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... Y detrás del balcón de Sierpes, lo que había era café con medialunas

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
26/03/2024

Sólo quedan en este mundo dos de los tres protagonistas de esta imagen del 9 de abril de 2017, Domingo de Ramos, en el balcón del primer piso del número 10 de la calle Sierpes, en los altos (más bien, 'entresuelo') de la Cafetería Catunambú. Con certeza, ninguno de los dos que quedan -ciertamente, los dos menos importantes- ha girado en exceso la mente hacia ese mismo día, no se sabe bien si hasta los límites del 'Palacio Central' o del 'Lloréns', dos viejos templos del cine en Sierpes adonde tantas veces acudió el tercero, el que ya no se halla entre nosotros: Manuel Ruiz de Lopera y Ávalos, vecino del barrio de El Fontanal, hijo de Encarnación Ávalos y de un viejo socio del Betis, 'bético viejo', de los tiempos de Tercera División: Luis Ruiz de Lopera Ballesteros.

Por un número de razones, la memoria no quiere excavar mucho en ese ya remoto Domingo de Ramos. No cabría creer que en este tiempo de enanos barrigones, malnacidos en la Silla de Pedro y delincuentes en los Gobiernos mundiales, fueran necesarias viejas experiencias para extraer nuevas conclusiones. Pero hagámoslo ('la mano de Dios crea, no esconde'); viajemos al pasado, cuando entre la tiniebla del recuerdo surgen estas otras palabras de aquél que ya no está, otro lejano día de 2006, en la calle Jabugo, El Fontanal: "Alejandro, nací y crecí como un niño que disfrutaba con 'Er Beti'. Y así sigo. La última vez que vi a Rocío Jurado, ella me dijo eso mismo: 'Manolo, disfruta de la vida y que Er Beti no te cueste una enfermedad'. Y mira...".

...'Y Manuel Ruiz de Lopera llama a su perro Hugo, un 'husky' imponente, y retoza con él entre medallas verdes, vírgenes e imágenes del Gran Poder: la vida de Lopera.'

ESCALERA DE CARACOL.- A los altos del edificio de 'Catunambú', en Sierpes,10 (allí donde tantos hicieron parada y señas para acceder y se quedaron en la puerta) se accedía -se accede- desde la misma cafetería a través de una escalinata metálica de caracol como podría ser una de incendios, la de un submarino... o la del 'Finis Africae' de la 'Abadía del Crimen'. Complicada para gente con problemas físicos.

Una vez introducido de modo nada fácil en 'la habitación del balcón' -mesa y sillas espartanas, decoración de antaño...- el invitado por la familia Ruiz de Lopera se hallaba ante una bandeja de dulces con palos de nata, 'petisús' de crema y 'medialunas' de las antiguas, de ésas que uno no había probado en cuatro o cinco décadas. Además, había una carta plastificada de 'Catunambú' con 'pinchitos morunos' como producto estrella. Café, leche, zumo de naranja y refrescos, sin nada de alcohol, completaban el digno y escueto, sabroso refrigerio que, como en una abadía benedictina, proponía el hombre... que movía la propiedad de algo más de 400 inmuebles. Por ejemplo, este mismo del balcón, en cuya segunda planta se encontraban los lavabos y un dormitorio 'de campaña'.

Era un espléndido, luminoso Domingo de Ramos en Sierpes. Pese a marchar en oleadas compactas como compañías, las coloristas filas de nazarenos y costaleros se agitaban y movían constantemente para apuntar hacia 'arriba', hacia el balcón: 'Mira, mira, ahí está Lopera'. 'Hola, hola, Don Manuel, Don Manuel'. Saludos y risas, inclusive, de gente (muy) señalada de la acera de Nervión y (éstos, bastante más 'dudosos' )... de algunos que habían irrumpido en despachos y Juzgados para acabar con el mando al frente de 'Er Beti' del propietario del balcón. Uno de estos últimos tomó 'la foto', con intenciones no demasiado buenas. El 'propietario', Lopera, saludaba como podía a todo el que podía reconocer entre el maremágnum. Incluso al que tomó la foto...

