Pase especial

La fábrica de humo

Pase especial 16/03/2023

En la previa, todo el mundo fue un poco rabanito, la verdad. No tiene la menor importancia, por supuesto, pero por las opiniones de los protagonistas -todos incidiendo en que había que marcar- se podía presagiar un partido con alternativas y en el que el Sevilla enseñaría los dientes en ataque. No fue así. El Sevilla jugó a no perder el balón, a dejar pasar el tiempo, a controlar cada metro del campo con pases y más pases. Si no recuerdo mal, sólo hubo dos tiros a puerta, uno de Acuña y la falta de Lamela.

Vuelvo a la primera línea. En una noche como ésta, ello no tiene la menor importancia. El Sevilla ha pasado. Ya está en los cuartos de final de la Europa League, que no es cualquier fase. El torneo se pone serio y ahí está este Sevilla con miedo, sí, débil, sí, sin mucha fe, sí, con escasa velocidad, por supuesto... Pero nadie puede discutir su magia en la Europa League. En noches como la estambulí, tiendo a pensar que ha pasado el escudo, no Sampaoli, Monchi, Castro ni los jugadores, que por supuesto han contribuido, unos más y otros casi nada, a generar este inmenso poso.

El partido fue inquietante, para qué nos vamos a engañar. El clima estaba extrañamente frío, a excepción de los minutos de mecherazos a Dmitrovic. El Sevilla confiaba en su lento proceder. El Fenerbahçe creyó que a ese ritmito terminaría metiendo al pájaro en la jaula. Sin hacer nada, se encontró con el penalti de Telles. Muy claro. Y en la segunda parte generó acercamientos. No acertó. El Sevilla en casa, sí. Siempre se debe ser resultadista y en una noche como ésta, que un equipo con mil problemas luzca galones europeos reconforta. Y ahora, Getafe, Getafe y sólo en tercer lugar, Getafe.