Exilio a la vista y mucha lejía

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
16/04/2023

Dijo José Carlos Llop, novelista mallorquín mundialmente (des)conocido, que somos las casas que hemos habitado. Yo meto aquí una pequeña variante, a riesgo de destrozar el bonito efluvio de la cita. Somos también los estadios que hemos habitado. Estas cosas sólo las comprende quien luce plata quemada en lo alto. O sea, quien ya peina canas. Sí, usted y yo. Uno suele tener dos casas a las que suele volver con el tiempo y la memoria, esté donde esté hoy y habite con quien habite (el precio de la vivienda y los altos alquileres son otra cuestión, no vayan a estropearme el arranque). Una es la casa donde la crianza (tus padres, la embriaguez de los olores, la lenta configuración del asombro, la inocencia que se va profanando, etcétera). Y la otra casa es el estadio de tu equipo (tu primera vez, el primer fulgor del césped bajo los focos, los primeros insultos al árbitro, el primer éxtasis, el primer trauma, etcétera).

Un estadio de fútbol llega a ser para algunos su primera y única casa. Por eso, cuando uno escucha decir que su estadio lo van a echar abajo o que lo van a remodelar o cambiar de nombre, enseguida siente un desamparo de lo más doloroso. Igual peco de estupendo y transido con esto que llevo escrito. Pero, yendo al grano, se avienen años duros para las dos casas de esta ciudad. Otea en el horizonte un tiempo de exilio obligado en uno de esos lugares donde probablemente Cristo pudo perder uno de sus famosos mecheros: el estadio de La Cartuja. O sea, mitad tierra sevillana, mitad tierra italicense. Betis y Sevilla, Sevilla y Betis, ya están manejando fechas para las obras parciales o totales de sus respectivos estadios. El futuro, pues, es otro nombre del exilio. El hincha desamortizado es lo que tocará ser.

El Benito Villamarín, de acuerdo a un concurso de ideas (grada de Preferencia, funda exterior y cubierta), empezará a remozarse en el verano de 2024. Según leo, la casa verde (no confundir con la segunda novela de Vargas Llosa) estará en obras durante la temporada 24/25 y gran parte de la 25/26. En Nervión, mientras tanto, todo apunta a que el Sánchez-Pizjuán va a estar en obras de 2026 en adelante, hasta el final de la década. La idea es erigir un nuevo y gran teatro para 55.000 personas y que todo esté decentemente acabado para 2028 o inicios de 2029. ¿Y mientras tanto? Pues lo dicho: todo apunta a aceptar el doloroso ínterin, a sobrellevar como se pueda la expulsión de los justos a los predios inconexos de La Cartuja. La siguiente pregunta lleva al guerracivilismo futbolero entre prójimos. ¿Y van a convivir los dos equipos compartiendo morada?

La verdad es que me cuesta ver a Sevilla y Betis compartiendo casa en modo Lazio-Roma (Olímpico de Roma), Hellas-Chievo (Marcantonio Bentegodi), Flamengo-Fluminense (Maracaná), Cruz Azul-América (Estadio Azteca), Milán-Inter (San Siro) o, como último ejemplo, Millonarios-Independiente de Santa Fe (Nemesio Camacho). A los hijos de la casa de don Benito puede que no les haga gracia compartir asiento con quien antes ha dejado su mácula en el mismo asiento. Y a los hijos de la casa de don Ramón tampoco. No es improbable que se dispare en los próximos años la venta de lejía. Sea como sea, se acabará aceptando el forzoso traslado.

Por otra parte, para ir acabando ya, cuando observo las recreaciones virtuales diseñadas para acometer el nuevo don Benito y el nuevo don Ramón, enseguida se me viene a la cabeza el efecto espinacas: se me repite. Esto ya lo he visto antes, me digo. Quiero decir que todo lo que las empresas constructoras y los gabinetes de arquitectura técnica ofrecen como rutilante y nuevo me resulta viejo (ondulantes acabados, modernísimas techumbres, tiendas y espacios para el consumo ‘premium’, el llamado ‘naming’ del patrocinador bien visible, etcétera). Al modo tolstoiano en ‘Ana Karenina’, si todas las familias felices se parecen unas a otras a diferencia de las infelices, respecto a los estadios, todos los nuevos coliseos erigidos con engreimiento para la supuesta felicidad del aficionado me resultan iguales y absolutamente monocordes. Sólo veo un mismo y multiplicado Allianz Arena de Múnich.