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Luiz Pelé

Antonio Félix
Antonio Félix
06/07/2022

El Betis sigue haciendo las cosas muy bien. El club enfila bajo un inmenso manto de ilusión la temporada, mérito de muchos entre los que se cuenta el departamento de propaganda, lapidaciones y fiestas mayores, área aparentemente accidental pero en realidad tan importante hoy día en la vida de un club de fútbol, donde a menudo vale más el parecer que el ser. El curro en ese cubil tiene sus cosas desagradables, y no pocas, como ponerte a gangrenar en las redes sociales soltando escoria sobre una sencilla empresa que ha tenido a bien patrocinar a un periodista que le ha hecho pupa a tu sultán. Pero también cuenta, desde luego, con su lado bonito, como es insuflar optimismo a borbotones a la afición, alimentar, igual da de manera ficticia o no, las ensoñaciones más húmedas del personal para que crea realidad e inmediato el futuro más feliz. Lo que se ha hecho, digamos, con Luiz Henrique.

Vaya por delante, y en eso no creo diferenciarme de la mayoría de ustedes, que no he visto un solo minuto de juego real del chaval al que ha fichado el Betis. La única referencia que tengo de él es por el imperdible bloguero 'Fútbol y Progreso', tras quien se esconde un fenómeno que ha decidido pasar muchas de las horas de su precioso tiempo viendo mayormente la segunda división brasileña. Eso te da para atractivos conflictos conyugales y para contar con un conocimiento largo y preciso de los jugadores que, años después, llegan a Europa. Hasta donde sé, el tal F&P rompe en sevillista, lo que hace más interesante su opinión de Luiz Henrique, al que considera un jugón con enorme potencial, un auténtico robo al mercado. Esto es una cosa. Y lo del aparato, otra.

El departamento de propaganda lleva un mes bombeando con Luiz Henrique a tiempo completo. Al chaval lo hemos tenido hasta en la sopa, siempre con un regate, un golito, una sonrisa o un te quiero Betis para llevarse a la gente de calle. Sin haber tocado aún la pelota, Luiz Henrique se ha convertido en un auténtico ídolo para la hinchada, que aguarda su entrada en toriles con unas ganas locas de romperse las palmas. La primera amortización de Luiz Henrique ya se ha producido, pues en un mes con cositas inquietantes (mogollón de jugadores, cero ventas, necesidades aparatosas de liquidez…) nada se habla más que de él. Es la reencarnación de Ronaldo, es el nuevo Pelé. De hecho, mejor es que lo sea.

El otro día a Luiz Henrique se le acompañó con Denilson, y a la peña le vino un aire raruno, no fuera a ser como fue éste. No en vano, el chaval se ha definido principalmente como un regateador. Nos queda el aval de F&P, pero cuidado, que aquí el amigo fue el mismo que presagió el triunfo inconmensurable de un tal Arana (ojo, aún hoy internacional con Brasil) cuando lo firmó el Sevilla. Es decir, que una cosa es el circo y otra la jungla. Es precioso ver a un chico como Luiz Henrique emocionarse ante el recibimiento y el bombo que le está dando el Betis, pero realmente nos tendríamos que preguntar si le están haciendo un favor. Cualquier cosa que no sea deslumbrar va a saber a poco en este veinteañero que jamás había salido de su casa, y que no tiene ni idea de cómo se las gastan los tacañones de la Liga cuando les vas a tirar un cañito.

Es curioso comparar cómo ha vendido el club a su otro gran fichaje, Luiz Felipe, marmóreo central que lleva una década como titular en Italia, con cuya selección acaba de debutar. A éste lo ha despachado con cuatro líneas, opacadas además con la renovación del eterno Joaquín. Sucede, y no en pocas ocasiones, que el valor del producto real es inversamente proporcional al que tiene en el zoco mediático. Esperemos que no sea el caso de Luiz Henrique, pues el show tampoco perdona. Defraudar sus expectativas conduce directamente a la siguiente puerta del departamento de propaganda y lapidaciones.