Vender o no vender

Vía de Escape

Paco Cepeda 17/02/2018

Difícil artículo ante el que me enfrento porque se está cociendo todo en estos momentos y las cosas que pueden ocurrir son imprevisibles. De antemano les digo que no soy nada partidario de que los clubes que me importan caigan en manos de capital extranjero en un sentido amplio de la palabra. Pero es que tampoco me gustó que lo hiciera la Cruzcampo. ¿Acaso no hay gente en Sevilla a la que venderle cerveza y ganar en vez de diez, ocho? No es una cuestión de xenofobia, es porque cuando en una empresa la toma de decisiones se efectúa a miles de kilómetros, suelen pagarlo muy caro los que están cercanos. Y además, porque todo se va despersonalizando un poco cada día. 

Escuchaba el otro día en Radio Marca, supongo que a cambio de varios centenares de euros, unas inteligentes palabras de mi queridísimo Lucas Haurie. Muy sensata reflexión. Decía que en un negocio global como el del fútbol o el del deporte profesional, empresas del tamaño de Sevilla FC, especialmente, y Real Betis, se escapan de lo que el tejido de la ciudad es capaz de sostener. Efectivamente, creo que no hay sector de la economía (venta de capirotes y farolillos al margen) en el que dos de nuestras compañías, Sevilla y Betis, estén tan bien colocadas en el ránking mundial. Y como el negocio global trae inversores de todo el mundo, y como estas dos compañías 'nuestras', recordando a Richard Gere en Pretty Woman, son vulnerables y atacables por OPAS hostiles, pues estamos sin duda ante un panorama peligroso. Dos pastelitos en manos de tiesos, tiesos en comparación con los que quieren ser dueños de este negocio. Pero le replico a Haurie, siendo una verdad como un templo lo que expone, ¿y si Sevilla o Betis se quedan con el tamaño que les permita ser lo que les llevó a fundarse? ¿Demasiado romántico?

Sé que hubo muchos dirigentes, que siguen actualmente en los accionariados de nuestros clubes, que pusieron dinero, mucho dinero, cuando no había ni para pagar los balones. No me olvido. Hoy la cosa va de otra forma, no hay que 'poner' dinero, hay que comprar acciones, como han hecho Haro, Catalán, Galera, Carrión, Alés, Del Nido, Castro, Guijarro... Y sé que por sus acciones, ahora me centro en el Sevilla, aunque le pasará al Betis, ofrecen cantidades muy relevantes. Veo a mucha gente con el símbolo del dólar en los ojos. Estoy convencido de que todos los nombrados, incluso los que van a vender sus acciones si se ponen a 4.000 euros, en el fondo tienen un entripado. Han vendido, seguro, decenas de empresas, decenas de inmuebles, pero saben que esto es especial. Desde el punto de vista emocional, ni Del Nido ni Castro ni nadie querrían vender lo que no se vende. Por tanto, lo harían, se lo plantean, por una cuestión meramente económica. Pues hablemos de números. El Sevilla se va a estabilizar en presupuestos de más de 200 millones de euros (la televisión va a volver a subir de forma importante). Las ofertas que les llegan valoran la empresa en unos 300 millones (vale casi lo mismo un 51% por el 100%). Sólo el precio de la plantilla actual iguala esa supuesta super oferta. Yo creo que lo más sensato sería profesionalizar más, que esos accionistas locales que ahora pilotan se pongan unos sueldos acordes a esa gran facturación, rentabilicen su inversión, y que se pongan de acuerdo para abrir la sociedad a esos posibles inversores, pero que entren en minoría, un poco como lo ha hecho el Atlético de Madrid con el chino de Wanda y ahora con el israelí de donde sea. Para algunas de las cosas por las que quieren entrar en el fútbol esos empresarios tan millonarios no necesitan ni siquiera mandar, sólo influir, y ser atendidos en dos o tres peticiones. Trabajen en esa línea. No se aturdan ante el volumen de lo que podrían coger de golpe. Gánenlo poco a poco. Y por supuesto, el sevillista de base, el bético cuando le toque, empatice mucho más con el grande. No se queje del sueldo tanto, recuerde que ese señor o señora está cobrando porque lleva para adelante una gran empresa por la que le ofrecen mucho dinero y en la que invirtió un pico cuando tocaba. Recuerde el pequeño accionista cómo se le pone el cuerpo cuando le ofrecen 600 euros por algo que le costó 60. Recuerden, todos, lo que sienten por dentro, y tomen las mejores decisiones posibles, unos y otros. Si no es así, empiecen todos las clases de chino o ruso, y sepan que día a día se irán borrando aquellas sensaciones, esos intangibles, que le llevaron a tener una pasión.