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El listón del linfoma fue insuperable para Dick Fosbury y el 'Fosbury Flop'... que hoy hereda Barshim

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
25/03/2023

Si el récord mundial de salto de altura, en poder de Javier Sotomayor se sigue alzando a 245 centímetros sobre el suelo desde el 27.7.1993 en Salamanca... el recrudecimiento del linfoma que ya le apareció en 2008 en la zona lumbar de la columna vertebral ha resultado ser una barrera insuperable para Richard Douglas Fosbury, 'Dick' Fosbury. 

El domingo 20 de octubre de 1968, en el Estadio Universitario de Ciudad de México, Dick Fosbury (Portland,Oregon, 6.3.1947, 1,93 de altura y 83 kilogramos en forma) entonces estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad de Oregon State, en Corvallis, asombró al mundo para atrapar el oro de los Juegos Olímpicos de México/1968 con un mejor salto de 2,24 (récord olímpico, desbordando los 2,18 de Valeri Brúmel en los Juegos de Tokio/1964)... pero, sobre todo, con una técnica que sorprendió a casi todos... aunque no la había inventado él. 

Básicamente, Fosbury 'descubrió América' y cambió para siempre el salto de altura al elevarse sobre el listón en la gran cita olímpica en giro de espalda y a máxima velocidad, en lugar de la técnica común hasta entonces, el 'Western Roll' o 'rodillo ventral', el perfeccionamiento de la técnica 'straddle' -'a horcajadas'-; alzándose y doblándose en 'rodillo', el campeonísimo soviético (siberiano, de padres emigrados de Ucrania) Valeri Nikoláievich Brúmel había producido una plusmarca de 2,28 metros sobre el listón que se extendió oficialmente entre 1963 y 1971... aunque Brúmel venía subiendo y subiendo el récord desde los 2,23 del 18.6.61, en Moscú. 

Campeón olímpico en 1964, en Tokio,, con el récord olímpico de 2,18, Brúmel sufriría en octubre de 1965, en Moscú, un grave accidente de moto que le provocó fracturas en la pierna y que, básicamente, acabó con su carrera deportiva. Las fracturas obligaron a varias operaciones que le salvaron la pierna, pero ahí se detuvo la vida deportiva del gran Brúmel. Se licenció en psicología deportiva, hizo pinitos como dramaturgo y escribió una ópera basada en su propia vida. Al fin, Brúmel murió en Moscú el 26.1.2003 como todo un 'Héroe de la Unión Soviética' y está enterrado junto a otros héroes en el cementerio moscovita de Novodevichi.

El advenimiento, aparición o irrupción del 'Fosbury Flop' (el 'Engaño Fosbury'), tal como lo definió el propio saltador fue un relámpago que mostró como en 'flash' como Fosbury, tras impulsarse hacia arriba al final de la carrera, subía de costado por encima del listón, giraba el cuerpo y, tras mantenerse paralelo durante un instante 'eterno', se curvaba y salvaba la barra con un brazo semicurvado en ataque y piernas hacia atrás, algo insólito y que, en suma, sólo habían practicado hasta entonces, la saltadora canadiense Debbie Brill ('Brill Bend') y, en 'high school', en Montana, el estadounidense Brian Quande.

Brill, que más tarde sería número uno mundial y se quedó a un centímetro de franquear dos metros en pista cubierta, había empezado a usar la técnica 'de espaldas' en 1966 y declaró cuando vio saltar a Fosbury: "Me quedé completamente en 'shock' cuando lo vi por primera vez. Pensaba que yo era la única que lo hacía así".

En 2009, en 'The Guardian', Fosbury relató: "Lo llamamos 'Fosbury Flop' (N: 'El Engaño de Fosbury', más o menos) allá por 1968 cuando un periodista me preguntó cómo llamaría a mi técnica de salto. Tomé prestado el término de un pie de foto en un periódico de Portland que había puesto: 'Fosbury flops over the bar'. Era 'aliterativo', descriptivo y me gustaba la contradicción; un 'engaño' que podría ser un éxito". 

Para hacerse idea, 'Flop' o 'Flopping' es el mismo término que en el deporte estadounidense también se aplica a los jugadores de baloncesto (o de otros deportes, como el fútbol americano) que 'fingen' o 'intentan engañar' cuando intentan provocar una falta del contrario que les entra en ataque; también vale en la situación inversa.

