muchodeporte.com Sevilla FC

Antipáticos

Antonio Félix
Antonio Félix
06/05/2020

De un largo tiempo a esta parte, el Sevilla ha venido cultivando una cierta condición de club antipático. Se diría, incluso, que lo ha hecho con auténtico fervor, en virtud de una discutible asociación de ideas que, sin embargo, ha cuajado como auténtico dogma de fe. Es decir, se molesta porque se gana. Y a la inversa, se causa gracia cuando se pierde, que es lo que hacía el Sevilla hasta revolver el siglo y lo que, se felicitan, hace el Betis por los siglos de los siglos, amén.

Por las razones que sea, el Sevilla se ha convertido junto al Atlético en uno de los equipos más desabridos de la Liga, cualidad que impera en todos sus órdenes, desde el fútbol que practican sus jugadores hasta las decisiones que toman sus directivos. Es un modelo maquiavélico en el que, claramente, el fin parece justificar los medios, como diría Nasri, por el que moría Sampaoli, por el que moría Monchi. Así se ha visto también con la cosa ésta del ERTE, que ha obligado a los más conspicuos librepensadores sevillistas a un auténtico 'tour de force' para disculparlo, con profusas disquisiciones que, a modo de ramaje, parecieran querer ocultar el bosque. Éste, sin embargo, es amplio y claro: pudiera ser legal que el riquísimo Sevilla se acogiera a un ERTE para que el Estado le pague a sus administrativos, pero desde luego es indecente; y como además sólo pudiera ser legal, el Estado va a vigilar cómo el Sevilla, o el Atlético, administran ahora sus dineros, no fuera que contravenga la ley decir que no tienes cuatro perras para pagar a tus empleados pero sí decenas de millones para invertir en nuevos jugadores o llenarle los bolsillos a tus denodados dirigentes.

Dado el discreto impacto económico que para el Sevilla supone el ERTE, y descartado, dados los precedentes, que la decisión se deba a una torpeza de los dirigentes, uno sólo puede explicarse ésta como una prueba más de la naturaleza del Sevilla, club, y equipo, que parece sentirse cómodo con el papel de malo de la película. En tal sentido, puede darse por satisfecho. Más allá de las columnas del New York Times, se mantiene una franca antipatía general hacia el Sevilla, lo que aumenta el morbo ante un hipotético regreso a la competición en la que, por cierto, el equipo de Lopetegui, en su circunstancia actual, sólo tiene que perder.