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El papel de Joaquín

Lucas Haurie
Lucas Haurie
18/10/2021

El capitán del Betis no está contento con su rol, muy secundario, en la que puede ser la temporada de su despedida. Ni él lo esconde ni Pellegrini lo niega: el futbolista quiere jugar más y el entrenador no termina de verlo. Lo que con personalidades más volcánicas podría degenerar en un conflicto de lo más incómodo, dos estrellas lo resuelven con profesionalidad y franqueza. Salió el cuarentón para echar un ratito en un encuentro que languidecía, pidió el balón tres o cuatro veces (qué diferencia con el abúlico Tello, por Dios) hasta que encontró el hueco para resolver el encuentro con una asistencia a Borja Iglesias. Los detractores de Fekir, que sigue habiéndolos, se asirán a la mezquindad contable para destacar que el crack no sumó en Mendizorroza. Pero usted también sabe, querido negador de evidencias, que el gol del triunfo jamás habría llegado sin la inspiración del ocho en el pase al portuense.

Todo es prioritario. La prioridad era la Liga, sí, mientras la asequibilidad de los rivales en Europa (Celtic, Ferencvaros) invitaba a ciertas veleidades en la alineación. Habría sido una tremenda decepción que Manuel Pellegrini cayese en el sindiós tan típico de esos entrenadores que echan el bofe para jugar una competición continental… y tres meses desprecian el resultado de ese esfuerzo al dejar patente, a través de los hechos, que ese torneo intersemanal es una minucia porque lo importante es lo del domingo. El Betis se juega la primera plaza de su grupo, que ahorrará una eliminatoria peliaguda y fatigosa en febrero, en el doble e inminente doble enfrentamiento con el Bayer Leverkusen. Un respiro para los argentinos y el sub 21 Miranda, titulares en la reserva que esperan a los alemanes con las uñas afiladas. ¿Cuál es la prioridad de un técnico ganador? Todo. 

Los galones de Édgar. Uno de los misterios acerca de Édgar González es por qué casi nadie escribe su nombre con tilde, igual que el apellido de su compañero Lainez. Otro nos trasladaría a una cuestión puramente futbolística. ¿Por qué estuvo tres años por detrás de Sidnei o Bartra en la jerarquía de centrales béticos? El futbolista catalán, otro de los impagables legados de Quique Setién, pasó una tarde delicada en Mendizorroza por culpa de su socio y paisano, casi siempre más pendiente componer una bonita foto que de despejar. Lidió con una tarjeta casi todo el partido, se animó a alguna salida en conducción por el centro y se merendó a las finas hierbas al tal Joselu, a quien la estadística destacó como el delantero que más duelos aéreos ganó durante la pasada Liga. Y un detalle que tal vez pasó desapercibido: su único error fue conceder, con un voleón pifiado, un córner que… terminó en gol de Borja Iglesias. El chico, encima, tiene estrella.