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La obsesión de Caparrós: reforzar sin 'romper' el grupo

Paco Cepeda
Paco Cepeda
13/11/2018

Dicen los que viven desde dentro, o cerca de él, que el vestuario del Sevilla es humanamente fuerte y cohesionado, que los egos y los roles están bien repartidos y aceptados, y que hay por tanto que tener cuidado para mimar este tesoro, que cuentan los que entienden que es básico para conseguir objetivos. Pero también es obvio que para que lleguen esos triunfos superlativos se necesita tener un altísimo nivel deportivo, por lo que la entidad debe conjugar lo uno con lo otro. El encargado de hacer eso posible se llama Joaquín Caparrós. La decisión es ir al mercado a por todo lo que mejore, pero hablar de ello lo justo, porque no tiene sentido hacerlo hasta que se pueda mover algo, que es a partir del 1 de enero. 

La otra cuestión que tiene más que clara Caparrós es que especialmente hay que traer gente que manifiestamente mejore lo que hay. Un grupo profesional, con sus afectos, da por bueno los cambios de personas cuando les ayuda a mejorar rendimiento, si no es así, o si es dudoso, prefieren al compañero conocido que al que está por llegar. Toda aspiración de un director de fútbol es acertar en lo profesional, lógicamente, pero en este caso se va a tratar de estar especialmente acertado para no despertar recelos en un grupo que ha respondido bien ante la adversidad (lesiones) que ha hecho piña y que esa virtud es parte de su éxito. Silencio y buenos jugadores casi indiscutibles va a ser la receta.