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Tras casi medio siglo, la necrosis de rodilla liga a Kiko Rivera 'Paquirrín' con el 'Ingeniero' José Eulogio Gárate

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
16/03/2024

Estos últimos días han sido especialmente agitados en la azarosa vida de Francisco José Rivera Pantoja, 'Kiko Rivera' o, más anteriormente, 'Paquirrín', apodo este último fuertemente vinculado con su señor padre, Francisco Rivera Pérez, 'Paquirri', grandísimo torero y grandísimo... bético, fallecido el 26 de septiembre de 1984, entre Pozoblanco y Córdoba después de la terrible -múltiple- cornada que le asestó el toro 'Avispado' en la Plaza de Toros de Pozoblanco.

Cuando, sin haber cumplido 37 años, agonizaba Francisco Rivera, 'Paquirri' -que se planteaba ser directivo o incluso aspirar a la presidencia del Betis-, a causa de tremenda sangría interna, en una ambulancia perdida en aquel páramo de curvas entre Pozoblanco y Córdoba, Francisco Rivera Pantoja (9.2.1984, hoy ya 40 años cumplidos) no llegaba a los ocho meses de estancia vital en este mundo. Rivera Pantoja fue el único hijo habido en el matrimonio entre Paquirri y la celebérrima tonadillera María Isabel Pantoja Martín: Sevilla, 2.8.1956. 

El enlace religioso Rivera-Pantoja se celebró en Sevilla entre auténtica escandalera popular el 30 de abril de 1983, sábado, nada menos que ante Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Asistieron la Duquesa de Alba (María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart), Paquita Rico, el entonces matrimonio Rocío Jurado-Pedro Carrasco, Manuel Benítez, 'El Cordobés', Massiel, el entonces matrimonio Sebastián Palomo Linares [hoy fallecido]-Marina Danko... y al día siguiente, domingo 1 de mayo de 1983, el Sevilla de Manolo Cardo (abrazo a Don Manuel, 'Coriano de Oro', felizmente entre nosotros), cerraba triunfalmente la temporada 1982-83 en Nervión al batir por 2-0 (Juan Carlos, Pintinho de penalti) al Betis de un Marcel Domingo que aquí volverá a aparecer; éste fue el cuarto triunfo oficial del Sevilla sobre el Betis en esa campaña 82-83, 4-0 [8-1 en goles] que incluyó partidos de Liga y los dos turnos de octavos de final de Copa, sendos 2-0 para el Sevilla. No repetiremos viejas canciones de la época. Era otra Sevilla y era -enteramente- otro mundo, muy probablemente... más feliz. En fin, cosas de viejos.

Según relato de 'Hola', la llamada 'Biblia del corazón', "la noche de bodas ['Paquirri'-Pantoja] fue tan feliz, que incluso perdieron el avión en el que iniciarían su viaje de luna de miel, viéndose obligados a aplazar la salida para el día siguiente". Es preciso hacer observar que hasta Terenci Moix se inspiraría poco después en la figura de una 'folclórica virgen' para crear un personaje de su trilogía humorística femenina.  

No cabe olvidar que, bajo la sombra alargada de su madre, Doña Ana Martín, Isabel Pantoja había hecho de su propia virginidad un elemento tan publicitado como su larga melena al viento más el arte para la copla y para mover la bata de cola.  En suma, Pantoja y Francisco Rivera, 'Paquirri', llevaban dos años de noviazgo, lo que conjugaba expectación y expectativas... entre otras sombras también alargadas como las de Carmen, 'Carmina' Ordóñez y Lolita González Flores, hija de Lola, las anteriores parejas sentimentales del torero nacido en Zahara de los Atunes.

Antes, Paquirri había tenido otros dos hijos, Francisco y Cayetano, de su matrimonio con la hoy también fallecida Carmen Cayetana Ordóñez González, hija de Antonio Ordóñez y sobrina de Luis Miguel Dominguín (por tanto, Carmen Ordóñez fue prima hermana de... Miguel Bosé). Más adelante, en 1996, bastante después de la tragedia de Pozoblanco, Isabel Pantoja firmaría otra maternidad, esta vez adoptiva, al sellar la adopción de la niña peruana Andrea Celeste Rodríguez Luque que, a partir de esta adopción pasó a ser conocida como 'Chabelita' (o 'Isa') Pantoja.

