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La (casi) imposible compaginación del cuarto

Lucas Haurie
Lucas Haurie
02/11/2020

La falacia de eso que se llama "consolidarse en la Champions" como receta infalible para el crecimiento la marca hoy el Valencia, el único equipo que en toda la década ha repetido cuarto puesto en la Liga –temporadas 17-18 y 18-19 más el brillante corolario de un título copero–, que pena ahora para escapar de la bancarrota y de los puestos de descenso. Pero no por reciente, ni mucho menos, es su caso el más significativo: entre 2000 y 2005, el Deportivo participó cinco veces seguidas en la Liga de Campeones, quedó noveno en 2006, se asomó una vez más a la Copa UEFA y abordó a partir de 2010 un ascensor que hoy lo ha descendido hasta la Segunda B. Sólo un lustro después de estar "consolidado en la Champions", recomenzaron sus horas más tenebrosas.

El mismo Sevilla, gracias a los triunfos con Unai Emery en la Liga Europa, encadenó tres participaciones seguidas en la Champions, entre 2015 y 2018… una consolidación que se "desconsolidó" con los dos malos veranos de fichajes que todavía hoy lastran el trabajo de Monchi, más ocupado en rescindir roquemesas y demás aranas que en fichar koundés. Ahora, el conjunto sevillista vive días de zozobra a causa de sus tres derrotas ligueras consecutivas y arrecia el debate sobre la capacidad de la plantilla para brillar en estas dos exigentes competiciones, un desafío ante que los cuartos clasificados del campeonato español rara vez han respondido presente.

No merece la pena recordar caídas históricas como los descensos en año de Champions del Celta en 2004 o del Villarreal en 2012, ni otros participantes en la máxima competición europea a comienzos de siglo que se fueron más allá del décimo puesto en la temporada siguiente: Athletic 2000-01 (12º), Real Sociedad 04-05 (14º), Betis 06-07 (16º) y Osasuna 07-08 (17º). Por centrarnos en lo inmediato, tomemos como referencia la primera Liga completa en la que Diego Simeone dirigió al Atlético de Madrid, la 2012-13, puesto que desde entonces se acumulan ocho campañas en las que los colchoneros copan, junto a Real Madrid y Barcelona, las tres primeras plazas. Hay dos grandes escalones en la Liga: los clubes que tienen en nómina a varios futbolistas cuyo coste ha sido superior a treinta millones de euros y los diecisiete restantes, cuyo techo es el cuarto puesto.

Desde 2012, así, sólo el Valencia de Marcelino (ojo, también de Peter Lim y Jorge Mendes, porque la inversión foránea encierra sus peligros pero tiene también sus virtudes) ha conseguido repetir en el cuarto puesto, como ya ha quedado dicho. Por orden cronológico, el Málaga cayó a la sexta plaza, Real Sociedad y Athletic quedaron séptimos, el Valencia acabó duodécimo en 2016, el Villarreal se sostuvo en el quinto lugar, arañó Joaquín Caparrós agónicamente la séptima plaza en 2018 y fue noveno el Valencia el verano pasado. Los cuartos, o sea, han perdido veinticinco plazas en las últimas ocho ligas, un promedio de algo más de tres (3,125) puestos por año.

El propósito expreso del Sevilla es romper esta estadística que lo situaría de nuevo séptimo el próximo mes de mayo, es decir, en la Conference League que estrenará UEFA como tercer torneo continental o incluso fuera de Europa, si es que algún modesto ganase la Copa del Rey. En condiciones normales, a los tres grandes no va a olerlos: lo anómalo, probablemente, fue igualar en puntos al Atlético la temporada pasada. Para acopiar puntos los domingos, Julen Lopetegui pudo hacer rotaciones extremas durante todo el otoño en Europa (Chipre, Azerbaiyán y Luxemburgo son lo que son) y, llegado marzo, el plantel daba muestras de insuficiencia con dolorosos esperpentos en Miranda de Ebro o en Nervión frente a Cluj u Osasuna, cuando se salvó de milagro y con una estruendosa bronca como banda sonora.

¿Puede el Sevilla quedar cuarto jugando la Champions? Sí, Jorge Sampaoli lo hizo: se bajó de la Copa a las primeras de cambio y en febrero estaba fuera de Europa (con dos fichajazos de invierno monumentales como Lenglet y Jovetic). También ocurrió en 2010: con Antonio Álvarez y Manolo Jiménez en el banquillo y título de Copa incluido, aunque tampoco hubo suerte en los octavos de la Liga de Campeones. No se trata tanto de elegir, que es imposible, como que las competiciones te vayan dictando los siguientes pasos. Por ahora, al Sevilla, las fuerzas le dan para caminar con firmeza en su grupo europeo. Y si Lopetegui no suma a más gente, no le van a dar para mucho más.

Imagen: medios oficiales SFC