La diferencia entre Ben Yedder y Promes

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 11/11/2018

No será alto ni fuerte. Su tipología no invita a pensar que ese cuerpo de fútbol sala esconde un gran futbolista. Pero los hechos, los goles, se imponen, así que este agónico triunfo ante el Espanyol pertenece en gran medida a Ben Yedder, que salió para sustituir a Promes. Entre uno y otro existe la misma diferencia que entre Brad Pitt y yo, más o menos. Uno, Promes, pasó de puntillas por el partido, con pases fáciles atrás, sin quemarse ni arriesgar. Un auténtico embuste su partido. Otro más. Ben Yedder se colocó junto a André Silva y la sociedad comenzó a funcionar. Se asoció bien con la pelota en la zona donde se le crea la duda al rival, donde ya no se sabe si debe ir el central o el mediocentro. Mandó un cañonazo al larguero y marcó el gol que vale oro, el del triunfo, a pase de un Banega que estaba para quitarlo. Machín optó por sustituir al Mudo y sacó a Gonalons, que dejó detalles de jugador importante. Va a coger peso en este equipo desde ya, seguro.

Fuera de los nombres propios, la tenacidad del Sevilla es digna de elogio. Nada mejor para calibrar la importancia de un triunfo que observar su celebración. Bonita estampa la que se vivió en el Sánchez-Pizjuán, con jugadores tirados en el césped, exhaustos por el esfuerzo pero al mismo tiempo levantando los puños en perfecta comunión con la grada… Pocas cosas en la vida alegran más que un triunfo en los últimos minutos. Dicha explosión también estuvo a la altura del nivel del rival. Vimos un muy buen Espanyol. Lo que hace un entrenador… Hasta Granero, que siempre fue mandanga, se mató a correr. Rubi ha logrado supongo que el sueño de cualquier técnico: un equipo redondo que defiende bien, mueve el balón con criterio y ataca con mala uva. Pero enfrente estaba el Sevilla. Y el Sevilla en el Sánchez-Pizjuán, nada menor este matiz. Ni siquiera un gran partido le valió al Espanyol para empatar. Y es que la agresividad, el creer, el apretar para que al rival se le haga largo el partido, el ir a cada balón de verdad… Todo eso es el Sevilla, que agobia una barbaridad a todo el que se le pone enfrente. Todo eso, más Ben Yedder, claro, que a base de goles ha derribado cualquier duda. Así que una tarde que comenzó inquietante por el triunfo del Betis en Barcelona, luego, con los tres puntos en el bolsillo, terminó en felicidad. Al parón a un punto del primero. Y a seguir en esta Liga indefinida, sin un dueño claro ni equipos que den miedo. Mira que si…