Por todo lo bético que pudiera ser -que lo fue- Francisco Rivera, 'Paquirri', 'Kiko', el hijo que el torero tuvo con Isabel Pantoja es futbolero... pero de filiación sevillista absolutamente declarada, siguiendo los pasos de la madre, Maribel, quien -junto a los capitanes Pablo Blanco y Antonio Olmo- había hecho el saque de honor en Nervión, en el Sevilla-Barcelona (3-1) del mediodía del Domingo de Ramos 30.3.1980, con Helenio Herrera al frente del Barça. 

Hubo un tiempo -años 90-, en el que el chico Rivera Pantoja hizo sus pinitos con la camiseta del Real Madrid, en la cantera madridista (ofrecemos aquí mismo testimonio gráfico), y llegó a bromear al respecto nada menos que con Joaquín Sánchez. "Yo he visto durante mi carrera que he podido jugar en el Real Madrid, me quedo con que podía haber estado", dijo cierta vez en la SER el entonces jugador del Betis... justo en presencia de Kiko Rivera Pantoja, quien contragolpeó de este modo al portuense: "La espinita que tú tienes de no haberte puesto la blanca, la cumplí yo, que he jugado en el Madrid. Pero yo he jugado allí. He jugado y tú no"...

... "En la cantera, mamón" (SIC) respondía Joaquín. Más adelante, en 'Marca', Kiko Rivera relató: "Hice las pruebas para jugar en la cantera del Madrid, pero cuando se dieron cuenta de que iba a ser un borracho empedernido, pues me echaron; yo era un mediapunta con cierto talento en el campo, pero mucho más talento fuera de él... me decían que 'fuera libre en el campo, que no me atara a ninguna posición'... y yo me iba al bar".

Visto lo visto, y posteriormente, Rivera Pantoja escogió la carrera del 'showbusiness', donde ha llegado a ser un 'Disc Jockey' ('DJ') de gran fama, con jocosos amagos de 'crooner', como cantante en solitario. Esto sí, siendo básicamente un hijo de El Tardón, el fútbol -el Sevilla- interesa sobremanera a Francisco José Rivera Pantoja. Lo sigue.

BRONCANO Y RODILLA.- Esta semana que pasa ha resultado especialmente tumultuosa para Francisco, 'Kiko' Rivera Pantoja. En típico zarpazo para recuperar popularidad, el hijo de Rivera y Pantoja, con 'jeans' cuidadosamente destrozados por... la rodilla, se pasó por 'La Resistencia' -el hiperpromocionado, 'woke' programa del no menos 'woke' David Broncano-, donde Kiko/'Paquirrín' nos dejó (aún más) estupefacientes afirmaciones sobre su vida sexual, en entrevista que el propio Broncano definió como 'una de las mejores conversaciones que he tenido sobre pajas' (SIC): "Mi madre me pilló una vez haciéndome una paja, justo en el momento de terminar y me corrí mirando a mi madre", relató el cantante al presentador, quien no daba crédito a la historia que, en apariencia, sucedió en la finca 'Cantora', joya de la corona nupcial de Paquirri e Isabel Pantoja. 

Por otra parte, Kiko Rivera aseguró que ha roto relaciones con Pablo Motos y 'El Hormiguero' ("Ya no voy, no me quieren, hace mucho tiempo que Pablo no me llama...ahora solo lleva a Omar Montes. Me da la sensación de que me ha remplazado, ahora me gusta mucho un programa gallego que se llama 'Land Rober')... poco antes de soltar otra trepidante andanada 'sexual', dentro de un poco de todo: "Había una foto de Omar (Montes), que le llamaban 'el Paquirrín de Hacendado', no sé, llevamos el mismo 'look', él se follaba (SIC) a mi hermana... Me llevo muy bien con él pero se follaba a mi hermana (SIC) y ese momento me dolía", señaló Kiko Rivera también sobre su amistad con el cantante. 

Asombrados e incrédulos, algo que ya no es fácil, Broncano y el público estallaron en carcajadas ante semejante confesión de parte, seguida de otras afirmaciones de Rivera Pantoja tales como... "Llevo un polvete este mes, que tampoco fue muy largo... con mi herencia voy a necesitar ayuda de los míos para gestionar eso, porque cuando veo dinero sale el diablo".