LA 'REVOLUCIÓN CULTURAL', LA RAPIDEZ... Y ESPAÑA.- La primera consecuencia del impacto, el 'shock' o el 'Flop' de Fosbury fue que hubo que proteger con colchonetas de espuma la zona de caída de los saltadores, para evitar una contusión vertebral en el impacto... algo que antes no se hacía obligatoriamente en los fosos de arena (o serrín, o serojilla), dado el amortiguamiento más o menos natural en 'puntos de impacto frontal' en las caídas de rodillo o 'straddle'. Pero caer de espaldas, a toda velocidad, desde bastante más de dos metros de altura y en posición del cuelo bastante forzada... ya era otra cosa. Esa caída 'antinatural' se usó como argumento entre los contestatarios al 'Fosbury Flop', que amagaban con una prohibición.

Pero sí saltaba a la vista que con el 'Fosbury Flop'... todo se podía hacer más rápido, y así lo resumieron no hace mucho en 'El País' dos saltadores españoles de élite, el aragonés de Borja Luis María Garriga y el 'ginebrino/madrileño Arturo Ortiz Santos, vigente plusmarquista español (desde junio de 1991) con un salto de 2.34.

Garriga, que se retiró con mejor marca de 2,13, fue undécimo (11º, con 2,09) sobre 13 participantes en la misma final olímpica del México 'de' Fosbury, el 20.10.1968. Según Garriga, “aunque entonces no era como ahora, que cualquier cosa que pasa en cualquier lugar enseguida llega por televisión, por satélite, por Internet, a los cuatro confines, sí habíamos habíamos oído hablar de Fosbury y su forma de saltar. Incluso teníamos una película que habíamos pasado cientos de veces para analizarla. Así que tampoco me sorprendió mucho Fosbury. Lo que recuerdo con más viveza es la manera en cómo se concentraba. Iba Fosbury a su marca en el suelo, se quedaba parado más de dos minutos y empezaba a mover las manos y hacer ruidos con la garganta. Parecía que se olvidaba del mundo. Tanto que entre las gradas, silenciosas como nunca, se oían gritos de impaciencia (del público mexicano): ‘¡Ándale!, ¡ándale!”.

Con o sin muecas, el plusmarquista nacional, Arturo Ortiz, surgido del madrileño grupo de trabajo de Paco López, afirmaba, siempre en 'El País,': "Fosbury abrió el salto de altura a un tipo de atletas que antes no valían, los muy altos y finos... cuando el rodillo ventral, cuando el mito de Brúmel, el prototipo era un atleta de piernas potentísimas y con mucha fuerza. No se podía conseguir tanta velocidad con los tres últimos pasos hasta la batida. Pero en todas las especialidades del atletismo rige la misma máxima: cuanto más rápido, mejor. Y el 'Fosbury Flop'... permite hacerlo todo más rápido"·

La base del riesgo inicial del 'Fosbury', hasta que se domina la técnica es que el 'aterrizaje se produce muy cerca de la nuca, más aproximadamente casi en plena zona cervical de la columna. La técnica 'Fosbury' (o 'Brill') ha sido comparada a como cuando se lanza un cadáver por una ventana. O a Fred Astaire danzando sobre una pared. Podía ser tanto una osadía como un chiste y así lo demostraban los gestos de asombro del público olímpico en México. 

El padre de Fosbury, Doug, era un camionero que transportaba madera de los bosques de Oregon, en fuerte contraste con su madre, Helen, que daba conciertos de piano y era secretaria de profesión. El 'chico Dick' creció en Medford, al sur de Oregon, aficionándose a superar la barra de altura con las caderas. 

En competición, Fosbury pasó a calzar zapatillas 'desiguales', una distinta en cada pie. Dick tenía tantos músculos en el tren superior como un jugador de ajedrez. Antes de la carrera de 'aproximación' se movía atrás y adelante, apretando y aflojando los puños, las cosas que Garriga contaba. Se graduaría en Oregon State en 1972, en el 'campus' de Corvallis, con el título de ingeniero civil.

Según el propio Dick en 'The New York Times', en un relato del lejano 1968, el 'Flop' empezó a 'ir viniendo' de modo natural. "Cuando alcanzas el nivel de élite en salto de altura, rebasar el listón a esas alturas, te sientes como si estuvieras volando de verdad... estás ahí arriba sólo durante un segundo, pero de verdad que el tiempo se ralentiza, se expande. A ese nivel, ciertamente es 90% un asunto mental y 10%, físico".

