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Muchodeporte, creciendo con el mito

Lucas Haurie
Lucas Haurie
06/06/2023

El día del verano de 2000 Joaquín debutó con el primer equipo del Betis, de la mano de Fernando Vázquez en Compostela, Muchodeporte era una idea que se plasmó con un acta notarial pocas semanas después. En febrero de 2001, cuando el formidable entrenador gallego –asaeteado ya por la conjura de liliputienses que terminó echándolo del Betis: ay, las eternas guerras intestinas de Heliópolis…– ya tenía claro que su mayor legado en el fútbol sería la alternativa dada al portuense, un portal llamado muchodeporte.com saltó a las pantallas de la ‘world wide web’. Internet era campo y nosotros éramos unos críos. “Habéis crecido conmigo”, dijo el mito a una cámara de ‘El día después’ hace algunas semanas. Bueno, nosotros también

Como toda despedida es una pequeña muerte, se impone aquí una especie de obituario, o sea, una suerte de auto-epitafio. No llegaremos a eso, pero admitamos que la retirada de Joaquín excita la idea de jubilación, parcial al menos, que nos ronda la cabeza desde hace meses. En la prensa española, se estila mucho el estomagante ejercicio de “el muerto y yo”, que casi siempre degenera en un insoportable “yo y el muerto”, así que se enmarca en esa tradición el que nos evoquemos recogiéndolo con un diminuto Ford Ka de la flota de Giralda TV en la tienda de Rosi para hacerle su primera entrevista en un plató de televisión. También recordamos, de aquellos años heroicos, el fin de semana en el que la familia Sánchez, con el patriarca Aurelio al frente, nos acogió en El Puerto de Santa María para un reportaje de revista: largas declaraciones, fotos cuidadas, jugosos ‘off the record’, papel de mucho gramaje, dos semanas para el cierre, presupuesto de producción… Periodismo del de antes.

Poco más puede decirse de Joaquín de quien, como todo artista, conviene más contemplar su obra que conocerla por referencias. El que no haya visto sus regates, se haya asombrado con su clase o paladeado su conocimiento del juego, peor para él. Sí conviene destacar una cuestión: nadie, absolutamente nadie, ha dicho nunca una mala palabra de él. Y él, viceversa, con una excepción: Ronald Koeman, cuya calvinista intransigencia lo privó de participar en el cuatrienio glorioso de la selección española, en el que por edad y calidad habría merecido de sobras estar.