Por todo el despliegue de 'showbusiness', 'jijijaja', que se dio en 'La Resistencia' a cuenta del hijo de Paquirri e Isabel Pantoja (habría ver cómo podría haberle sentado todo esto a Francisco Rivera Pérez, que en Gloria esté), tanto Broncano como Kiko Rivera pasaron de puntillas sobre el verdadero problema o sombra que en estos momentos se cierne sobre Francisco Rivera Pantoja... 

El 1 de febrero pasado, jueves, Kiko Rivera tuvo que suspender un concierto en Coruña, para regresar de inmediato a Sevilla ('Esto, La Coruña, es lo que está lejos; Sevilla es lo que está donde tiene que estar', dijo Rafael 'El Gallo', cierta vez que fue a torear a la ciudad galaica); todo, en vista de que unos ya recurrentes dolores en la rodilla izquierda de Kiko habían subido el tono hasta hacerse casi insostenibles. Al llegar a la estación de Santa Justa, Rivera Pantoja dio explicaciones a Europa Press, muy poco antes de ampliar esas mismas explicaciones en sus redes sociales: "Estoy jodidísimo...'estoy jorobaíillo', lo que tengo es un nuevo problema de salud, pérdida de flujo sanguíneo en la rodilla, con necrosis avascular en la rodilla.... lo que se llama un infarto óseo en la rodilla, aunque confío en no tener que pasar por el quirófano". 

Por aclarar y en efecto, la llamada 'osteonecrosis de la rodilla' hace referencia a la muerte de las células óseas y de la médula ósea por causa isquémica (ictus, congestión vascular). Son sinónimos de esta enfermedad el infarto óseo de rodilla o necrosis aséptica de rodilla 'por causa isquémica'. 

'CASO GÁRATE'.- Justo aquí y de modo casi inusitado o inconcebible se cruzaba el camino vital de Francisco José Rivera Pantoja, frustrado futbolista, con el de José Eulogio Gárate Ormaechea, 'Gárate' (Sarandí, Buenos Aires, 20.9.1944, 1,76 de altura), 18 veces internacional 'A' con España, más tres veces campeón de Liga con el Atlético de Madrid, con el que se proclamó campeón Intercontinental en 1974 y para el que firmo 137 goles. 

Ingeniero industrial cuando eso era algo prácticamente inimaginable en un futbolista y lleno de clase personal y deportiva, Gárate fue vencedor del 'Trofeo Pichichi' al máximo goleador del Campeonato español de Liga nada menos que en tres temporadas consecutivas, de 1968-69, a 1970-71. El abuelo de Gárate, Eulogio Gárate Osoro, fue teniente alcalde republicano de Eibar. Con la guerra tuvo que huir a Francia y de ahí se marchó a Argentina; a Sarandí, provincia de Buenos Aires. Pero el padre de un inminente profesional del fútbol se quedó en Eibar porque estaba trabajando... y allí se casó

En unos pocos años, la familia Gárate Ormaechea 'pagó visita' al abuelo Eulogio, en Argentina... y allí se quedaron todos durante la posguerra española, cuando en España apenas había que comer. Sin embargo, la Argentina de Perón era un paraíso consumista ('el granero del mundo', se decía). Había trabajo, había abundancia. Gárate nació allí en 1944, en Sarandí. En 1945, sus padres volvieron a Eibar, y desde entonces, el chico se consideró 'eibarrés'. De hecho, José Eulogio Gárate jugó en el Eibar, en 1964-65, y en 1965-66, en el Indauchu de Bilbao, antes de dar el salto al Atlético de Madrid.

Por confesión propia, y tras requerimientos de alguien tan especial como Agustín 'Piru' Gaínza -que le daba libertad total, amén de pagarle los estudios-, Gárate probablemente hubiese acabado en el entonces 'Atlético de Bilbao'... de no ser porque este club era incapaz de arreglarle en la Capitanía General de Burgos el problema del servicio militar, que José Eulogio -hasta ahí, con doble nacionalidad hispanoargentina- prefería no hacer. 

