Un partido mal parido desde la pizarra

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 03/10/2021

Petardo en toda regla en Granada. Esto vino mal parido desde la pizarra. Lamentablemente, este Rakitic sirve de poco. No es más que un acompañante de las jugadas. De las jugadas lentas, claro. Cuando la acción acelera, cede, no llega, no le da. Su fútbol ya es demasiado simplón. Luego está el capítulo de Suso. Si anda mal por la derecha, pensar que lo iba a hacer bien por la izquierda es un acto de fe en toda regla. Por la izquierda no puede salir por dentro, pues se queda perfilado para su pierna derecha, que le sirve para apoyarse, mientras que por fuera carece de velocidad para irse y centrar. Hablamos de dos jugadores en mal momento, puede que uno ya eterno y otro pasajero. Dos piezas mal colocadas es mucho en este fútbol reñido, igualado.

Por ahí empezó a ceder un Sevilla pésimo en la primera parte. Miedoso, sin arriesgar balones, otra vez formando un gran rondo en el campo para nada, para tener el balón sin filo. Un cerrojazo de guante blanco en toda regla. ¿De qué tiene miedo Lopetegui? Jugando así es normal que ocurran cosas malas. Es fútbol. Un resbalón, un error, un mal despeje, como en este caso, y se acabó el invento de la posesión sin mirar a la portería contraria. El Sevilla se iba al vestuario enfadando mucho a la gente. Este ritmo de veteranos es insufrible.

La segunda parte fue otra cosita. Ojo, observen el diminituvo: cosita. Lopetegui cambió rápido, prueba de que se equivocó. ¿Por qué no salió así desde el primer minuto? La gestión de los cambios quizás fuera algo alocada, pero la verdad es que era necesaria, fruto de que el equipo falla desde el principio. Se observa una involución en el juego que urge corregir, especialmente fuera de casa. Y, claro, partidos así antes los resolvía En-Nesyri. Pero En-Nesyri no está. La falta de gol es otra inquietante incógnita que el equipo abrió en los minutos finales de este deplorable partido.