Los goles de Bryan Gil, Ocampos y Pape Gueye, tres de los cuarto refuerzos invernales de Monchi (y de Sampaoli) propulsan al Sevilla de José Luis Mendilibar hacia la semifinal de la Liga Europa con una victoria sobre el Espanyol que certifica, por si había alguna duda, el fin de las miradas a la cola. El partido contra el Espanyol, vistoso para el espectador neutral y trufado de errores defensivos por ambas partes, mostró el estado de ánimo de cada contendiente, que se remontaron mutuamente: ligero de espíritu los locales, que sueñan con una final europea, y sin resuello los visitantes, con la soga cada vez más prieta alrededor de su nuez. Los finales de temporada deparan, a veces, resultados raros. Sólo a veces.
Un detalle, antes del pitido inicial, ofreció reveladora información sobre el estado en el que la plantilla sevillista afronta el final de temporada: dos presumidos titulares, Fernando y Lamela, se caían del cartel en los minutos previos. Quien no quisiese explicaciones a por qué Mendilibar había refrescado su alineación casi por completo, quizá encontrase ahí parte de la respuesta. A la media hora, se lesionó Suso. Mala pinta tenía la pierna dolorida del gaditano y peor se le puso a un partido que hasta entonces ganaban los locales gracias a un gol de Bryan Gil, concedido por el VAR porque la asistencia provenía de un defensor blanquiazul.
Con Suso en el suelo, Alex Telles observó el mandamiento de su entrenador de su tirar el balón fuera para que fuera atendido. A cambio, se lo entregó a un rival, centró Melamed desde la derecha y batió, contra su voluntad, Rekik a su portero. El linier levantó su bandera y el vídeo confirmó que Joselu estaba en fuera de juego, pero Alberola interpretó que su posición, en boca de gol, no influyó en el despeje del neerlandés y señaló el círculo central. Una jugada interpretable que el colegiado castellano-manchego interpretó contra los intereses del Sevilla, para excitación de conspiranoicos y ahogo de hiperventilados. Yo lo habría anulado, oiga, pero el que arbitraba era él… En la acción del 3-2, interpretó en el otro sentido en una posible (creo que inexistente) falta de Óliver Torres.
Los percances y el tanto pericos desencajaron al Sevilla, que perpetró un final de primer tiempo como de principios de temporada, es decir, con el ataque inoperante, el centro del campo transparente y la defensa obsequiosa. Joselu pudo poner por delante a los barceloneses, tras incurrir entre los centrales sin molestia y fallar el mano a mano ante Dmitrovic. Apenas aplazó el 1-2. Enseguida, la zaga local se movió con la lentitud de un elefante ante un cambio de frente que concedió a Puado tiempo para armar su disparo parabólico desde el borde del área. Golazo. ¿Golazo? Cunde la impresión, tras visionar tres repeticiones, que Bono habría blocado ese tiro sin saltar siquiera.
La segunda mitad fue idéntica a la del lunes, con dos diferencias leves pero sustanciales. Que el huésped catalán no incrementó su ventaja y que el Sevilla tuvo la puntería que le faltó contra el Girona. Con Acuña y En-Nesyri en el campo, mostrando que los titulares se parecen muy poco a los suplentes, los chicos de Mendilibar embotellaron a un Espanyol al que se notaba más agobiado a medida que pasaban los minutos. El delantero marroquí sobrevolaba el área, amenazante, en cada centro y los defensores pericos estaban sólo pendientes de él, permitiendo segundas acciones como la que cayó en pies de Pape Gueye, que recortó, fue trabado y Ocampos transformó el penalti para empate con mucho tiempo todavía por delante.
En el arreón final, operó el mal bajío de los blanquiazules, cuyo único anhelo era ya el puntito que les daba el empate a dos. Ocampos rozó, con un cabezazo de espaldas, el tercero y lo encontró Pape Gueye, su estreno en España, al interceptar en el primer poste un centro raso de Acuña. Era otra acción de vuelta, después de que todos los defensores visitantes se precipitaran sobre En-Nesyri en un centro sobre la derecha. De regreso a la senda del triunfo, el Sevilla tiene una semana enterita para preparar el partido de Turín. Qué bien va a venirle este respiro por la final de Copa, bendito sea el calendario esquizofrénico de Rubiales.
Sevilla FC (3): Dmitrovic, Jesús Navas, Gudelj, Rekik, Álex Telles (Acuña, minuto 46), Gueye, Rakitic, Óliver Torres (Badé, minuto 90), Suso (Ocampos, minuto 31), Bryan Gil (Montiel, minuto 75) y Rafa Mir (En-Nesyri, minuto 46).
RCD Espanyol (2): Pacheco, Óscar Gil, Montes, Sergi Gómez, Cabrera, Brian Oliván (Rubén Sánchez, minuto 64), Darder (Vini, minuto 60), Denis Suárez (Expósito, minuto 81), Nico Melamed (Bare, minuto 81), Puado y Joselu.
Goles: 1-0, minuto 23: Bryan Gil. 1-1, minuto 31: Rekik, en propia meta. 1-2, minuto 42: Puado. 2-2, minuto 69: Ocampos, de penalti. 3-2, minuto 87: Pape Gueye.
Árbitro: Alberola Rojas, castellano-manchego. Amarillas para Bryan Gil, Denis Suárez y Vini.
Penalti fabricado y gol del triunfo en su haber ante el Espanyol. Notable segunda parte del impetuoso mediocentro.
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