En aquellos momentos cenitales de un Domingo de Ramos en Sevilla, Manuel Ruiz de Lopera y Ávalos, vestido y calzado con la ropa y zapatos que cualquiera podría haber comprado en las 'Galerías Preciados' de la Plaza de la Magdalena, en los años 60, se hallaba en el séptimo cielo. Esa turbamulta de vivencias, desde las 'medialunas' y los palos de nata hasta las oleadas de cofrades, músicas y pasos en la explosión del Domingo de Ramos era lo que Manuel Ruiz de Lopera ofrecía como regalo supremo -más allá de la familia- a quienes él consideraba amigos dignos de subir a ese 'séptimo cielo' de 'Catunambú'. Siempre, con la vista y el recuerdo hacia 'Mi Gran Poder auténtico', expresión que pronto aclararemos.

"No es posible entender bien lo que es Lopera sin haberle visto allí, justo en esos momentos y rodeado de todo 'eso'. Todo era algo muy especial, muy de la Sevilla, la Andalucía y la España de otros tiempos", reflexiona a día de hoy el segundo superviviente de los tres fotografiados el domingo 9 de abril de 2017 en 'ese' balcón de Sierpes; del que sólo cabe decir... que es tan sevillano que desea ser mencionado lo menos posible. Sea.

'LA 108' Y 'LA CLASE'.- En una Abadía benedictina, Manuel Ruiz de Lopera no habría sido alguien de discurso tan profundamente brillante como Fray Guillermo de Baskerville o el letal Jorge de Burgos. Tampoco le habría gustado ser Abad, 'Abbone'. Sin embargo, Umberto Eco -de haberle conocido- casi que le habría colocado en el papel de 'cillerero' o 'ecónomo', aunque con bastante más intuición e inteligencia que el pobre Remigio de Varagine; al fin, sacrificado por... 'la clase'.

La mente 'de ecónomo', 'metronómica', del propietario del balcón de 'Catunambú' llegaba a ser asombrosa. Lopera se presentaba en la Administración sevillana de Lotería 108 ('La 108'), en calle San Pablo, junto a La Magdalena, cuando salían los billetes de cada sorteo de Lotería. Iba con una serie de combinaciones de cifras de números de décimos y series, redactados por él mismo, a bolígrafo, en las mañanitas de El Fontanal, junto a la imagen de Jesús de Medinaceli. Justo donde también, a bolígrafo y ante su escritorio, el que pagaba en el Betis cuadriculaba los pagos se-ma-na-les que tocaban hacer a ca-da jugador del Betis, uno por uno, fuese Denilson, Alfonso, Finidi o Jarni.

En la calle San Pablo, Lopera requería al lotero de 'La 108' para que le facilitase 'X' números y series de las combinaciones que llevaba apuntadas. "Si me da todos los números y series que yo pido, me tocará el 'Gordo' o no, pero ya no pierdo dinero, ni un céntimo. Eso es algo que ya tengo seguro con las cuentas que traigo", revelaba con absoluta presunción de certeza. Y pagaba la lotería con... 'Visa Betis'. 

Esto, del mismo modo que cierta vez, el 12 de septiembre de 1995, en el 'Hotel Conrad' de Estambul, tras el almuerzo protocolario con los medios sevillanos y nacionales desplazados para cubrir el Fenerbahçe-Betis de Copa de la UEFA (ida, 1-2), Lopera -que presidía el almuerzo- recibió en mano, por vía del gerente González Flores, la [abultada] factura de la comida, poco después de los discursos. 

El entonces líder supremo del Betis y de los béticos hizo ver al gerente lo desproporcionado de la nota compuesta por unos turcos que no valoraban bien al rival con el que se medían: "Don José Antonio, hágales saber a estos señores de aquí del hotel que se han equivocado y que esto es imposible. Aquí han metido muchas más bebidas. Mire usted, de los periodistas, el señor (...) se ha bebido dos cervezas, no tres. El señor (...) se ha bebido un vino blanco (o 'tinto'), y no dos... así que yo he contado por lo menos hasta doce bebidas que aquí se han cobrado de más". Efectuada la reclamación, los fascinados hosteleros turcos rectificaron las cuentas. En ese mismo viaje, en el avión del Betis, Lopera -él, personalmente- cambiaba dólares... 'sin comisión'.