En 1968, tras ganar el oro olímpico -en el podio mexicano o mejicano, el blanquito campeón de altura 'oregoniano' alzó el puño en solidaridad con la 'negra' protesta del 'Black Power'-, Dick Fosbury sentenció: "Lo que no quiero que se diga es que yo he eliminado ningún otro estilo, aunque ahora vaya a haber unos cuantos chicos que sí van a intentar lo mismo que yo. No garantizaría resultados y no recomiendo mi estilo particularmente a nadie. Todo lo que puedo decir es que si nos les funciona con rodillo o con 'straddle'... entonces que lo intenten a mi manera".

Tras la graduación en Corvallis, Dick Fosbury acabaría viviendo en Idaho, en un paraje entre Bellevuey Ketchum (la ciudad donde Ernest Hemingway se voló la cabeza, en 1961 con una escopeta de caza). Fundó una compañía de ingeniería que diseñaba 'carriles bici' campestres y senderos de excursiones. Se alió con propuestas ecológicas, etcétera. Y en 2019 llegó a ser el Comisionado del Condado en Blaine County: Ketchum, Bellevue...

LA EVOLUCIÓN: SOTOMAYOR.- El último plusmarquista español con 'rodillo ventral' fue el zaragozano Gustavo Marqueta, con 2,16, el 7.6.1975. A 2,18 y en 'Fosbury' ya subieron, un año después, en la Copa de Madrid, en Vallehermoso, y el 18.5.1976, el granadino Martín Morillas y el madrileño Juan Carrasco. Marqueta también intervino en aquella 'Copa de Madrid', que liquidó 'de facto' el 'rodillo' en España... al quedarse el propio Marqueta en 2.10. De todos modos y en 1980, el después periodista deportivo Martín Perarnau -que en 1976 ya había firmado 2,16 en 'Fosbury'- aún saltó 2,21 con 'rodillo', pero no fue récord de España, un récord que en esos momentos, desde 1979, Francisco Jesús Martín Morillas ya había subido a 2,22. 

En fin, sólo tres saltadores españoles en la historia, todos 'Fosbury', casi que lógicamente, han conseguido superar la barrera de los 2,30, con los de 2,34 de Ortíz al frente; escoltado por Gustavo Adolfo Bécker (2,30) e Ignacio Pérez (2,30). 

Todavía en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972, el campeón fue, 'en rodillo', el soviético Yuri Tarmak, con unos 2,23... peores que los 2,24 de Fosbury en México/68. Dick Fosbury no pudo defender en 1972, en Alemania Federal, su oro de 1968... porque no pudo clasificarse entre los tres primeros en los 'Olympic Trials', precisamente 'en casa', en el Hayward Field de Eugene, Oregon. Desde 1971, en Berkeley, el estadounidense Pat Matzdorf, todavía 'en rodillo', había superado oficialmente el récord de Brúmel al 'volar' a 2,29; cosa que también había hecho en 1970 el chino Ní Zhiqin, ' Ni-Chih-Chih', pero la marca no fue homologada al hallarse la China comunista de Mao Zedong fuera de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Curiosamente, Matzdorf 'se mudó' al 'Fosbury Flop'... pero ahí no pasó de 2,24 (1975).

El 11.7.1973, en Múnich, el californiano Dwight Stones liquidó oficialmente el récord mundial de Matzdorf y pasó a convertirse en el primer ser humano en franquear 2,30... ya con el 'Fosbury Flop'. Después de que Stones llegara hasta 2,32, el superclase soviético (de Zaporizhzhia, Ucrania), Vladimir Yashchenko aún subió la plusmarca ¡¡en rodillo!! hasta 2,34 al aire libre (hizo 2,33 en 1977, en Richmond)... y 2.35 en pista cubierta, en Milán. Esta última de Milán es la altura más elevada que haya superado un ser humano en 'rodillo'. La gran perla de Ucrania y de la penúltima URSS fue el último emblema del 'Western Roll'.

Campeón de Europa en 1978, en Praga, con apenas 19 años, Yashchenko (1,93 de altura) también sufrió en 1979 una grave lesión de rodilla -seguramente, tras elevadísimo nivel de cargas de pesas en entrenamientos-, entró en depresión a partir de la lesión, se dio al alcohol... y murió de cirrosis en noviembre de 1999, sin cumplir siquiera 41 años.

