El futuro de Quique Flores: el Sevilla espera progresos en el "plan de rescate"

Miguel Ángel Chazarri
Miguel Ángel Chazarri
22/04/2024

Una vez más, en un escenario habitual en las últimas temporadas, el Sevilla no tiene claro qué hacer con su banquillo. No gusta demasiado Quique Flores, pero 21 puntos son muchos puntos. 21 puntos, ojo al dato, en un equipo que se iba directo a Segunda con Diego Alonso en el timón de la nave. El Sevilla aún no ha tomado una decisión al respecto. Quique no lo tiene fácil para seguir, pero no está sentenciado, ni mucho menos. En el club valoran el trabajo del madrileño, si bien a los dirigentes les falta "algo" para colocar a Quique como el primer elegido. ¿Qué es ese "algo"?

En primer lugar, los dirigentes esperan que ahora el equipo dé un paso adelante, que se suelte un poco más. Que haya avances en el "plan de rescate" que con acierto ha liderado el técnico. No significa tirar de demagogia ni pretender que el Sevilla se convierta, de repente, en el Manchester City de Guardiola. Se trata de, por ejemplo, no darle la pelota a Las Palmas durante todo el encuentro. Con uno más, encima. Se trata de no ofrecer una imagen tan sumamente pobre como la que se viene mostrando. Es la sensación que se tiene en el Sevilla. Para que Quique sea el preferido, el equipo debe emitir mejores señales. La distancia con el Cádiz es holgada (9 puntos) y se supone que las piernas irán más sueltas a partir de ahora. Se supone...

El otro "algo", y quizás el más importante, responde a la conexión entre el entrenador y la dirección deportiva liderada por Víctor Orta, aunque no con un mando total por parte de éste, como ha quedado demostrado con ciertas decisiones de la presente temporada. Como es sabido, no ha gustado la gestión del mercado de invierno por parte del entrenador, que no ha dado bola a los tres fichados, Hannibal, Véliz y Agoumé. El próximo proyecto requiere de una sintonía casi máxima entre el banquillo y la planta noble. Lo que vendrá será talento semidesconocido. Y joven. O el entrenador da confianza a ese perfil o el proyecto tardará cuatro o cinco partidos en irse a pique. Valga de ejemplo lo que ocurrió en el Bernabéu: con Januzaj fuera de órbita, el entrenador le dio minutos. Puede que Hannibal no sea nada del otro mundo, pero siempre debe estar por delante del belga, completamente acabado para la causa nervionense. Aquella decisión enfadó mucho al club. Se trata de una simple muestra de lo que habrá que dejar claro cuando las partes se miren a la cara, si es que llega ese momento.

Y Quique, ¿qué piensa?

Por supuesto, en la elección habrá que escuchar al entrenador, que más allá de afirmar que el contrato lo tiene guardado en un cajón, apenas se ha pronunciado sobre su futuro. La opinión de Quique al respecto no se conoce. Visto lo visto, puede que le apetezca salir corriendo. A ningún entrenador experimentado le conviene meterse en un avispero con riesgo de segundazo. Quique ya conoce perfectamente el Sevilla y sabe mejor que nadie por dónde vienen los tiros.

Por el contrario, el Sevilla es el Sevilla. Por muy descompuesto que esté, no hay muchos banquillos mejores que el nervionense. Quique estaba en el paro cuando el Sevilla lo llamó. De acertar con los fichajes, y con la base de estar ya acoplado a la entidad, podría interesarle seguir. Tampoco se pedirá mucho. Los objetivos grandes quedan aparcados hasta nueva orden. Ese debate interior solo lo conoce y maneja el propio entrenador.

En tal tesitura se mueve la decisión en torno al banquillo. Realmente, no existen muchas ganas de seguir con Quique, pero si en los siete partidos que restan el equipo sigue sumando puntos, juega mejor y da alguna alegría, no será fácil prescindir de él. La novela por entregas sigue. Pronto se escribirán más capítulos. El próximo, esta noche ante el Mallorca.