No se olviden del FC Dnipró

Esplendor en la Hierba

Javier González-Cotta 21/01/2023

A veces me pregunto, entre el silencio y el solitario oficio (gran pareja de expeditivos centrales, por cierto), si lo que uno escribe interesa a ese ente tan desconocido: el lector. Son las cuitas que suelen embargarnos a quienes perpetramos artículos y columnas en los medios. El lector de noticias futboleras andará ocupado ahora en analizar las parejas que ha deparado la Copa del Rey para cuartos de final. Pero uno, en cambio, está a sus cosas, no sé si interesantes o caprichosas o simplemente plomizas.

No vive uno en modo ameba, aunque ya me gustaría. Quiero decir que estoy al tanto de la actualidad futboleril. No hay día que no tenga su afán, igual que no hay día que no depare su folletín respecto al fútbol y alrededores. Así, por ejemplo, la Juventus hiede otra vez sospechosamente (posible fraude fiscal respecto a unos dineros relacionados con Cristiano Ronaldo). Por no hablar del caso del último Cádiz-Elche (el claro fuera de juego no detectado en la relojería del VAR y que supuso el empate de los ilicitanos). O la detención y posterior traslado a prisión de Dani Alves acusado de agresión sexual. O, como interesante perla del mercado de invierno, el fichaje del avejentado Dani Güiza por el CD Rota, de Tercera RFEF (grande el admirado Güiza, de 42 chirimoyas en lo alto).

El fútbol noticioso tiene mil frentes diarios, incluido el del propio fútbol en su variante de frente de guerra. Tal cual, fútbol y guerra. Por eso vuelvo a recordar y a hacer recordar al personal al FC Dnipró ucraniano, el equipo del que ya hablé por aquí al inicio de la invasión rusa de Ucrania. He vuelto a recordarlo tras el terrible bombardeo de un edificio de civiles ocurrido en la propia ciudad de Dnipró. Más de 40 personas han muerto bajo la papilla: 3.500 toneladas de escombros. Ha habido discusión interesada por si el misil ruso Kh-22 que provocó la matanza sufrió un infortunado desvió por parte de la artillería antiaérea ucraniana. ¿Y qué más da la causa o la pre-causa o la post-causa?

Esta ciudad del centro-este de Ucrania, vinculada al gran río Dniéper (de ahí su nombre), estará para siempre unida a la memoria póstuma del FC Dnipró, el equipo al que se enfrentó el Sevilla FC en 2015 en la final de la Europa League y que, a la postre, acabó ganando el club sevillista otra vez (era la copa número cuatro). Por entonces, se hicieron chistes de elevada audacia por parte de los graciosos de guardia, como que quién era este equipo, que si sonaba a Dníspero y cosas de tal palo.

En la víspera de la final, su entrenador y sus jugadores sorprendieron diciéndonos a los legos que querían dedicar la victoria a los soldados que estaban luchando en el frente. ¿Frente, qué frente? Pusimos cara de extrañeza. Se referían a la no muy clara guerra del Donbás, en el este de Ucrania, que ya había estallado en 2014 entre el ejército de Kiev y las milicias prorrusas alimentadas sibilinamente por Rusia. El FC Dnipró se convirtió en el símbolo esperanzador de aquella Ucrania metida ya en guerra para salvar sus fronteras. Tras la anexión de Crimea por parte de Rusia, el mundo lo desconocía todo o casi todo de este nuevo zarpazo ruso sobre el Donbás, la región minera a la que también pertenecía otro equipo mucho más conocido por los aficionados: el Shakhtar Donetsk.

El FC Dnipró ya no existe. Por impagos e infortunios diversos, el club del río Dniéper fue descendiendo de categoría hasta que desapareció en 2019. Su memoria la rehabilitó el hoy llamado Sport Club Dnipró-1, nacido en 2017 y cuyo escudo, como dato pintoresco, fue tomado del emblema de la patrulla policial perteneciente al oblast de Dnipropetrovsk, la región así llamada donde se halla la ciudad de Dnipró. A partir de la margen este del Dniéper se extiende la vasta zona de guerra donde, desde 2014, no se han dejado de librar combates a cara de perro. Primero, como aperitivo, tuvieron lugar los combates entre milicias prorrusas y ucranianos y, desde febrero de 2022, entre el ejército ruso–con la la simbólica Z pintada sobre camiones y tanques– y los mismos ucranianos del hoy héroe Vladimir Volodímir Zelenski (como ya se dio cuenta por aquí en su día, algunos batallones de soldados fueron integrados por lo más granado de los grupos ultras vinculados a equipos ucranianos).

Disculpará el lejano y espectral ente –o sea, el lector– que le haya distraído de sus cábalas y apuestas para los cuartos de final de la Copa, a la espera además de una nueva jornada de Liga. Pero uno ha querido volver a rendir su homenaje al equipo aquel de Ucrania al que entrenó un tal Juande Ramos (2010-2014) y donde jugó un tal Konoplyanka. La cosa va hoy de póstumos recuerdos.