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"Yo estuve allí"

Juan Ruiz Cárdenas, socio número 5 y ex Hermano Mayor de la Macarena, rememora cómo vivió la inauguración del Sánchez-Pizjuán hace 60 años

José Antonio Jiménez
José Antonio Jiménez
06/09/2018

No fueron muchos los que asistieron a la inauguración del actual estadio del Sevilla FC el 7 de septiembre de 1958. No por falta de interés, simplemente porque estaba a medio hacer. Y tampoco son demasiados los privilegiados que, 60 años después, pueden recordar lo sucedido una tarde de verano en el barrio de Nervión. Uno de ellos, es el actual socio número 5 de la entidad sevillista y ex Hermano Mayor de la Hermandad de la Macarena. Juan Ruiz Cárdenas, abonado desde 1948 que presenció con 17 primaveras in situ en compañía de sus padres (Juan y Lucrecia) el choque que servía como puesta de largo del feudo que venía a sustituir al Viejo Nervión. Terreno de juego que se había quedado obsoleto y que se ubicaba cerca de la actual intersección entre Luis de Morales y Eduardo Dato.

"Sobre la maqueta del Sánchez-Pizjuán, escogimos la Fila 14 de la Tribuna Cubierta de Preferencia, asientos 39, 41, 43", recuerda. Localidades vecinas de las ocupadas por los VIPS de la época. A saber. Militares de altísima graduación y altos cargos de la administración, personal que no era demasiado asiduo al fútbol de las cuatro de la tarde. "No había luz eléctrica, por eso se jugaban los partidos a esa hora. Acababas de almorzar y corriendo para el estadio", apostilla alguien licenciado en Farmacia que hizo sus pinitos en el Campo del Subcomité, también ubicado en una explanada que el siglo pasado era del Sevilla FC y donde hoy en día moran diversos centros comerciales, edificios de oficinas y viviendas muy bien equipadas.

Pero volvamos al 7 de septiembre del 58. La tarde que mediría al anfitrión… y al Real Jaén. Estaba invitado el Cádiz CF, pero lo sucedido días atrás en el Trofeo Carranza provocó que deprisa y corriendo se cambiara de rival. El choque acabaría con empate a tres. "De lo sucedido en el césped, la verdad es que no me acuerdo nada", dice… recordando sin quererlo el resultado del primer partido oficial disputado en el Sánchez-Pizjuán fechas más tarde. Los sevillistas de corazón seguro que saben de qué estamos hablando.

Un marcador ante el eterno rival, para muchos el prólogo de un declive deportivo provocado por el cambio de campo. “El estadio lo pagamos los sevillistas. Nadie nos ayudó, como le ocurre a otros. Se sacaron unas obligaciones que el sevillismo suscribió para financiar la obra del nuevo estadio. Hasta mediados de los 60, éramos de los pocos equipos que nunca había bajado a Segunda. El segundo que había disputado en España la Copa de Europa. Pero la construcción del Sánchez-Pizjuán fue nuestra ruina deportiva. Todos los recursos se destinaron a la finalización de las obras del nuevo campo y, eso, terminó pagándolo el equipo. Un campo terminado con sangre, sudor y lágrimas de todos los sevillistas. El Athletic de Bilbao, sin ir más lejos, hizo una de las gradas del antiguo San Mamés gracias al dinero que ingresó tras la venta de Maguregui al Sevilla. Ahora, afortunadamente, las cosas han cambiado para bien. No hay que recurrir al NO-DO para rememorar nuestros logos", enfatiza Ruiz Cárdenas. Son muchos los que comparten esta teoría. Un campo que comenzó construyendo el mismo arquitecto del Santiago Bernabéu. Que concluyó otro y que hasta el Mundial 82 no se terminaría. Mientras tanto, de los títulos, las finales… a varios descensos a Segunda y el domingo de zozobra ante el Linares para intentar no coquetear con la Tercera división.

Hombre fiel a los partidos de casa, no a los de fuera, reconoce no tener una liturgia para visitar el Sánchez-Pizjuán. Un sevillista que también puede presumir de ser de los pocos que había visto finales de su equipo del alma. "La del 48 la vi siendo casi un niño. Los recuerdos que tengo del partido ante el Celta de Vigo de Miguel Muñoz son muy vagos, casi nulos. La ganamos, eso nunca lo olvidaré. En la del 55 éramos claramente favoritos. Habíamos barrido en la semifinal al Real Madrid, mientras que el Athletic de Bilbao había sufrido muchísimo para dejar en la cuneta al Barcelona en tierras catalanas. Pero, a la hora de la verdad, se llevaron el gato al agua con un tanto de Uribe. Se volvió a demostrar, como tantas veces sucede, que en fútbol no hay favoritismos que valgan", comenta. De la del 62 y el penalti errado por Mateo, mejor ni pío…

Muy de Diéguez, "uno de los primeros extranjeros que tuvimos", tiene muy claro los mejores y peores recuerdos vividos en un feudo que llegó a tener un aforo que superaba las 70.000 localidades. "Me quedo con la noche ante el Schalke 04 y el gol de Antonio Puerta tras un pase de Jesús Navas. También con su irreversible desmayo ante el Getafe. Para lo bueno y para lo malo, Puerta siempre presente", enfatiza uno de los pocos sevillistas que puede presumir de haber estado en la inauguración de la casa de todos los sevillistas. Un estadio que cumple 60 años y que se está remozando para que dure al menos otros 60. Que Ruiz Cárdenas los disfrute el mayor tiempo posible.