Cerca del sevillismo

Paco Cepeda
Paco Cepeda
24/03/2023

El joven consejero Francisco Guijarro Raboy lo ha dicho, aunque sin la contundencia que requería la situación: el consejo tiene que estar cerca del sevillismo. Aquí está la madre del cordero. Porque hoy ha sido en el Fontanal, en esa peña incansable que celebraba sus Bodas de Oro, pero ya pasó de forma estruendosa en la Junta General de Accionistas del Sevilla FC y en otras ocasiones menos solemnes. El presidente del Sevilla, José Castro, y todos los miembros de peso del consejo tienen que estar, escuchar, explicar y aguantar el chaparrón de todo accionista y sevillista de buena fe que es crítico y que reclama soluciones. No se le puede quitar bajo ningún concepto la voz a la gente, como pasó en la Junta, ni faltar a actos principales de lo más sagrado de una entidad, el de su patrominio humano, vaya o no a un acto una persona con la que se tiene una guerra. Da igual que Del Nido Benavente no sea de fiar en las distancias cortas y te pueda preparar una encerrona. Si Pepe Castro, a nivel personal y hasta institucional, quiere ningunear a su enemigo, pues se puede llegar a entender, porque es muy gordo lo que ha tenido que pasar y que es irreproducible sin entrar en problemas de juzgados, pero no se puede pagar con el resto de sevillistas ni tratar del mismo modo a todos los demás que no están de acuerdo con su actual gestión.

Para ser un presidente eficaz del Sevilla no se puede golear en los tribunales y faltar al resto de 'batallas' en las que se pelea por el poder y por la consideración de su gente. Tener un buen abogado es una maravilla, pero en la vida, y en el fútbol en particular, se debe trabajar más a fondo en muchos otros aspectos. Ni siquiera vale con dejarse las pestañas cada día, porque a eso te obliga ya el sueldazo que yo al menos defiendo que debe tener cualquier alto dirigente de una empresa de 240 millones. Pero hay que devolver por diez cada euro que se cobra, aunque sea muy desagradable el empedrado que se prepara.

Era muy sencillo golear de nuevo a Del Nido, pese a su enérgica y bien pensada intervención en los Salesianos de la Trinidad. Bastaba con ir, comprender y escuchar a los críticos, no contestar al adversario y afearle que no respetara a los organizadores del acto, que lógicamente desean la neutralidad en su evento. Es relativamente sencillo y aunque luego te lo critiquen, que todo puede ser, es lo que marca el manual de presidente experto. Y los que no ayuden a estar juntitos para lo que queda de temporada, que hagan lo que quieran.