejores películas filmadas en España en este siglo. El segundo ha producido la cinta que está a un paso de representarnos en la próxima gala de los Óscar. La trinchera infinita, otra película en la que Antonio de la Torre lo borda. Productores de Primera división y fieles exponentes de esa dualidad que tanto nos distingue. Gervasio es sevillista y Olmo, bético declarado. Sin duda, la celebración estos días del Festival de Sevilla de Cine Europeo (SEFF), que en sus primeras ediciones centró su programación en el mundo del deporte, es la excusa perfecta para sentarnos con ambos en una imaginaria mesa (hacerlo de verdad es complicado en tiempos de pandemia), conocer su visión de un entorno tan futbolero e imaginar de la mano de dos entendidos en la materia cómo trasladarían a personales tan relevantes de nuestro fútbol al universo que tanto conocen y que tantos éxitos les han deparado. 

 

Gervasio Iglesias:

- En primer lugar, ¿cuánto de cinematográfica es la rivalidad entre sevillistas y béticos?

- El fútbol es pasión y el buen cine trata las historias con pasión. Ese es el nexo principal. La rivalidad de sevillistas y béticos es una expresión más de la dualidad sempiterna de esta ciudad: hippies y capillitas, semana santa o feria, underground o Sevilla rancia. Por eso es algo más que una rivalidad futbolística, es la misma esencia de las historias: un protagonista y un antagonista. De ahí que esta rivalidad sea diferente al resto de los derbis que se juegan en el mundo. Y a la vez no creo que rivalidad sea lo que mejor exprese las relaciones entre sevillistas y béticos. Es algo más profundo y afianzado que hace que muchos sevillistas no sean para nada antibéticos y viceversas. Eso no ocurre con otras aficiones que son más furibundas.

- ¿Daría para un drama, una comedia, una de suspense...?

- En el año 2000 fue un drama porque descendieron los dos a la vez. El año del busto de Lopera fue una comedia. La eliminatoria UEFA fue una de suspense y señorío de las dos aficiones.

- ¿Habría buenos o malos, ricos y pobres...?

- Buenos: Picchi, Arza, SúperPaco, Cardeñosa, Joaquín, Francisco, Puerta, Miki Roqué, Reyes… Malos ninguno porque respeto por igual a los dos equipos. ¿Ricos y pobres? Qué malito es el dinero…

- ¿Es poco cinematográfico el mundo del fútbol?

- El hecho futbolístico en sí mismo es el partido y el sentido que tiene es la emoción del resultado y lo que va a suceder, por lo que el único interés que tiene es en el directo. Por eso los partidos de fútbol no funcionan en el cine. Pero en torno al fútbol hay grandes historias que son muy cinematográficas. Es verdad que es difícil que una película sobre fútbol sea un éxito.

- ¿Sería José del Nido un buen villano en una de sus películas?

- No soy quien para atribuirle un adjetivo así a nadie, por tanto no me siento muy capacitado para responder a esta pregunta. En todo caso la vida de Del Nido, capaz de lo mejor y de lo peor sí que tiene numerosos puntos de giro, del éxtasis y la gloria al descenso descarnado, que le convierten en una figura interesante para un buen guionista.

- ¿Qué papel le daría a Monchi?

- Ya tiene uno. Es como el protagonista de la película “Moneyball”. Un tipo con esa característica tan única de los andaluces de saber explorar un camino que nadie intuyó y cambiar todo el entorno. Por tanto, su papel sería protagonista absoluto.

- ¿Y a Jesús Navas?

- Es el más aventajado escudero que hace que los sueños de su señor (Monchi) se cumplan y con su pundonor se gana el fervor de su pueblo. 

- ¿Ve a Pablo Alfaro y Javi Navarro en una película de Tarantino?

- ¿Hablan inglés con o sin acento?

- ¿Cómo contaría la historia de un club que gana seis veces la Europa League?

- No hay que contarla, se cuenta por sí sola.

Olmo Figueredo:

- En primer lugar, ¿cuánto de cinematográfico es la rivalidad ente sevillistas y béticos?

- El cine nos ha regalado algunas rivalidades históricas que todos recordamos. Muchas lo son porque enfrentan a personas que defienden ideas contrarias en un momento muy concreto: es el caso de Máximo y Cómodo en “Gladiator”, de Neo y el Agente Smith en la saga “Matrix” o el de la Teniente Ripley y Alien, en la película del mismo nombre. Pero para mí, las enemistades más recordadas son aquellas que enfrentan a familiares que, en un momento dado, tomaron posturas contrarias y chocaron con toda la pasión y la fuerza que la consanguineidad trae consigo. 