Una versión curiosa del récord es la que comparten el sueco Stefan Holm y el estadounidense Franklin Jacobs... que rebasaron un listón, ambos dos ¡¡a 59 centímetros!! por encima de su altura real. 

En 2005, en el Europeo 'indoor' de Madrid, Holm franqueó un liston a 2,40, el undécimo hombre que lo había hecho desde que Rudolf Povarnitsyn, ruso de los Urales, llevara el récord mundial a esa altura en 1985. La peculiaridad de Holm es que medía -mide- 1,81 de altura, con lo que su salto de Madrid le llevó a subir el cuerpo entero... 59 centímetros más allá de la coronilla. Holm pasaba las vallas 'de parado' a 1,75 de altura de cada valla. Hay videos de esto.

Pero con esa hazaña bajo el techo de Madrid, Holm no hizo más que igualar el extraordinario logro de Franklin Jacobs, el 'enano nuclear' de South Carolina que el 27.1.1978,  con veinte años recién cumplidos y sólo un año en el salto de altura...  ganó los Millrose Games en el Madison Square Garden de Nueva York batiendo la plusmarca mundial 'indoor'... con 2,32. Jacobs medía -y mide- 1,73 de altura, con lo que Franklin se alzó con todo sobre el listón... los mismos 59 centímetros que Stefan Holm en 2005.

Franklin Jacobs remataba el extraordinario 'bote' de una forma muy peculiar, en extraordinaria suspensión, y en lo que él llamaba 'Jacobs Slope', algo así como 'La Pendiente de Jacobs' o 'La Cuesta de Jacobs'. El boicot de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de 1980 asestó un golpe mortal a la carrera de Jacobs, quien perdió la ilusión y regresó a buscarse trabajo en Carolina del Sur. Dijo entonces: "Cuando comprobé que el boicot era real, me sentí como si hubiera caído al suelo y como si el techo se me hubiera desplomado sobre la cabeza". 

Más allá de Povarnitsyn, la plusmarca ya se internó por los inquietantes senderos superiores a los 240 centímetros de altura (Paklin, Sjöberg, etc.); y esto es ya el reinado del -todavía- monarca Francisco Javier Sotomayor Sanabria, 'El Soto', el campeonísimo cubano -y madridista- de Limonar, Matanzas, que el 8.9.1988 ya se plantó en Salamanca más allá de 2,43, mejorando en un centímetro los 2,42 del sueco Patrik Sjöberg. El 29.7.89, en San Juan de Puerto Rico, el 'Soto' subió a 2,44. Y el 27.7.1993, de nuevo en Salamanca, a las 21:15 horas y en las Pistas del Helmántico', Sotomayor Inició su célebre ritual, con los  cinco pasos hacia atrás y aceleró hacia un listón situado a ¡¡ 2,45!!  

Y en plena explosión de su 'Fosbury Flop', a la caída de la tarde 'helmántica', totalmente flexionado en paraleloy con el tiempo detenido, como Fosbury decía, el cuerpo del 'Soto' de Matanzas rozó ligeramente la varilla, pero las piernas pasaron limpias sobre los 245 centímetros y la barra horizontal no cayó. 

El público estalló en júbilo. El telediario de TVE-1, que estaba arrancando a esa misma hora, interrumpió los titulares para contar lo ocurrido en Salamanca, una hazaña... que nadie ha podido superar a día de hoy. Piénsese bien. Esto es como saltar de espaldas por encima del larguero de una portería de fútbol... o sobre la caja de un camión mediano de reparto. Barbaridad. Disparate.

¿INACCESIBLE 'SOTO'?.- Con o sin 'Fosbury', con o sin muelles o... propulsión a chorro, el 'Soto' dejó el récord prácticamente inaccesible. Lo sigue siendo: 30 años después del vuelo sin motor en Salamanca. Asombra que hasta un total de 17 veces haya sido superada por el propio Sotomayor esta inmensa barrera de 240 centímetros... al aire libre. Poca duda queda de que Francisco Javier Sotomayor que también tiene nacionalidad española- es el mejor saltador de altura de todos los tiempos, hombros y cabeza sobre el resto, con el 'Premio Príncipe de Asturias' de 1993 en las alforjas, más el oro olímpico en Barcelona/1992, sendos Campeonatos Mundiales al aire libre (1993, 1997) y otros cuatro en pista cubierta... además de los monstruosos 2,45 de aquella tarde bruja de Salamanca.

