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Embustes

Antonio Félix
Antonio Félix
14/10/2020

El embuste es connatural al fútbol. Al juego, desde luego, pues qué es el regate, la pared, la finta e incluso el tiro sino un esencial engaño. Y a todo lo que rodea al juego, en buena medida para enseñorear lo que, en realidad, es una de las más fabulosas maneras ideadas por el hombre para hacer y ganar dinero fácil. En este sentido, no ha de extrañarnos la llegada a nuestras praderas de don Antonio Cordón: he aquí un embustero más. Ningún problema por ese lado. El asunto es que, asumidas las reglas de este negocio, es de esperar que los actores representen su papel con relativa elegancia o, al menos, con cierta gracia. Y Cordón no está teniendo ni una ni otra.

Una mentira bien afeitada desvela una inusitada inteligencia en su creador. Algunos ejemplos podemos encontrar en el fútbol donde, sin embargo, abunda más el embuste bronco, puro, desnudo. Existe cierto desdén entre los embusteros de este negocio, tal vez por ese mal de altura, esa soberbia de poder que suele embaucar a los que menean este fértil tronco. Desconocemos si ésa es la naturaleza del señor Cordón, pero desde luego que lo es del reguero de charlotadas que están jalonando su camino verdiblanco.

Ya fue una inmensa mentira la que facilitó la llegada de Cordón al Betis, el club con el que juró y perjuró que nada tenía para romper su contrato con la Federación de Ecuador, episodio que no preludiaba nada bueno sobre la catadura moral del personaje… esa misma que ahora lamentan los despedidos por la crisis económica que asola al club. Es un embuste muy top eso que dijo Cordón de que “hay cosas más importantes en la función de un director deportivo que fichar jugadores”. Pero sí es verdad que un buen director deportivo debe hacer más cosas que fichar jugadores. Por ejemplo, venderlos. Especialmente en tiempos de carestía económica en los que el mismo club reconoce que necesita generosos traspasos para equilibrar las cuentas. Eso, el señor Cordón, tampoco lo ha hecho.

Pese a ello, hace unos días reclamó para su figura un gran aplauso global por el estupendo trabajo realizado con la plantilla. No merece la pena hacer sangre con esto. Es sencillamente ridículo. El gran éxito que achacar a Cordón es ser colega impuesto por Manuel Pellegrini para aceptar al Betis, pues recuerden que aquí se firmó antes al entrenador que al director deportivo. Y haberse desvelado como un excelente escudo para desviar la atención sobre el presidente Haro y su esfumado colega Catalán, quienes, de inmediato, le han otorgado un poder supremo para hacer y deshacer a su antojo, desde la confianza propia de quienes se entienden hablando un mismo lenguaje.

Es pronto para hacer una evaluación definitiva sobre el trabajo del señor Cordón, entre otras cosas porque, como él mismo reconoce, le queda aún mucho por hacer. Dado su carácter plenipotenciario, parece evidente que la salud deportiva y económica que goce el Betis a final de temporada bien dependerá de esa habilidad. Así que a ello. Y, mientras tanto, sería conveniente que de alguna manera Cordón sofisticara sus embustes. Ya estábamos acostumbrados a las tonterías cósmicas de López Catalán. No hay por qué empeñarse en superarlo.