Un cagao muy valiente

Vía de Escape

Paco Cepeda 24/04/2022

El Real Betis se mereció esta Copa del Rey, la tercera de sus vitrinas. Fue mejor que su rival en la final y su caminar por toda la competición fue seguro y con un paso firme que le hizo eliminar a equipos muy principales hasta llegar a este partido para la historia en La Cartuja. Y si Esnaola y Dani fueron los nombres que siempre se recuerdan cuando hablábamos de los títulos del Real Betis, desde hoy aparece otro futbolista ya para siempre en el corazón de los béticos. Le tocó ser héroe a un niño de Olivares, internacional en todos los escalafones inferiores de la selección, Juan Miranda, que salía al campo de casualidad, porque Álex Moreno estaba tieso y no podía seguir ni un minuto más en el campo. En el 2005, en la anterior Copa, Miranda todavía no se había marchado a los infantiles del Barcelona, y con sus cinco añitos fue como un bético más. Hoy, cuando no parecía ni que fuera a jugar, asumió la responsabilidad de tirar el penalti decisivo, el quinto, en una tanda inmaculada de todo el Betis, que pese a sacar del campo a especialistas como Borja Iglesias, Fekir o Canales, marcó las cinco penas máximas. "Estaba cagao, cagadísimo", decía nuestra inesperado protagonista cuando le iluminaron los focos de las entrevistas. Lo disimuló muy bien cuando se fue a por el balón y su zurda, exquisita en el golpeo, hizo el resto del trabajo. Seguro que no estaba en los planes de Juan Miranda empezar el domingo 24 de abril de este modo, pero pasó, porque el fútbol premia a los valientes, aunque estén cagados de miedo.