Los ricos no mangan

Vía de Escape

Paco Cepeda 23/03/2017

Pueril argumento del presidente del Real Betis tratando de justificar lo que tiene difícil explicación. Él es rico, pero su planteamiento es pobre, de indigente. A su modo, Ángel Haro parece participar de la idea que está cuajando en algunos países de que los presidentes, los políticos, deben ser gente que tienen ya dinero, porque no necesitan quedárselo. Haro dice que le indigna que se dude de sus intenciones, que no quiere especular con el Betis, que ya es rico sin esto, que una de sus empresas facturará 300 millones de euros este año y que no necesita ni el fútbol ni el dinero del fútbol. Debe ser que no hay ningún rico ratero. Al parecer a los panales de rica miel sólo se acercan los tiesos. Yo sólo digo que reflexionen entre la similitud fonética entre las palabras magnate y mangante. 

Pero no se confundan con este arranque de artículo porque no dudo de la honradez del señor Haro. Es más, no tengo ningún dato que me invite a pensar que quiere quedarse con el Betis para sumar más millones a esos 300. Insisto en que no me meto en el terreno de las intenciones porque son íntimas, pero los hechos son públicos. Y sé que ha pactado con el diablo diciendo que así se lograba una estabilidad que no se ve por ningún lado. Sé que ese pacto, eso sí, consolida su posición, le da tiempo y un buen mango de la sartén. Sé y veo que con un nueve por ciento del capital social entre él y José Miguel López Catalán gobiernan como si fueran los dueños absolutos, por la confianza que depositaron en ellos mucha gente que se siente ahora traicionada. No sé, no tengo ni idea, de si quiere quedarse con el Betis para lo mejor o para lo peor, para ganar o perder dinero, no tengo ni idea. Pero sí creo que se quiere quedar con el Betis, en el sentido actual, tener el poder y hacer y deshacer. Si es por un sueño de la infancia y un interés en dar lo mejor de sí por y para su Betis, o si es para satisfacer el ego, codearse con Florentino, estar en la pomada, ganar más dinero... no tengo ni la más remota idea. Se verá, con el paso del tiempo. Hechos, no palabras.