El fichaje de Isco

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 08/08/2022

Isco, bomba o bombita del verano. La marejada que ha provocado este fichaje me parece positiva. El Sevilla, pese a su férrea naturaleza, sus grandes logros y sus continuos puestos Champions, ha dado pena este verano. Ha dado la impresión de estar para vivir entre cartones en la calle Sierpes. No ha generado ilusión ninguna, el equipo ha transmitido sensaciones preocupantes, se ha movido a una velocidad infame a la hora de maniobrar de verdad arriba... De los mensajes de Lopetegui, para qué hablar... Esto de Isco al menos da vida y pulso a una entidad a la que se le ha visto la cara de tieso este verano desde lejos, muy lejos.

Claro que esto del fútbol no va de pulsos ni de estados emocionales previos. Va de rendimiento. El que debe dar Isco, jugador buenísimo. Un superclase en toda regla, múltiple campeón de Europa, con una visión excelente, pase letal, gol... Para qué detenernos en sus virtudes. Yo también hubiera apostado por él. Viene libre, lo quiere Lopetegui, todo un aval, y su contrato no es como el de Rakitic. Ni en dinero ni en tiempo. No hipoteca demasiado. Con los jugadores muy buenos, y aún en buena edad, creo que merece la pena arriesgarse. Isco es mucho mejor que todo lo que tiene el Sevilla en ese puesto, incluido un Papu al que le cuesta irse de los contrarios pese a su prometedora arrancadita inicial.

Pero, claro, sobre Isco penden dos enormes dudas. La primera, su estado físico. No me vale un vídeo tonto en las redes sociales. El Sevilla no puede estar poniendo en forma a Isco dos meses. La segunda responde al plano vital del jugador. Es decir, que Isco se haya ido de su profesión, que le aburran los entrenamientos, que haya venido a las tres cartitas... Eso sólo lo sabe él y puede que ni se haya enterado aún. A los demás nos tocará averiguarlo pronto. Y sí, sí me parece un fichaje necesario, además, por supuesto, del tanque de energía que pide a gritos un equipo que, recuerden, no tiró a puerta en Inglaterra ni tampoco a los suplentes del Cádiz. Lo único que no me gusta es que la fanfarria de su presentación vaya a ser a puerta abierta. Simple apunte personal que obedece a la perfecta división del mundo entre nazarenos de negro y los de trompetita, marchita y pasito atrás.