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Del discóbolo de Mirón a Rafa Mir

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
27/08/2021

Pese a la distracción del sorteo Champions (no se fíen, por favor), anda el personal entre reflexivo y atribulado con la Liga. Que el llamado periodismo capitalino le preste atención al SFC y diga que es un aspirante a la Liga debe inquietarnos. Y severamente. No porque nos dé miedo, sino porque el escaparate nunca nos ha gustado. Mejor estar donde mejor se está, en la retaguardia, con vistas a la serena dehesa. La distancia, como la lentitud, siempre ha sido una de las bellas artes.

No sé ustedes, amables y sufridos lectores, pero pocas veces se ha pillado uno semejante berrinche con el SFC que el pasado domingo contra el Getafe. Indolente, inconexo, inconcluso, irritante… No es que jugara pésimo nuestro equipo: ¡¡es que no daba ni un pase correcto a menos de dos metros!! Luego, claro está, vino lo que vino. El gol de Lamela por intercesión de Evita Perón y los tres puntos. Malvinas argentinas. Más que con el gol, nos quedamos con el escorzo griego de Rafa Mir, esa belleza del instante cuando golpeó el balón. Dicen que el Museo del Louvre ha pedido permiso a Nervión para abrir su 'rentrée' con una exposición expresa y única dedicada a Rafa Mir: "La belleza: del discóbolo de Mirón a Rafa Mir".

Pero con todo, como decíamos, anda el personal reflexivo y en exceso pensante con esto de ser candidatos a ganar la Liga. Nuestro querido amigo Florentino y Pérez ya se ha encargado de fumigar nuestros humos con el supuesto fichaje de Mbappé. Sinceramente hay que decirlo. Preferimos la matraca mediática en torno al fichaje del galo moreno que aguantar el cólico diario sobre Afganistán.

No, no ganaremos la Liga. Entre otras cosas porque hay equipos técnicamente mejores que el nuestro. Luego vienen las sorpresas, los accidentes y las contingencias. Recordemos el efecto Leicester y algún que otro milagro pasajero a lo Medjugorje. Pero no, no nos ilusionemos, aunque la ilusión resulte gratis y nos produzca cierto efecto placebo. Mientras escribimos estas líneas está por ver si Jules Koundé, prodigiosa criatura, seguirá o no en el SFC. Hemos de confesar que la ingesta de orfidales para dormir a pierna suelta nos ha resultado insuficiente esta semana. Si Koundé se va vendrá otro, y otro, y otro… Pero de un tiempo a esta parte fichar a buenos defensas nos ha deparado mayor atención que los fichajes acerca de delanteros y mediapuntas con pegada. Ya sabemos que el glamour del gol es incomparable. Pero como perros viejos que somos, a la par que apaleados, sabemos que no hay mayor garantía de afrontar victorias que con una defensa de hierro vivo. A Juande Ramos se le recuerda aún por su fútbol alegre y vibrante. Pero lo primero que hizo al llegar al SFC fue poner a raya la defensa pretoriana y darle a Javi Navarro el mando en plaza. Por eso nos inquieta la marcha de Koundé y por eso estamos tentados de caer en la droga severa con los orfidales.

Mañana nos espera el Elche. Es uno de esos equipos que guardamos en el camerino de la memoria: el álbum de la niñez nos muestra los rostros de los futbolistas de antaño como si fueran las caras de Bélmez. Habrá que ganar, claro que sí. Pero somos modestos y lo primero que pedimos, por favor, es que al menos demos tres pases correctos. Ojalá que el Louvre nos regale entradas gratis para ver la exposición de la que todo el mundo habla. Ya saben: ‘La belleza: del discóbolo de Mirón a Rafa Mir’.