Ansias de poder

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 12/10/2021

La expresión de Pepe Castro en Radio Sevilla no es nada original, aunque sí muy cierta. Evidentemente, Del Nido mueve Roma con Santiago para dar el golpe más sucio e inmoral que estos ojos han contemplado. A lo largo de los años, hemos visto en nuestros queridos clubes sevillanos a presidentes malísimos, a presidentes golfos, trinconetis, a presidentes que dieron gloria y luego malvivieron aferrándose al cargo hasta ser derrocados... La jugada de Del Nido es otra cosa. Es insólita. Que un club navegue hacia buen puerto y que un sevillista de cuna torpedee y pise a todo el que se ponga por delante porque sí, porque él necesita ponerse, es algo que una institución añeja y sabia como el Sevilla FC no debería tolerar.

La cuestión es que no puede aguantar más. Del Nido, tras pasar por prisión, no tiene oficio ni beneficio. No tiene despacho, no tiene bufete, no tiene actividad. No tiene nada. Sólo el Sevilla puede ser su modo de vida. Mientras alcanza su propósito, lanza soflamas a sus íntimos y se pasea con un nuevo amigo disfrutón al que le pega los oportunos sablazos. Es el Sevilla o tiesear por cuatro bares. Por no tener ya no cobra ni dividendos del club. Recuerden que los mismos pasaron de 44 a 4 euros y de 4 a 0, pues en la próxima Junta se presentará déficit. Es decir, cero cartón para él. Y su hijo, puesto con su capital, ganando un muy buen sueldo de vicepresidente. Una fiera, vamos.

Le quedan partidarios por ser quien fue, pero yo lo veo cada vez más repudiado, la verdad, aunque esto no va de lo que yo vea y sí de lo que se vote el 26-O. Jugadas así, tan escandalosas, y con el equipo ganando, no son fáciles de digerir, pero si algo tiene Del Nido es que es persistente. No parará. Habrá que derrotarlo una y otra vez, con el gasto de energía que ello conlleva. Una pena verlo así, de la mano de esos americanos que realmente, con su estimable 7%, poco podrían hacer de no ser porque Del Nido los ha levantado y los ha invitado a un baile que sólo una persona muy desvariada puede organizar.