Al final del día, Manuel Ruiz de Lopera siempre se encomendaba a la talla del Gran Poder 'auténtico' (Lopera no decia 'una copia auténtica del Gran Poder', sino 'mi Gran Poder auténtico') que presidía su 'sancta sanctorum', su dormitorio en calle Jabugo... casi de igual modo que el 'Sandjak', el estandarte del Profeta, preside las naves de Santa Sofía, en Estambul. Allí rendía cuentas ante el 'Gran Poder Auténtico'... y ante Isabel López Pérez, 'Maribel', mujer extraordinaria con la que el hijo de Luis Ruiz de Lopera y Encarnación Ávalos mantuvo 59 años de matrimonio. 

"A Manolo y a mí siempre nos ha unido el Betis. Se puede decir que nos conocimos en el Villamarín", nos relató cierta vez en Praga Isabel López 'de Ruiz de Lopera' (gran aficionada a la copla, a Isabel Pantoja y Rocío Jurado y de maravillosa voz 'a la misma vez')... cuando ya se navegaban casi cuatro décadas de matrimonio Ruiz de Lopera-López: "Cómo jugaba Rogelio. Y Quino. Y Gordillo. Pero yo adoro al Betis con cualquier jugador o equipo que tenga. El Betis está por encima de todo, aunque nos dé los disgustos. Sé cuándo un equipo está puesto sobre el campo en 4-4-2 o 4-2-3-1. Lo sé... de verdad, vamos es que usted no se cree que yo pueda saber de esto... también he visto torear muy bien a Curro Romero, a Paco Camino y, últimamente, a Joselito. Pero como a Manolo no le gustan tanto las toros, ya hace algún tiempo que no voy a la Maestranza...". 

Y esto, sin olvidar a Nuestra Señora de la Esperanza Macarena, Nuestro Padre Jesús de la Expiración, 'El Cachorro', el ya citado Jesús de Medinaceli o el 'Cautivo' del Tiro de Línea, a quien Lopera había costeado la mata de cabello, después de encargar y abonar en 1991 un nuevo manto para Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso; en San Lorenzo y junto al Gran Poder. Y esto, sin olvidar el añejo 'incunable' de cierta fotografía en blanco y negro de cierto equipo de fútbol donde -en 1959- Manuel Ruiz de Lopera empezó a ejercer como 'delegado'... antes de viajar por Europa con el 'EuroBetis' de 1977. Esa foto del equipo en blanco y negro junto a la mesa de su despacho era del equipo del... Hospital Psiquiátrico de Miraflores. 

El hombre que en los años 70 circulaba por Sevilla con un 'Mercedes 450-SEL', 'Coche del Año en Europa'... que aún se conserva en sus sótanos junto a otros 'Mercedes' más modernos (aunque el auto que más gustaba a Lopera fue un 'Seat Toledo', después de cierto 'Renault Gordini')... se desplazaba a Miraflores y a Heliópolis sobre la barra y los pedales de una bicicleta de hierro de los años 50, de aquéllas de varillas y dinamo...

Al fin, y como en 'La Abadía del Crimen', la siniestra clase 'hispalense', los De Cesena, Del Poggetto, los que se hacen representar oscuramente como Leonardo Loredan, aquel 'Dux' de Venecia...  decidieron y movieron el apartamiento del verde Edén de Heliópolis del hábil, agudo y rebelde cillerero o ecónomo que 'desde la UVI' llevó al Betis hasta cotas europeas nunca vistas -primer equipo andaluz en la actual 'Champìons League', adorado por el pueblo... hasta la diabólica noche 'Champions' del Anderlecht, diciembre de 2005, cuando estalló el desamor- y que hasta el fin de sus días supo cambiar en su mente y con suprema exactitud miles de euros por miles de pesetas... o de dólares. 

Ya lo absolvieron los tribunales en su momento. Y, entre la UVI y Pellegrini ('...es que nos falta un delantero', diría aún a su sobrino Javier Paéz, durante el reciente descalabro bético en Vallecas)... el Betis, 'Er Beti', lo recordará casi del mismo modo que Jorge predicó a Guillermo: 'El Señor me absolverá porque sabe que he obrado por su gloria; mi deber era custodiar la biblioteca'. 

Puede que todavía en Sevilla los servidores de la clase dicten 'sus' leyes. En ausencia de toda ley o 'auctoritas', quizá habría que obedecer; 'a la misma vez'. Pero esa obediencia fue algo que Lopera -puede que en su mayor triunfo personal- nunca practicó, como un Jack Nicholson surgido del 'Nido del Cuco' de Miraflores. 

'La Mano de Dios crea, no esconde'. Y esto era lo que se escondía detrás del Balcón de Sierpes.