Y eso que, según propia admisión, José Eulogio Gárate 'quería estar' en el Athletic bilbaíno. Pero tenía que hacerse español, 'sólo' español. Aunque al nieto del exiliado Don Eulogio 'no le importaba' hacerse español, inicialmente, el nativo de Sarandí optó incluso por la nacionalidad argentina.

Sin la cartilla militar, la nacionalidad española quedaba en el alero y no habría pasaporte español; aunque siempre, Gárate podría optar a la definitiva nacionalidad argentina. Pero había un límite de edad, y en ese tiempo, existía prohibición formal para los jugadores extranjeros profesionales... aunque siempre quedaba la pintoresca salida de los 'oriundos'.

Entonces, en el verano de 1966 (con Gárate al borde de cumplir 22 años, el límite de 'la decisión final'), y tras una temporada de 14 goles en Segunda División con el Indauchu, bajo órdenes de Fernando Daucik y José María García de Andoin... el Atlético de Madrid llegó a por el muchacho de los Gárate (que estudiaba Ingeniería Industrial a tope) y, con todas las rojiblancas conexiones con el Régimen de Franco... sí se consiguió que el jugador firmara la cartilla militar 'en blanco'.

LA CARRERA DE GÁRATE.- José Eulogio Gárate se plantó en Madrid el 25 de julio de 1966, Día de Santiago, una gran Fiesta Nacional. "Hacía un calor horroroso para alguien que llegaba del Norte. Pero gracias a Dios todo fue muy bien", diría Gárate en 'Jot Down', muchos años después. Bajo tutela del 'cacique' Jorge Bernardo Griffa, el 'vasquito de Sarandí' se hospedó en 'la Pensión de Doña Sofi', cerca del Estadio del Manzanares.

En febrero de 1967, 'El Diario Vasco' reproducía palabras de Gárate en entrevista publicada en 'Arriba', en la que el jugador aseguraba: "Lo más importante para mí es la carrera... antes de llegar al Indauchu, me había empezado a aburrir la sujeción a que me obligaba el fútbol, los viajes constantes para jugar y entrenarme, etc. No podía hacer como mis compañeros. No tenía la libertad que ellos para aprovechar los ratos de ocio. Sí, me aburría el fútbol, y había decidido dejarlo cuando se decidió lo del Indauchu. Fiché por este equipo en septiembre y en solo una temporada más ya fiché por el Atlético de Madrid". 

Aunque el 'ardiente' Jorge Griffa, un 'Tigre' en toda regla, le reprochaba que era demasiado 'frío', Gárate pronto explotó en un delantero inteligente, tan lleno de clase... como competitivo. Muy coordinado y elástico, era todo control, flexibilidad y soltura con el balón en los pies, era un artista de las 'paredes', 'caía' hábilmente a las bandas (más, a la izquierda), sacando de zona a los defensas centrales y su remate era un peligro, no sólo con ambas piernas... sino con la cabeza, en perfectos giros de cuello. 

Gárate acompañaba la gracia e inteligencia en el juego con elegancia natural; como futbolista y como persona. Consumados pistoleros de las áreas como el madridista Gregorio Benito (confirmado en la web del mismo Ayuntamiento de Eibar) eran incapaces de liarse a patadas con él. Otros... como que no paraban. 

Según Gárate, en 'Jot Down', en 2014, "Todavía me duelen los huesos... los centrales en aquella época eran más duros... Aguirre Suárez, del Granada, salía al campo con varios alfileres y te pinchaba en el culo. Y otro detalle: en aquella época para un argentino la palabra 'hijo de puta' era como decir hoy 'hola, qué tal estás'. Entraban en el vestuario por la mañana y decían 'buenas, hijo de puta'. Esto, aquí no lo podías decir. Ahora se ha popularizado, pero en aquella España no podías decir 'hijo de puta'. Era una palabra prohibida".

Gárate sólo vio cuatro tarjetas amarillas y solo le expulsaron una vez, nada menos que el inefable Emilio Carlos Guruceta, por protestarle en un Español-Atlético de Madrid, en el desaparecido Estadio de la Carretera de Sarrià. Por no molestar ni ofender, Gárate apenas celebraba los goles: "La alegría iba por dentro. Lo que se hace hoy, con todo el mundo dando volteretas y haciendo saltos, no sé...  a partir de la famosa voltereta de Hugo Sánchez, parece que cada uno tiene que inventar algo para dar la nota. Las celebraciones de los goles no tenían nada que ver con lo que son hoy en día. Es la moda, pero a mí no me gusta". Su presencia en la Selección española, con Laszi Kubala al frente, fue casi permanente desde 1967 hasta 1975. 

