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Otro año igual

Antonio Félix
Antonio Félix
21/02/2024

A estas alturas, encontramos al Betis afectado de dos males que, no por conocidos, dejan de inquietar, y que, como es habitual, amenazan con estropear su, por otro lado, correcta temporada. Hablamos del catetismo. Y de la conformidad.

Otra vez, en puertas de la fase definitiva del curso, el Betis aparece en tenguerengue, después de haber despertado durante buena parte del mismo magníficas expectativas. Lo de siempre. El Betis es una emoción mal correspondida. De nuevo, cuando entramos en el momento en que se reclamaría dar el do de pecho, el equipo amanece destemplado, apocado, sin brío ni vigor. Sus últimas puestas en escena, frente a dos leves rivales a los que debería haber arramblado para ponerse de cara en la Conference y en la Liga, han sido desoladoras. No merece detenerse siquiera en el juego o la fortuna. Lo intrigante de esos duelos fue la poderosa desgana que, de nuevo, parece haber ganado a los verdiblancos.

Hubo un momento, con la Copa del Rey alzada hace dos años, donde pareció que ese mal al fin se superaba. Pero aquello resultó ser una raya en el agua de la displicencia cósmica que asola a este equipo. He aquí, tal vez, el gran trauma que se le ha resistido al auriga Pellegrini, el astro que parece que todo lo pueda. Y resulta que no, que el chileno sigue sin dar con la tecla para activar al Betis cuando se reparten las medallas. Al final, y salvo gratísima sorpresa, estaremos con otro año igual, satisfechos por la ausencia de penurias que tanto acuciaron en el pasado, y huérfanos del oropel que probablemente más hubiera merecido un equipo de tantos quilates.

Y he aquí por donde llegamos a la segunda cuestión aludida, la catetez, ese complejo que nos lleva a deslustrar lo que tenemos y a sobrevalorar, con absurdo anhelo, lo ajeno. Estos días se repite mucho, por aquí y por allá, eso de que el Betis ha actuado fenomenalmente en el mercado de invierno. No estoy de acuerdo. Mi sensación, expansiva respecto a los anteriores zocos, es que el equipo va perdiendo calidad. Que los que llegan, siendo buenos, no alcanzan a los que se van, que me parecieron mejores. En particular, no creo que Ayoze, ni Fornals, ni siquiera Isco sean Canales. Tampoco que el Chimy o Bakambu mejoren a Borja Iglesias. Que el estupendo Johnny supere al inmenso Guido, que Sokratis a Luiz Felipe o Abde a Luiz Henrique. No creo que sean operaciones trágicas, pero sí inferiores. Y que ese puntito de excelencia que se pierde le va pasando factura a un Betis que, luego, no es capaz de meterle un gol a Sivera.

Como siempre, la vida te da una oportunidad tras otra. La próxima para el Betis está en Zagreb, donde intentar arreglar una temporada europea con una planificación como para hacérsela mirar, propia de alguien a quien no le interesara nada esta copa. Como si sobraran en las vitrinas de este club alegre y vacuo, bonito y manso, de este Betis donde siempre es primavera.