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Rony marca la diferencia

Antonio Félix
Antonio Félix
31/10/2019

Lo mejor de ganar es que no hay que dar explicaciones. De Rony Lopes, es decir. De Rony Lopes, Monchi podría haber dado una explicación extensa y metafórica para que todos conociéramos cómo funcionan las entrañas del fútbol. Es decir: estamos en que yo, Sevilla Fútbol Club, deseo vender a Ben Yedder porque me gustan los delanteros altitos y que tú, Jorge Mendes, has de colocar a Rony Lopes. Y resulta que el único club que va de frente y convence al letal y despreciado delantero francés, el Mónaco, es el club donde juega el tal Rony Lopes. Dado lo cual pactamos un precio monstruoso por Ben Yedder, para defender que lo vendemos como el jugador más caro de la historia del Sevilla, pero le descontamos un pago descomunal por Rony Lopes, y ya a todos nos va cuadrando el invento. Yo entiendo que la cosa sucede más o menos así, porque lo que no puedo entender, pero de ninguna de las maneras, es que el tío que es capaz de detectar a una bestia como Lucas Ocampos, y sacarlo por 15 millones, se vuelva loco y pague 25 por esta cosa de Rony Lopes, que me disculparán la reiteración de un nombre tan jodidamente adictivo, más propio tal vez de otros loables oficios cual cantante de la OTI, fontanero de ocasión o streaper en despedidas de soltera.

Que el Sevilla fuera ganando no sólo evitaba explicaciones a Monchi, sino que le animó incluso a dar las que le vinieron en gana. Recuerdo: que ya nos valía por pedirle rendimiento inmediato a un chaval de 23 años (¿y a qué edad, don Ramón, nos da usted permiso para criticar a un paquete?) y que no hubo más remedio que vender a Ben Yedder para atender a las amortizaciones de los remanentes del pasivo en la cuenta de resultados por inversiones fallidas. De la parte contratante de la primera parte, o sea.

Pero ahora resulta que el Sevilla le gana al Getafe, al Levante y al Dudelange, pero se inclina ante el Barcelona, el Real Madrid y el Valencia (o lo que quedaba del Valencia), y el melódico Rony Lopes y el despreciado Ben Yedder se alzan como la explicación más radiante de lo que el Sevilla es y lo que, mucho nos tememos, no va a ser. Es decir, un equipo entero, recio, noble, en ocasiones brutal, al que le falta el acabamiento que te define como un grande. Ya dijo Monchi que algo había feo en su cuadro para colgarlo en el Louvre. Ahora sabemos qué es: un borrón donde debía estar Ben Yedder y un brochazo, apenas corregido con el típex gastado de Nolito, en el lugar que dedicó a Rony Lopes, que dicho así suena también a pintor de brocha gorda.