Tras la final de la Copa de Europa de 1974, Bayern München-Atlético de Madrid (1-1, 4-0, en Bruselas, van a cumplirse 50 años a mediados de mayo próximo) algunos reprocharían acremente a Gárate que no 'bajara' en persecución de Hans-Georg 'Katsche' Schwarzenbeck, defensa central internacional del Bayern, cuando Schwarzenbeck -que le había quitado el balón a Gárate al 'encimarle' junto al banderín de un córner- subió como un tiro para sentenciar el 1-1, en zapatazo imparable para Miguel Reina y en el último soplo de la prórroga del primer asalto de la final: 120 minutos. Y 4-0 para el Bayern en el segundo y definitivo partido, a las 48 horas: 15 y 17 de mayo de 1974.

Más tarde, Gárate asumiría su extraordinario cansancio en aquellos instantes finales, decisivos e inolvidables en la historia del Atlético de Madrid, y reflexionaba con perspectiva: "Fue de los partidos y de los momentos que cambian la trayectoria de un club". Incluso hace muy poco, 'Katsche' Schwarzenbeck ha dicho en 'Bild Zeitung': "Sin duda, fue un gran golpe de suerte que yo marcara ese gol... después de acabarse la prórroga con el empate, todos en el Bayern éramos optimistas porque sabíamos que los de Madrid habían quedado muy deprimidos moralmente; al día siguiente vimos que ellos habían arrancado las tuercas de los bancos de vestuarios".

EL CALVARIO; HONGO EN LA RODILLA.-  El 1 de febrero de 1976, con Gárate ya algo veterano (31 años), un Elche repleto de sudamericanos (Dominichi, Gómez Voglino, Aníbal Montero... el 'oriundo' Rubén Cano, todos dirigidos por el 'tremendo' Marcel Domingo) visitaba al Atlético, entrenado por Luis Aragonés, en partido del Campeonato 1975-76, jornada vigésima. 

Fue 3-0 para el Atlético, muy superior, con el 'crack' internacional paulista Joao Leiva, 'Leivinha', al frente de las operaciones. Pero en el minuto 12, Pedro Villagordo, 'Indio', defensa lateral del Elche, alicantino y criado en la cantera del Murcia ('Imperial'), entró a Gárate cerca de la banda... y le abrió la rodilla izquierda al ariete internacional rojiblanco con el tajo de un taco de la bota. Bajaron al herido Gárate al vestuario y, tras cura de siete minutos, cerrada con tres puntos de sutura, Gárate regresó tan a tope de adrenalina que en el minuto 21 abrió el marcador con uno de sus testarazos -en plancha-... en perfecto 'giro de cuello'. 

En la segunda parte, dos tantos de Leivinha remataron al Elche del volcánico francés Marcel Domingo, ex jugador (portero) y técnico del Atlético en una época gloriosa, muy a comienzos de los años 70. De hecho, Domingo, Luis Aragonés y Diego Simeone son los únicos que han alzado el título liguero con el 'Atleti' como entrenadores y como jugadores.

Gárate siguió jugando en 1975-76, siempre con ciertas molestias -que se mitigaban con infiltraciones- en la cicatriz de la rodilla izquierda que había abierto el taco de Villagordo, 'Indio'. Acabó la Liga más o menos bien, el Atlético terminó tercero (tras Real Madrid, campeón, y Barcelona)... y el 26 de junio de 1976, en uno de esos testarazos 'tan suyos' batió al meta zaragocista Andrés Junquera y sentenció la última final de Copa del Generalísimo... ya no presidida por un General Franco que había muerto el 20-N-1975: 1-0 del Atlético al Zaragoza de Carriega y los 'zaraguayos' (que había apeado al Betis en semifinales; 2-1, 1-1)... en el Estadio 'Santiago Bernabéu', Madrid.

