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Pasen por caja

Antonio Félix
Antonio Félix
07/06/2023

Objetivamente, y sin mirar mucho al lado, que entonces ya cogemos el cabreón, podemos decir que la temporada del Betis ha sido un éxito. Así lo ha proclamado, desde luego, el club, que disfrutará de un tercer año seguido en la Europa League, hecho inaudito en la historia verdiblanca que, sin duda, merece el consecuente aplauso. Además, como colofón, la despedida de Joaquín, récord incluido, ha quedado supercuqui. El tema, ahora, es preguntarse cuánto ha costado y va a costar todo esto. Y al respecto hay una mala noticia para los béticos: señores, van a tener ustedes que pasar por caja.

Internamente, la consideración de la campaña en el Betis es muy distinta. Se ha incumplido el objetivo esencialísimo, la clasificación para la Champions, lo que conduce a un lío considerable. Agotado el préstamo de la Liga, agotado el préstamo del fondo de inversión y prácticamente cegada la vía de ingresos por venta de jugadores, el club se lo jugó todo al dinero europeo para financiar el plan por el que lleva apostando desde hace tres temporadas, y que esencialmente pasa por tener un equipazo por encima de sus posibilidades, que no puede pagar. Eso ha derivado en relevantes logros deportivos y en una inmensa ruina que les ha conducido a un callejón sin salida. O, mejor dicho, con una sola salida: la ampliación de capital.

Sobre el tamaño de la ruina, el Betis sigue arrojando señales alarmantes. La última la dio el anuncio del desmantelamiento fáctico del equipo de baloncesto, descendido y abocado a la perdición con uno de los presupuestos más bajos de segunda. Los salvadores convertidos en enterradores, tomen buena nota. Por lo demás, recuerden que el club viene de una temporada con pérdidas de 70 millones y jugadores que no pudieron inscribir hasta bien comenzado el campeonato, previo aval personal de los dirigentes. Durante este tiempo y como se ha podido, pidiendo prestado aquí y allá, se ha tirado para adelante evitando mayores impagos. Pero la situación resulta insostenible. Toca pedirle al bético que se rasque el bolsillo. O que se olvide de su club.

Hace unas semanas, ya se abonó el terreno para la ampliación de capital hecha pública por Besoccer con un patético ardiz. El presidente, Ángel Haro, dijo “tener constancia” de que “grupos de la oposición” estarían contactando con “capital extranjero para vender” el Betis. La pavada era de época pues, como cualquiera cercano al club sabe, ni hoy día existe oposición, ni nadie cuenta con un paquete significativo de acciones, ni su venta sería relevante para el control de la entidad, en el irreal caso de que un inversor extranjero se interesara por ellas. Habría que creer muy profundamente en la estupidez de la gente para confiar en que ese mensaje calara, pero ahí quedó lanzado: Vienen a por el club, debemos mantener al Betis de los béticos, y quién más bético que nosotros, por descontado.

El caso es que, salvo milagro en forma de oferta millonaria por Luiz Henrique, y poco más, el Betis se abocará a la ampliación de capital. Se trata de una solución efectiva en lo económico, ante la inmediata liquidez que se obtiene. Pero enormemente lesiva desde el punto de vista social. Lo elegante, de acuerdo con la vocación de un Betis de los béticos proclamada por los gerifaltes, sería democratizar el club con una oferta de compra masiva para la afición. Pero la democracia en el fútbol tiene un problema: que los poderosos pierden dinero. Si el capital se amplía y reparte, los paquetes de quienes mandan y sus amiguetes (los Herrera, Mariló y… Joaquín Sánchez) valen menos. Eso hay alguno que lo aceptará y muchos que no. Por lo que queda la tentación de afinar el mangazo, redoblar el capital de quienes más poseen y hacerlo, así, verdaderamente goloso para cuando interese hablar con los inversores “extranjeros”. No es la primera vez que, en esta columna, hemos recomendado a los béticos que, pese a su evidente desidia, se interesaran por lo que sucedía en el baloncesto, como patrón de conducta en el club. Pasados los días de vino y rosas, lo que hemos visto ahí es nepotismo, amateurismo, colapso, intento desesperado de venta, irresponsabilidad y derribo. Cuidado con esa hoja de ruta.