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Lenglet y Gnagnon: mismo protocolo de seguimiento, resultado dispar

Paco Cepeda
Paco Cepeda
10/11/2018

Cuando uno ve a Joris Gnagnon jugar en el Sevilla, y ya van ocho encuentros completos, seis de ellos en Europa, no es difícil poder explicar cómo narices ha podido pasar los filtros de la dirección deportiva de Monchi, Óscar Arias y ahora de Caparrós, que son los tres responsables que han tratado de conseguir el fichaje, hasta que se logró este pasado verano, por unos quince millones de euros. Con Monchi ya se llegaron a ofrecer 10+2 millones, rechazados en su momento por el Rennes, el club de procedencia del internacional sub 21 francés. El sueño del actual director deportivo de la Roma era juntar a la pareja de centrales, uno zurdo y el otro diestro, de moda en la cantera francesa, ya con presencia en las selecciones nacionales de categorías inferiores.

El seguimiento a Lenglet, un éxito en lo deportivo y en lo económico, y a Gnagnon fue en paralelo. Lenglet, ahora en el Barcelona, dejando más de 35 millones en las arcas, jugó 83 partidos en el Nancy (la mayoría en la Ligue 2) y algunos más en las categorías inferiores de la selección francesa. El Sevilla entendió que con ese bagaje (una media de más de 40 partidos al año) cumplía con lo que suele buscar, rendimiento y posible plusvalías. Monchi, ese mercado invernal, ofreció el doble de dinero por Gnagnon que por Lenglet.

Con Gnagnon realizó el mismo seguimiento, casi calcado, incluso en el caso del actual jugador del Sevilla se pudo contrastar su presunto nivel en una categoría superior, porque los 79 partidos jugados con el Rennes fueron en la Ligue 1. Pero el resultado está siendo lamentable, por lo observado, porque Lenglet empezó a rendir desde el primer momento (llegó en enero, ese mercado que por lo visto es tan complicado) y hasta en los momentos de adaptación, se le veían cosas de futbolista de nivel. Con Gnagnon las sensaciones son incluso peores que el pobre rendimiento.