Al poco de batir a Junquera en la final de 1976, en Chamartín -es la imagen que abre nuestro texto-, Gárate recibió una fuerte entrada del defensa madrileño (y exmadridista) Pepe Heredia. Estuvo ocho minutos fuera del terreno, pero se restableció hasta incluso para recoger la Copa de 'Campeón de España', de manos del flamante rey Juan Carlos I. Nadie podía imaginarlo, pero había sido el último gol del brillante José Eulogio Gárate... que entonces aún no había cumplido 32 años.

En el verano, aunque el ya capitán 'atlético' aún se alineó en amistosos, las molestias de Gárate subieron de 'persistentes' a 'crecientes'. Le amargaban la vida. Habló con el doctor Enrique Ibáñez Martínez-Valdés, médico del club (y de toreros como Palomo Linares, muy 'atlético', Antoñete, el propio Paquirri...); todo un especialista. La revisión de Ibáñez se topó con un pequeño y extraño bulto en la rodilla, del que el médico sacó una extracción para producir cultivo. 

Según Gárate, en entrevista de enero de 2004 en 'AS', con Ladislao J. Moñino, "una vez que se sabía que la infección provenía de un hongo, empezaron a cultivar diversas clases para dar con el antídoto. Una de esas muestras de bacterias la tiraron a la papelera. Un par de días después alguien pasó por al lado de la papelera y se dio cuenta de que allí se había desarrollado algo y, efectivamente, era el hongo que yo tenía".

En el cultivo había dado la cara un hongo 'invasor y filamentoso, ubicuo, telúrico'. Era un hongo saprofito, de distribución universal, frecuentemente aislado de los suelos, aguas estancadas y residuales': 'Scedosporium apiospermum' o 'Monosperium Apiospermum'. Un hongo invasor que podría ingresar incluso en pulmones o cerebro y que se cría entre la hierba, en climas cálidos y húmedos. Es más de climas tropicales, pero... quizá no tan raro en España en el pasto de un campo de fútbol que se riega con aguas residuales y en la humedad pegajosa de fechas ya veraniegas. La herida del taco de Indio había introducido esporas del hongo, revueltas con tierra y las raíces del césped.

El 'Scedosporium apiospermum' desencadena lo que se llama 'Mitezoma de rodilla', un mal típico entre los cortadores de caña de los trópicos. Así, Ibáñez viajó a Brasil para recabar pistas. El tratamiento recomendado era un potente antibiótico, 'Anfotericina B' (comercializado hoy como 'AmBisome'). Con pequeña mejoría, Gárate incluso jugó el 24 de octubre de 1976 un cuarto de hora, en relevo de Rubén Cano, autor del primer gol, contra el Barcelona de Cruyff y Michels: 3-1 para el Atlético, en los que iban a ser los minutos finales de José Eulogio Gárate como jugador en activo...

El gran castigo y el desenlace fue que se daba un porcentaje de casos en que el organismo del paciente afectado por 'Scedosporium apiospermum' rechazaba la 'Anfotericina'. Gárate fue uno de esos casos. En situación de drama, el hongo se iba comiendo la rodilla, mientras que el riñón no podía con el antibiótico.

"Llegó a pedirme que le cortara la pierna", contó Enrique Ibáñez a Alfredo Relaño en 'El País', algo confirmado por Gárate en 'Jot Down' y a Ladislao Moñino. De este dramático modo: "El antibiótico eliminaba mis defensas y favorecía el desarrollo del hongo, que me estaba comiendo el cartílago y el hueso, pero además el verdadero peligro era que (el hongo) se me extendiera por la sangre y llegara a los órganos", relataba Gárate, quien confirmaba aquí: "En una consulta estuvieron doce médicos. ¡Doce!, hasta quince... el doctor Cabot vino desde Barcelona, Gay Prieto, los mejores, pero era algo desconocido y nuevo... si había que amputar, yo estaba decidido para acabar con todo eso. Nadie sabía nada y yo temía que el hongo se me extendiera por todo el cuerpo. Si era degenerativo podía acabar conmigo y tenía miedo a que eso sucediera". 

