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A falta de Messi

Antonio Félix
Antonio Félix
13/05/2020

Joel Robles es el síntoma del modelo dominante en el dominio cognitivo. Ahí queda eso. Joel tiene el coronavirus. Se lo detectaron en las pruebas que hizo el Betis para volver a los entrenamientos. Según dijo, guardó todas las precauciones debidas, pero aun así resultó infectado. Es asintomático. Tiene un hijo recién nacido, el cual, se felicitó, está bien. Al igual que su familia. Joel no tiene miedo y está deseando volver a jugar para hacer felices a todos los béticos ganando el derbi. El portero ha sido largamente aplaudido porque es el síntoma del modelo que tal. El ejemplo de la vuelta a la nueva normalidad.

Se diría que esa conciencia que muestra Joel ha ido ganando terreno hasta hacerse imperante. Futbolistas que manifestaban sus recelos para volver al tajo han caído en el más profundo silencio. Tal vez porque han cambiado de opinión, tal vez porque no se atreven ya a manifestarla. Ahí está el caso de Fali, convertido en el hijo de Belcebú en la tierra. Él sigue en sus trece: no lo ve claro y no jugará, sin importarle perder el dinero ni tirar su carrera a la basura. Una coherencia que desdeñan sus críticos, muchos de los cuales prefieren seguir telebrabajando a acudir ya a su curro. Al parecer Fali tiene una responsabilidad social. Yo, no.

Esa responsabilidad es la economía, por supuesto. De la crisis sanitaria ya sabemos algo: tenía un plazo. Superado, hay que centrar todos los esfuerzos en evitar que enferme de verdad el negocio. Como dice el gran Alberto Olmos, el miedo a convertirnos en pobres ya está aquí. Y eso puede más que cualquier otra consideración lógica, política o moral que albergáramos. Por más que los hechos persistan. El virus está lejos de ser extirpado. Se siguen contando casi 200 muertos diarios. De la vacuna apenas si llegan noticias vagas. Las estrategias políticas siguen siendo confusas, cuando no estrafalarias. Es cierto que hubo políticos, como Boris o Trump, que advirtieron desde el principio que la pandemia principal era económica, y que hacia ella se dirigirían todos sus esfuerzos. Pero el resultado es que Inglaterra y Estados Unidos acabarán esta crisis como los dos países donde más personas murieron, y que sus mercados están tan jodidos como cualesquiera otros.

En el fútbol, esa confusión es simétrica. Alemania es el primer país que ha anunciado que vuelve el campeonato. España, aunque a falta de fecha, ha sido el segundo. No hace falta incidir en las diferencias en la gestión y profundidad de la crisis entre ambos estados, pero es que en salero no nos gana nadie. Italia se mantiene a la expectativa. Francia ya dio por concluida su Liga. En Inglaterra, hacia donde todos miran, la cosa está interesante. Los jerarcas empujan a jugar mientras los futbolistas, en voz de sus estrellas, se resisten. Todos parecemos haber aceptado aquí que bien está que los muchachos jueguen, pero me da que, más allá de lo que digan Joel o Fali, hasta que no se pronuncie Messi no tendremos una idea cabal de lo que va a pasar.