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Varios incendios declarados y un solitario bombero profesional

Paco Cepeda
Paco Cepeda
24/04/2023

Lo han vuelto a hacer. Han aprendido poco. José Miguel López Catalán, y ya también Ángel Haro, que le está cogiendo cierto gustillo a estar cerca en las decisiones que tienen que ver con el césped, creen que bajo su dirección y con los amiguetes de cámara pueden llevar perfectamente la estrategia deportiva del Real Betis. Van a cerrar pronto, seguramente, a Ramón Planes, pero llevan semanas con esa parcela manga por hombro.

Ya vimos qué pasó el año en el que se prescindió de Serra Ferrer sin sustituto y ahora empezamos a observar la tendencia desde que Antonio Cordón se marchase y su equipo de trabajo haya sido despedido, por cierto con una cartita típica de director de recursos humanos de Tercera división. No vamos a exagerar ahora sobre la labor de Cordón y compañía, lo mismo los hay mejores, pero también peores, y sobre todo no profesionales. Como se está viendo.

La dirección deportiva de un club no trabaja solo en el capítulo de altas y bajas, es la conexión entre el entrenador y su vestuario y el club, y es la responsable del día a día, de apagar incendios y de hacer grupo y evitar las camarillas y sus intereses. Nos consta en Muchodeporte que desde dentro, a Antonio Cordón y su equipo (Alberto Benito y José Ignacio Navarro) se les ha valorado solo a raíz del título de la Copa y las adquisiciones recientes. Antes, el presidente no sabía ni a qué se dedicaba y decía para que lo escuchara todo el mundo, que no vendía a nadie por un buen precio. Poco a poco se fueron ganando el respeto, pero no del todo, hasta que le pusieron de 'perro de presa' a Ramón Alarcón y el deficiente CEO bético se metiera en el tuétano de las negociaciones, por ejemplo la penúltima de Abner.

Ahora, en la próximas horas, se espera la confirmación del fichaje de Ramón Planes, lo quieren en el palco mañana ante la real Sociedad o lo más tardar en la expedición a Barcelona, veremos si ocurre, pero se lleva ya muchas semanas en las que han pasado cosas importantes con una tremenda distancia entre el vestuario, con Pellegrini al frente, y el club. Los resultados, por otro lado, han empeorado desde que esto pasa, desde la salida del equipo profesional de trabajo.

Lo penúltimo es lo de Canales. Pero hay mucho más. El jugador cántabro, muy especial, más de lo que parece por su aspecto angelical, ha apretado más allá de lo razonable con lo de su sanción. Ha puesto a trabajar a sus abogados y en el club, que están por la labor de defender lo que entienden que es justo, tampoco querían ir más allá de lo necesario y de lo conveniente. Pellegrini también quería certezas, no un tema judicializado. No le gustó nada la marcha de la semana pasada, de hecho dejó a Canales sin jugar de inicio en Pamplona, cuando es básico, y nadie osó en poder discutirle, o al menos plantearle otro punto de vista cuando tantas cosas estan juego.

Canales, líder de un grupo importante del vestuario, tuvo un incidente en un entrenamiento con Luiz Henrique, apadrinado por el grupito de los portugueses y brasileños. No se ha cerrado la herida del todo. Pellegrini está solo en eso, no cuenta ya con Cordón y otras personas que se encargaban de seguir tejiendo. Vendrán otros que tengan que hacerlo, pero de momento no los hay y se ha subestimado el trabajo de lo que lo hacían, muchas veces de una forma gris.

También se está notando y mucho que Pellegrini recela y no deja entrar en ese vestuario a casi nadie. Pellegrini es muy bueno, buenísimo, pero tiene que recibir también influencias del club, luego obrar como entienda, pero conociendo más directamente lo que el club propone, como en el caso de Canales. No se hace casi nada en ese punto. Porque en el club no se atreve nadie a decirle siquiera, por ejemplo, que no debe vestir en el banquillo una ropa deportiva de una marca diferente a la que patrocina al club. Si viste de calle, perfecto, pero si hay polo o ropa deportiva, no debe comprometer al club con Hummel. Es sólo un detalle, pero nadie contrarresta el peso del entrenador, que termina tomando más galones de lo que debe llevar, pese a ser un tipo tan válido. Todos tienen caprichos y servidumbres (Guardado, Claudio Bravo...) y si no lo pones freno, al final eres el Pellegrini CF. 

Tampoco se está trabajando como es debido sobre el caso Borja iglesias. Su espectacular bajada de rendimiento, demasiado preocupado con el impacto de redes y en crisis de juego. No tiene competencia, Willian José ha quedado laminado, entre otras cosas porque se ha sentido, con razón o sin ella, fuera de la camarilla que manda. Loren, ahora en Las Palmas, tenía mucho peso en el grupo de nacionales, con Aitor, Borja (Bellerín viene de camino)... y de algún modo se sintió realtivamente excluido. Pellegrini apostó por él, y no le ha respondido.

Tampoco se ha gestionado razonablemente desde un punto de vista de linterés deportivo la ya segura marcha de Joaquín. Gran torpeza retirar el foco de la competición, de lo mucho que se juega el Betis, para llevarse dos días de preparativos y de compromisos, algunos grupales, cuando lo relevante ahora es ganar y ganar. Joaquín se merece mucho más y mejor. Se pagó en Pamplona la distracción.

Hay también jugadores como Víctor Ruiz, apreciado entre muchos de sus compañeros, al que nadie se ha dirigido para decirle si cuenta o no para el año que viene. Acaba contrato en junio y mientras otros jugadores, más veteranos, como Claudio Bravo o Guardado, conocen perfectamente las intenciones del club, y a él no le dicen ni media palabra. Será convneiente o no la renovación (hay que encontrar otro central con su nómina y que cumpla). Nadie maneja tampoco eso.

En definitiva, le han vuelto a perder el respeto a los profesionales, han pensado que se trabaja igual con o sin Cordón y su equipo, y cuando se han puesto a negociar con el sustituto están más preocupados por el perfil mediático y su capacidad de servir como apagafuegos y paraguas, que por sus capacidades en lo importante. Así anda el Betis.