Entonces, Ibáñez viajó de nuevo a Brasil y un gran especialista, J. R. Lacasse, le habló de otro remedio, el 'Nitrato de Miconazol'. En España se comercializaba en polvos para los pies ('Miconazole')... pero en Bélgica sí podía obtenerse como inyectable. Así funcionó, de una vez por todas. Al fin, desapareció el hongo... pero la rodilla de Gárate estaba liquidada para siempre. Según el doctor Ibáñez, "fue un caso rarísimo y que he publicado en cuatro idiomas, porque interesó mucho, dado lo infrecuente que es, las circunstancias y la misma personalidad del afectado. Heridas por tacos tenemos con relativa frecuencia; pero que se colara ese hongo sí fue algo excepcional".

De Gárate a Moñino (enero de 2004, 'AS'): "Como la enfermedad era degenerativa, cada vez he ido perdiendo más movilidad en la rodilla; la tengo muy limitada, sólo puedo girarla hasta cuarenta grados. Apenas puedo caminar. Ando un poco y me siento, no puedo estar más de cinco minutos de pie. Casi no puedo salir de casa, a no ser que vaya en coche. Es duro, porque tuve muy mala suerte. Anímicamente te afecta, pero intento llevarlo lo mejor que puedo... el hongo me ha dejado sin menisco, sin cartílagos, sin ligamento. Tengo la rodilla destrozada por lo que en breve me tendrán que poner una prótesis de rodilla para poder andar y tener una vida más normal".

Sólo quedaba por concretar si el 'Scedosporium apiospermum' había 'invadido' la rodilla de Gárate mediante la entrada de Indio el 1 de febrero de 1976... o por la de Heredia en la final de Copa, ya en el 26 de junio. El dictamen final culpó a la entrada de Indio que, aunque de modo fortuito, produjo una herida muy profunda. La de Heredia fue casi nada, en comparación. 

El miércoles 1 de junio de 1977, el Atlético de Madrid despidió a Gárate con un gran homenaje, un partido entre el Atlético, flamante campeón liguero, y una Selección Vasca (de Athletic más Real Sociedad, Iribar, Villar, Rojo I, Astrain, Irureta, Churruca, Kortabarria, Satrústegui, Zamora, Olaizola, López Ufarte...) que capitaneó nada menos que el mismísimo José Ángel Iribar. Más de 60.000 espectadores abarrotaron el Estadio 'Vicente Calderón', no sólo con la afición del Atlético, sino también con gente de Real Madrid (muchos), Rayo Vallecano o, inclusive, béticos y sevillistas. 

En sólo tres semanas más, y en ese mismo recinto a orillas del Manzanares, Iribar y los jugadores del Athletic iban a vivir una muy especial final de 'Campeonato de España', la de la I Copa del Rey; ante el Real Betis Balompié...

Ya más ingeniero que futbolista, José Eulogio Gárate prescindió de las muletas, soportó impertérrito el rastro de la cojera en la rodilla y, con chaqueta marrón de entretiempo, más corbata azul y camisa blanca, atravesó el campo antes del partido para -todavía capitán de la primera plantilla rojiblanca-... recoger el trofeo del título de Liga 1976-77. Esto, además de la Placa de Plata al Mérito Deportivo, impuesta en la solapa por Benito Castejón, Director General de Deportes. Previo abrazo con el presidente Vicente Calderón, el trofeo de campeón fue entregado a Gárate por Pablo Porta, presidente de la Federación Española. Obviamente, José Eulogio, el niño de Sarandí, no pudo jugar un solo minuto. 

'Zurbarán en el arte y en el fútbol, Gárate', proclamaba una pancarta casi junto a la hierba, mientras la afición del Atlético, muchos con los ojos inundados en lágrimas, coreaba 'Gá-ra-te, Gá-ra-te, Gá-ra-te', cuyos últimos recuerdos de ese día son: "Nunca podré olvidar la reacción del público. No puedo explicar hasta donde llega mi agradecimiento a esa afición y a todo el pueblo de Madrid. Fue algo extraordinario... y luego tienes que pasar página. No puedes estar añorando lo que fuiste o lo que dejaste de ser, aunque el fútbol haya sido siempre una parte tan importante de tu vida".

Una vida que resulta tan insólita, tan extraña como para que, en un recodo del camino, tras casi cinco décadas y por culpa de las rodillas, se crucen las historias de Francisco, 'Kiko' Rivera Pantoja y José Eulogio Gárate Ormaechea, ese ingeniero industrial tan lleno de clase...