Monchi: "Me he equivocado mucho y de cada error he aprendido"

José Antonio Jiménez
José Antonio Jiménez
01/07/2022

Compañeros de vestuario hace unos años, ahora… entrevistador y entrevistado. Una cuestión que explica las interesantes reflexiones de Monchi a las preguntas de Vassilis Tsartas en el marco de una entrevista en la que el director deportivo blanco hablaba de la grandeza y la exigencia de su equipo. 

"La felicidad que se trae con un título, la gente la quiere seguir teniendo. Y por eso se acaba el mundo cuando pierde un partido el Sevilla. Es lo que ocurre a los equipos grandes, al Madrid y al Barcelona. El Sevilla está a ese nivel y en la elite el nivel de exigencia es muy alto. Tenemos que convivir con eso. Soy una persona activa en las redes, las uso mucho y mando mensajes de vez en cuando. De tranquilidad, confianza y felicidad... Hay una mayoría que confía, pero también hay gente que quiere más, porque el club ha crecido mucho a nivel económico. Pero yo intento controlar aquello que puedo controlar y centrar los esfuerzos en donde puedo producir algo positivo para el equipo, que es mi trabajo", comentaba al respecto antes de asegurar que "siempre he entendido mi crecimiento como algo que la vida me ha regalado y lo que tengo que ser es agradecido. Pero sigo siendo Monchi, no tengo por qué ser distinto. Si hubiese cambiado, las cosas no me habrían ido bien. Cuando termine esta entrevista me voy a San Fernando, mi pueblo, a comer con mis amigos de la infancia. Para qué voy a cambiar, me gusta ser así".

Cuestionado por cómo gestiona su equipo de trabajo, apuntaba que "he dejado fluir mi vida como soy. Hay muchas maneras de liderar un grupo, mi manera de entenderlo es creando más líderes, no creando seguidores. Yo soy el jefe, tengo 150 personas que dependen de mí, pero ellos saben perfectamente cómo soy yo. Casi nunca tengo que utilizar el cartelito de jefe. Porque ellos me entienden. Soy exigente. A mi guardia más cercana le he trasmitido que ellos tienen que tomar decisiones. Soy un defensor de la teoría del error, me he equivocado mucho y de cada error he aprendido".

Terminaba el de San Fernando con una certera reflexión en relación a los chavales que tanto prometen a edades muy tempranas. "Hay una presión familiar para que los chicos lleguen a futbolistas que a veces no ayuda. Recuerdo que mi padre iba a verme a jugar al fútbol a un partido y punto. No decía nada. Ahora veo excesiva implicación, que en algunos casos es buena, pero en otros no ayuda. El niño de 15 años tiene que entrenarse, estudiar y disfrutar con los amigos. Si no, creamos monstruos que están obsesionados y el siguiente paso es la frustración", rubricaba.