Lo peor era Isco

Antonio Félix
Antonio Félix
10/08/2022

Lo peor que le podía pasar al Sevilla era Isco. Y no esencialmente por el muchacho. Isco nos puede convencer perfectamente de su propósito y, dentro de unos meses, exhibir de vuelta toda la magia con la que fue dotado para este juego después de pasar los últimos años en las catacumbas del banquillo del Madrid y en la putrefacción dorada de las redes sociales. Pero ésa no es la cuestión. El problema de Isco es lo que significa: la evidencia de una planificación ruinosa, la incapacidad para corregir las abrumadoras carencias de la plantilla, la elección de un truco, de un golpe de efecto para salir del paso, la, en suma, constancia de una terrible pérdida de papeles en el club. El Sevilla, caracterizado de siempre por su increíble eficacia, parece haberse vuelto de repente tarumba.

La conveniencia marca la llegada de Isco. No la conveniencia del equipo, sino la del club y la del propio jugador. El Sevilla, actualmente, necesita de todo menos de Isco, fenotipo que, desde luego, ya tiene ampliamente cubierto con jugadores como el Papu, Suso, Lamela, Rakitic u Óliver. Por contra, y como notoriamente quedó en evidencia durante la temporada pasada, el equipo ansía de manera perentoria energía en el centro del campo, gol arriba y frescura de cabo a rabo, a lo que hay que añadir seguridad defensiva después de vender de aquella manera a los dos colosos que sostuvieron el templete hasta última hora, Koundé y Diego Carlos. A nada de eso contribuye Isco que, por el contrario, parece otra pieza más para abundar en el fútbol-geriátrico a dos por hora que, a juzgar por la pretemporada, parece que seguirá imperando en Nervión.

Por encima de las necesidades del equipo han mandado las del jugador y las del club, que pronto pasarán su factura. Es evidente que el Sevilla nunca fue una opción prioritaria para Isco, y viceversa. En caso contrario, el futbolista no habría deshojado la margarita durante dos meses, a costa de perderse una pretemporada que, ahora, tendrá que asumir. Es discutible, también, que el Sevilla hubiera ido a por Isco, aun con una oferta a la baja, si hubiera hecho bien los deberes, compensado la plantilla y relajado el ambiente. Isco es la medida a la desesperada para contentar a Julen, alias 'El exigente', y, sobre todo, para intentar congraciarse con una hinchada que, ya a estas alturas, ha mostrado su desagrado con lo que está viendo. Dada la tendencia a lo grotesco, a lo burdo, en las últimas decisiones del club, no era de extrañar que se tomara también la de abrir el Sánchez Pizjuán para presentar a su nueva figura. El Sevilla echa a magníficos campeones como Diego Carlos con actos cavernarios y recibe a futbolistas semiretirados como estrellas del rock. Patético.

Pero el artificio dura lo que dura. En dos tardes, la Liga comenzará a poner las cosas en su sitio. No sería la primera vez, desde luego, que a la hora de la verdad todo lo que era bruma desvela una inmensa luminosidad. Lo mismo el Sevilla de Lopetegui rompe en ciclón, con Rekik y Gudelj infranqueables, Rakitic rejuvenecido y los delanteros sin bolsillos para tanto gol. Y todo, por descontado, al son de Isco. Ojalá que así sea, porque parece exactamente lo contrario. En tal caso, la Dana que anuncian para los próximos días va a ser una broma frente a la tormenta que se avecina en Nervión.