El Sevilla, un microejemplo de esta sociedad

Vía de Escape

Paco Cepeda 05/06/2018

Nos escandalizamos, con muchísima razón, cuando vemos que una trama como la Gurtel no es condenada, antes que por los juzgados, por quienes estando cerca no hayan metido la mano en la caja en el PP. Montamos en cólera, ya lo creo, cuando altísimos cargos de la Junta de Andalucía de ayer, hoy y siempre dicen que lo que hacía Guerrero era cosa de un golfo aislado y que esa partida facilona con puerta de atrás gigante era como por casualidad. Nos llama mucho la atención el aparente manejo irresponsable de la economía doméstica que tiene Pablo Iglesias porque nos da auténtico pánico qué haría con la economía de los demás si tuviera mando en plaza. Criticamos que Albert Rivera está pensando en lo suyo sin altura de miras. Puede ser, de hecho me parece que todo es correcto. Pero ¿y nosotros qué? Los lectores que me quedan, que alguno existe, ya saben que ando muy ocupado en tratar de transmitir lo que siento: que la revolución empieza y acaba en uno mismo, que todo puede cambiarse si uno cambia. Paso como Manolo Escobar de los hermanos de los que han hecho y harán los líderes de nuestra sociedad, que policías y jueces, hagan lo que tengan que hacer. Lo que propongo es que todos pidamos facturas con IVA, que tiremos los papeles donde se debe, que nos creamos de verdad la equivalencia entre géneros, que seamos mejores, que lo intentemos al menos, soportando nuestras incoherencias. Y si muchos lo hacemos, nuestra sociedad, nuestros líderes, se parecerán a eso nuevo que nazca que muchos quieren llamar utopía. Intente no pasar facturas de más en su empresa, no se lleve los bolígrafos, tampoco regale horas de trabajo, ni las robe; haga lo que deba, por favor. 

Y les doy esta chapa, porque así lo entiendo, y sobre todo al hilo de algo que en los mentideros futboleros estoy escuchando muy a menudo. Le piden a Castro, a Alés, a Carrión, a Del Nido... que no cobren, que no vendan, que bajen los abonos, que fichen a Maradona con 20 años, que sean honestos con su sentimiento sevillista, perfecto. Pero resulta que ahora, hoy en día, los que están haciendo el agosto son los pequeños accionistas que han descolgado de la pared esas acciones enmarcadas de sus padres o abuelos para venderlas por unos 1.000 euros, algunos más y otros menos. El Sevilla de los sevillistas, el Sevilla perfecto de los demás, pero mis cinco acciones, unos 6.000 eurazos, esas las vendo sin remilgos, porque no tiene relevancia. Y no la tiene, claro que usted puede vender las acciones que le dé la gana, pero no entiendo cómo luego se le saltan las venas pidiendo de los demás lo que usted no hace.