La derrota de manual en el Bernabéu

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 28/11/2021

La verdad es que no estuvo mal el Sevilla en el Bernabéu, pero posiblemente algunos de mis artículos tras los partidos disputados últimamente allí habrán empezado de una forma parecida. No pudo ser, de nuevo. Y, como siempre, por un cúmulo de circunstancias. Para empezar, en todos los campos, y en Madrid más, en el área rival hay que matar. El Sevilla marcó un gol, pero también Rafa Mir falló dos clarísimas, paradón de Courtois incluido. Ocampos dio en el larguero. Y remató de cabeza solo en el área chica. Es decir, un partido de, digamos, 0-2 se fue al descanso con 1-1. La derrota venía de camino.

El segundo mandamiento es no regalar. Si Vinicius la pone en la escuadra, qué se le va a hacer... Pero que Bono deje muerta a los pies de Benzema un balón relativamente fácil... La derrota venía de camino. Y tres, y no menos importante: el mangazo nuestro de cada día. Unas veces es el bloqueo de Gudelj y ahora un penalti claro a Ocampos no pitado. Se tiró mal, sí, pero es que a efectos de decidir si una acción es penalti o no eso no vale. ¿Y el VAR? ¿Por qué no avisó? No me digan que la acción ya estaba arbitrada, que era gris, pues ese argumento carece de validez, ya suena a risa. La derrota venía de camino.

Como remate, una segunda parte pobre, sosa y sin atrevimiento, que ésa es otra. ¿Por qué no quitar a Rakitic al descanso, meter a Munir y el Papu al centro? Lopetegui lo dejó todo igual y el equipo se resintió. Total, que faltó aire. Algunos jugadores estaban en el campo semilesionados. También se echó en falta la valentía que se necesita para ganar en un campo grande. Como siempre. El Madrid se fue arriba, olió la sangre, presionó y el Sevilla se quedó sin contragolpe ni nada que se le pareciera. Los cambios terminaron de rematar la faena. La derrota venía de camino. Era algo que se sabía en Sevilla, en Madrid y en Jerusalén.