La rivalidad Betis y Sevilla enfrenta a padres e hijos, hermanos y primos, pero como Darth Vader y Luke en “Star Wars” o Thor y Loki, en las pelis de Marvel, al final siempre hay un punto de encuentro final (generalmente muy dramático) que termina por acercarles. Tengo la sensación de que la pérdida de Antonio Puerta y Miki Roqué hizo que, por primera vez, todos nos viéramos más cerca los unos de los otros y que, desde entonces, pudiéramos vivir una rivalidad mucho más sana. Aunque es una pena que, como en el cine o en la literatura en general, tuviera que ser algo tan duro lo que tuviera que venir a unirnos. 

- ¿Daría para un drama, una comedía, una de suspense?

- Si me das a elegir, prefiero dejar fuera el drama. Así que eso lo olvido. Comedia desde luego, es algo que forma parte de nuestra forma de vida en el Sur. No hay derbi sin guasa y así debe seguir siendo. Pero creo que si eligiera un género me decantaría por el suspense. Porque eso lo trae por defecto el Betis. Un partido de nuestro Betis es como esa peli en la que llevas hora y media pensando que el malo de la película era el vecino de enfrente y al final te das cuenta que el enemigo lo tenías en casa. Que mal rato nos da siempre el Betis con los finales…

- ¿Habría buenos o malos, ricos o pobres…?

- La historia del fútbol no creo que pueda categorizarse como de buenos o malos, aunque en los últimos años la llegada de todo tipo y procedencia de magnates de dudosa honestidad está ensuciando el mundo del balompié.

Se ha dicho, casi como un lugar común, que la fundación del Sevilla estuvo en las clases altas mientras que la del Betis tuvo un origen más popular. Puede que fuera así, pero creo que hoy día no tendría sentido establecer esas diferencias. Lo cierto es que no se pueden asignar bondades ni patrimonios a cualquiera de los clubs.

- ¿Es poco cinematográfico el mundo del fútbol?

- El fútbol es, en muchas ocasiones, épica pura. Esos goles en el último minuto, esas remontadas, esas victorias inesperadas contra el favorito… el fútbol tiene muchos de los elementos que el cine usa para narrar sus historias. Sin embargo, no ha habido hasta ahora mucha suerte a la hora de mostrarlo en el cine. “Evasión o Victoria” es una maravillosa película, pero la realización del partido es desastrosa. Quizás porque su director, John Huston, no tenía ni idea de fútbol y pensaba que estaba mostrando fútbol americano. Si me tengo que quedar con un deporte cinematográfico me quedo con el boxeo. ¡Qué peliculones! Puede ser que su individualidad favorezca el desarrollo historias dramáticas más que un deporte de equipo como el fútbol.

- ¿Sería Manuel Ruiz de Lopera un buen villano en una de sus películas?

- Sería un villano para una comedia gamberra al estilo de Torrente o las comedias casposas de los años 70.

- ¿Qué papel le daría a Joaquín?

- Joaquín tendría que ser un héroe popular, sin superpoderes pero muy cercano a los más fieles y devotos hinchas béticos. 

- ¿Y a Rafael Gordillo?

- A estas alturas a Gordillo habría que situarlo ya en la posición del abuelo que es respetado, consultado y escuchado por todos, una especie de patriarca gitano del beticismo. 

- ¿Ve a Jarni y Finidi en una película de Tarantino?

- Yo a Jarni y a Finidi los sigo viendo en sueños. Madre mía, que bonitos recuerdos de una de las mejores épocas del Betis. Ahora bien, lo que no veo por ningún lado es a Tarantino realizando una película sobre fútbol. Dudo que entienda o, siquiera, tenga intención en entender el mundo del fútbol.

- ¿Cómo contaría la historia de un club que cuenta con una afición muy fiel, inmensa, pero que casi nunca gana nada?

- ¿Por qué disfrutamos tanto las pelis de Rocky Balboa? En mi opinión, porque Stallone dibujó a un boxeador humano que pese a sus derrotas continúa siempre con la misma fe. Rocky se parece mucho a nuestro Betis y, sobre todo, a nuestro grito de guerra: el famoso “¡viva el Betis manque pierda!” (que no es un error gramatical, sino castellano antiguo). Nuestro lema dota al club de un sentimiento que excede el mundo competitivo del fútbol, es como un grito quijotesco de quien se enfrenta una y otra vez a sus enemigos y, gane o pierda, sabe que debe celebrar el encuentro por el mero hecho de haberlo disputado. El respeto al rival, la humildad y la motivación extra son marca de la casa y han hecho que el Betis sea lo que sea.

¿Cómo si no sería posible que un club que casi nunca da alegrías a sus seguidores sea uno de los que más peñas y socios tiene por toda España o el que las cadenas de TV en abierto prefieren para dar sus partidos por la audiencia que concita? El Betis es épica, es gesta deportiva, es derrota y a veces victoria, es espíritu cuasi olímpico y eso hace que lo ames por encima de todo. El Betis es mi Rocky.