Un defecto y todos a la vez

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 01/12/2020

Suavemente, deslizándose, el Betis comienza a visitar zonas inquietantes. No es por ponerme apocalíptico, pero conocemos a nuestros clásicos... Saben hasta en Groenlandia la tendencia natural del Betis a descomponerse más que nadie. Los resultados tienen arreglo, pues queda un mundo. Lo más preocupante es la actitud del patrón, del hombre sobre el que están depositadas las esperanzas. Pellegrini va preparando el terreno y sus mensajes, no por ciertos, dejan de ser desoladores. Manuel es la base y si Manuel falla o se cansa, no hay salvavidas. ¿Dónde está el club? ¿Haro? ¿López Catalán? ¿Cordón? A este último ya lo conocen por los rincones de la ciudad como 'Cordón-bluf', que no bleu.

Llegados a este punto, la pregunta asalta cada temporada: ¿Cómo es posible que aquí no triunfe casi nadie? ¿Cómo es posible que el Betis saque la peor de versión de profesionales muy cualificados? Creo que no hay una única respuesta. Hay varias, todas entrelazadas. Para empezar, es evidente que la clase dirigente es históricamente bastante nefasta. Por tanto, casi siempre se equivoca, elige mal. La idiosincrasia del club ayuda poco. Es muy tebeística. En el Betis se acepta con naturalidad la derrota, se acoge el sufrimiento como si otorgara distinción alguna. Lamentablemente, y como hijo de la ciudad que es, el Betis es pura fachada. Es el tieso que posa en la puerta de su caseta de Feria, que por supuesto no es ni su caseta. Pura elegancia, porte envidiable, encantado de conocerse... pero sin ganarle a nadie.

La situación es peliaguda, pues en la plantilla no hay liderazgo ni gente que se rebele. De Cordón no espero mucho, la verdad. Me decepciona poco, pues poco esperaba de él. De hecho creo que hace su labor: ha llegado, le han comprado el cuento y vive bien. Y Serra, mientras, exiliado porque el seguimiento que le hacía a los jugadores no era el adecuado... Hay que darse cuenta... Sé que es imposible que lo llamen, pero más imposible me parece que de la gestión de Haro y López Catalán nazca un Betis decente. Así que un año más, ahí sigue el dúo: buscando que alguien de fuera solucione un problema interno, camino de Segunda y con el club ya más tieso que una mojama.