Sin duda, y al rebufo del colosal saltador de Matanzas, el qatarí Mutaz Ezza Barshim (24.6.1991, Doha, de padres de Sudán) es, por logros y marcas el segundo mejor saltador de todos los tiempos. En lo más alto del 'club' de los once hombres que han superado 2,40 o más, Barshim -a quien ofrecemos en imágenes junto al firmante, tomadas en Doha, en 2015- ha sido el único ser humano capaz de rebasar los 2,43... junto a un Sotomayor que también ha 'pasado' 2,44 antes del '2,45' de Salamanca. Tras ellos aparecen Bondarenko (2,42) y Paklin (2,41), cada vez más lejanos en la terrible distancia que es, en estas siderales latitudes... un solo centímetro.

En aquel 2015, Mutaz Barshim (1,90 con zapatillas; 1,88, descalzo) afirmaba en Doha a quien aquí suscribe. "No es imposible saltar 2,50. Mi vida es un desafío a la ley de la gravedad" y, a continuación, ya casi en la línea de lo que Fosbury dijo, casi 50 años antes...  "El salto de altura es un estado del espíritu y también tiene algo de obra de arte. Dicen que hay que estar loco para verse sobre el listón a esa altura. Quizá sí hay que estar un poco loco: toda mi vida es la lucha contra la gravedad y a tu propio ritmo. No resulta nada fácil".

¿Fácil? No se ve cómo ni qué de manera alguien pueda asaltar y derribar el récord de Sotomayor, ni siquiera el mismo Barshim que ya cumple 32 años... y que es actual campeón mundial (doblete revalidado entre 2017/2019)... y olímpico, oro compartido con el italiano Tamberi sobre 2,37. Mutaz empata con Sotomayor en ese número total de los más grandes del atletismo: tres. 

Pero el tope de 2,43 de Barshim, en Bruselas, se remonta a... septiembre de 2014; cuando, en efecto, se le atisbaba a paso o paso y medio del titánico récord de Sotomayor y de Salamanca... y cuando el 2,50 se antojaba -aunque fuera- remotamente al alcance de Mutaz.

Las marcas planetarias de altura -donde poco dopaje cabe- vuelan ya a un nivel brutalmente estratosférico. En mujeres, el récord universal de la búlgara Stefka Kostadinova data de... 30.8.1987, en el Mundial de Roma. Van a cumplirse 36 años, así pues. Del vuelo de Sotomayor harán 30 años cabales en julio próximo. Desde 1987 hasta hoy, sólo la croata Blanka Vlasic se acercó hasta 2,08, a un centímetro de Kostadinova, para colgarse el oro en el Campeonato Mundial de Berlín. 

Desde ahí es ya un goteo descendente a partir de 2,07: Andonova, Chicherova, Bergqvist, Slesarenko, Kuchina-Lasitskene... hasta que hallamos que Ruth Beitia, toda una reciente -casi flamante- campeona olímpica en Rio/2016 se frenó en... 2,02. Todavía anda por ahí (puesto 81º del ranking mundial de todos los tiempos) aquel registro de 1,98 que en septiembre de 1984 saltó al aire libre de Rieti una tal... Debbie Brill.

El 'fenómeno' de Dick Fosbury y el 'Fosbury Flop' se detuvieron en los 2,24 de aquel domingo mexicano, 20 de octubre de 1968. Pero el concurso mundial de salto de altura parece haberse topado con un Everest o Himalaya, los 2,45 de Sotomayor... y los 2,09 de Kostadinova. El récord español de Arturo Ortiz permanece intocable... desde 1991. 

"Estás ahí arriba sólo durante un segundo, pero de verdad que el tiempo se ralentiza, se expande" (Dick Fosbury). Y, según Mutaz Ezza Barshim... "dicen que hay que estar loco para verse sobre el listón a esa altura. Quizá sí hay que estar un poco loco: toda mi vida es la lucha contra la gravedad y a tu propio ritmo". Tras el adiós a Fosbury y su 'Flop', quebrados mortalmente por el linfoma. ¿se han parado definitivamente el tiempo y el espacio para el salto de altura ante los muros inaccesibles de Javier Sotomayor y de Stefka Kostadinova?