muchodeporte.com Sevilla FC

El Rey León vuelve a la selva (y se la juega)

Juan Miguel Vega
Juan Miguel Vega
22/05/2019

La disputa de un inoportuno partido amistoso del Sevilla en Tanzania contra un exótico equipo llamado Simba, como el personaje del Rey León, ha coincidido con la toma de las primeras decisiones importantes de otro león, tan famoso por estos lares como el de la película: el león de San Fernando. Monchi –el león en cuestión- se ha enfrascado de lleno en la ardua tarea que tiene por delante, que es básicamente la de devolver la tranquilidad, primero, y la ilusión, después a un proyecto que, una vez más, se ha salvado a última hora de la debacle gracias a la intervención salvadora de Joaquín Caparrós. Sí, critíquenlo, pero con él en el banquillo el Sevilla ha logrado dos clasificaciones europeas consecutivas por las que nadie en su sano juicio habría dado un duro. De acuerdo que como director deportivo no ha funcionado, pero él fue el primero que advirtió de que no estaba preparado para asumir esa función. Desde luego que podría haberla rechazado, pero todos sabemos que no había otra alternativa, ni nadie capaz de encontrarla. En fin, lo hecho, hecho está y a lo hecho, pecho.

El hecho actual es que sobre la decepción, aunque a la postre maquillada, de las dos últimas campañas, se pretende trazar borrón y cuenta nueva con la llegada –el regreso- de Monchi, el Rey León del sevillismo. Vuelve a la jungla en que se ha convertido este Sevilla bajo el régimen castrista. Una peligrosa maraña repleta de trampas ocultas: rencillas accionariales, fiascos futbolísticos y desencanto en la afición. Un Sevilla triste y lleno de malos rollos en el que hasta las obras para modernizar el estadio salen regular. Ante este desalentador panorama, son muchos los que quieren ver en Monchi un talismán milagroso. El hombre que lo arreglará todo. Y eso es precisamente lo que a este simple observador más preocupa. La fe ciega, incondicional, que muchos depositan en quien –humano al fin y al cabo- ha demostrado más de una vez que también se equivoca. Además, viene Monchi no exactamente de triunfar en la Roma, un equipo que tampoco es que sea de los punteros de Europa; de hecho, su palmarés continental está a años luz del que acumula el Sevilla, mientras que en el Calcio su curriculum es modesto: tres scudetti y nueve copas de Italia, algo más que el Sevilla, pero no demasiado. Deportivamente, y siendo por mi parte generoso, diría que el Sevilla y la Roma son equipos parejos. Imagino que en lo económico, será ya otra cosa. En resumen, que no sé hasta qué punto le va a venir bien al Sevilla esa experiencia que dice haber adquirido Monchi en Italia, porque ignoro en qué medida ha incrementado su conocimiento del medio, otra cosa habría sido si el máster lo hubiera hecho en la Juve, el Bayern o el Manchester United, por poner tres ejemplos. No lo puedo remediar, uno es un escéptico que en el pecado lleva la penitencia, pero también es verdad que un poco de escepticismo ahorra bastantes disgustos y acrecienta las alegrías en el caso de que lleguen. Eso sí, a pesar de todo, estoy de acuerdo en que Monchi es uno de los pocos –no muchos- que pueden enderezar la torcida senda que ha cogido el Sevilla, pero va a necesitar mucho que la suerte lo acompañe en el empeño, porque no puede fallar. No puede permitírselo. Además, no sé si él será consciente de ello, pero esta vez es más difícil que cuando en los noventa se hizo cargo de la dirección deportiva de un Sevilla en ruinas. Entonces, no tenía nada que perder y ahora estará obligado a ganar. Por todo ello, más que la fe, incluso que la confianza, es el deseo lo que me mueve a creer en que Monchi acertará. No tiene otra opción. Ni él ni el Sevilla. Porque si a final de temporada esa afición que lo ha recibido como el maná termina diciendo a su Rey León eso de ‘Simba, me has decepcionado’, es que el Sevilla se habrá metido en un lío muy gordo.