Firmeza atrás y eficacia delante o, como se dice ahora, dominio de las áreas. La receta de la salvación para equipos con problemas contiene dos ingredientes básicos, un muro y un martillo que en ocasiones fueron Nyland e Isaac y que, contra el Mallorca, han sido Sergio Ramos y En-Nesyri. El camero, cuando el Sevilla perpetraba un recital de imprecisiones que duró toda la primera parte, evitó en la raya un gol a portero batido. El marroquí, tras una jugada primorosa urdida por Jesús Navas y Suso, intercambiados sus papeles habituales de lanzador y centrador, cabeceó el 1-0 y asistió a Isaac en el gol de tranquilidad que sólo quebró Abdón Prats en el penúltimo minuto del descuento. Ya está el gato (de la permanencia) en la talega.

Quique Flores y Javier Aguirre no son los dos entrenadores más atrevidos del mundo. Vamos, no están siquiera entre los mil quinientos técnicos más osados de España. Plantados ambos con cinco defensas, sus equipos depararon uno de esos partidos de porcentaje que harían las delicias de un aficionado al “calcio” de los noventa. Esa filosofía se basa en el hecho de que el reglamento concede un punto de inicio, el del cero a cero, y su primer mandamiento es no regalárselo al rival. Y luego se pesca un gol, con una ocasión o con media, a defenderlo toca con más ahínco todavía. Con el Cádiz derrotado desde el sábado, a nadie le disgustaba a priori el empate.

La primera parte fue un ejercicio aseado del Mallorca y un espanto técnico del Sevilla, que sí facilitó la oportunidad de Muriqi en una salida demencial de Agoumé y Soumaré, dos bodoques. Condujo Radonjic con habilidad y abrió para el kosovar, solo ante Nyland, a quien batió con su remate cruzado. Suerte que Sergio Ramos andaba por ahí para firmar un salvamento de valor gol. El que, justamente, se le seguía negando a Isaac en un contragolpe bien lanzado (¡albricias!) por Soumaré. Corrió el lebrijano tras el pase profundo del francés e ignoró el pase franco a En-Nesyri para probar suerte en un mano a mano que le ganó Rajkovic. Decisión discutible y pésima ejecución (otra vez) de un chaval que ya traslucía cierta (mucha) ofuscación en la mirada.

Semejante horror era demasiado hasta para el conservador Quique, que activó a Suso por Agoumé en el descanso. “¡Por fin un futbolista!”, celebraba un parraquiano, a quien un malpensado bajaba de la nube. “Éste quiere que le saquen la quinta amarilla y así no tener que ponerlo en el derbi”. La gente, que es muy larga… Tres minutos tardó el gaditano en trazar esa diagonal desde la derecha que tiene patentada, aunque el disparo se le marchó alto. Al cuarto de hora, hizo lo que jamás hace: correr al espacio detrás de un chip de Jesús Navas que le permitió un centro sencillo (¿sencillo con la derecha? Para él, preñado de talento como está, sí) a la cabeza de En-Nesyri, que fusiló de un frentazo.

Ficha técnica:

Sevilla FC (2): Nyland, Jesús Navas (Juanlu, minuto 93), Badé, Sergio Ramos, Gudelj (Acuña, minuto 81), Ocampos, Agoumé (Suso, minuto 46), Soumaré, Óliver, Isaac Romero (Lukebakio, minuto 81) y En-Nesyri (Lamela, minuto 89).

RCD Mallorca (1): Rajkovic, Maffeo, Valjent (Antonio Sánchez, minuto 70), Raíllo, Copete, Jaume Costa, Mascarell (Morlanes, minuto 70), Samu Costa, Dani Rodríguez (Darder, minuto 70), Radonjic (Larin, minuto 60) y Muriqi (Prats, minuto 82).

Goles: 1-0, minuto 61: En-Nesyri. 2-0, minuto 75: Isaac Romero. 2-1, minuto 95: Prats.

Árbitro: Hernández Hernández, canario. Amarillas para Samu Costa y Copete.